21/10/14

«Como veñan coa nova norma teremos que ir para a casa»

 Una mujer ofrece sus productos en la feria de Caión. JOSé MANUEL CASAL

"No ha tenido calado, al menos no en el día de su estreno. Ayer entró en vigor la norma de la Xunta que obliga a los agricultores que comercialicen sus productos en las ferias o mercados a apuntarse en un registro y poner etiqueta a las verduras, pero su desembarco no se notó. 

El tema ha dado mucho que hablar en los corrillos que se forman en mercados con décadas de vida como el de Betanzos o el de Carballo a lo largo de todo el mes, pero por ahora no ha pasado de ahí. La mayor parte de los que acuden a estos mercados creen que no va a prosperar.

Ayer fue feria en Caión, en A Laracha. Los pocos puestos que había conocían perfectamente de qué iba el tema, pero únicamente por lo que habían oído hablar. Nada más. «Por aquí non veu nadie explicar nada, só sabemos o que comentan, pero nin do Concello nin de nada», explicaba ayer Josefa, una mujer que lleva más de dos décadas poniendo los productos excedentes de la huerta que planta su marido en el pequeño mercado que se forma cada lunes en ese pueblo costero de la provincia de A Coruña.

Lo que sacan en cada feria es un complemento. No pasa de ahí. Cuando hay movimiento tocan los 50 euros, pero brutos. Luego hay que empezar a restar. La cuenta de descuento es larga. Una coliflor cuesta 1,5, pero el paquete de plantas (con unas 200 coliflores) vale ya unos 18.

 «Pero moitas morren ou as come o bicho», dice Manuel. Luego está el gasoil, la mano de obra y lo que hay que pagar por poner el puesto en la feria... Hasta ahora había algunos mercados donde dichos puestos no pagaban nada, pero de un tiempo a esta parte han comenzado a hacerlo.

Es el marido de Josefa, el que lleva la huerta. Ella viene para encargarse del puesto, él para traer el coche. Llegan a las nueve de la mañana y ahí están hasta la una. El día anterior cortan la verdura, hacen los manojos... Durante el año cuidan la tierra, abonan... y con lo que sacan ayudan a otros familiares. Con lo que le han dado por una coliflor ella cruza la calle y compra el pan. También le vale para bajar al pueblo, ver a los habituales. No es más que otra forma de relacionarse.

De la norma dicen que no creen que prospere: «Como veñan a facer aplicar a norma teremos que ir para a casa», cuentan. Y es que ya no les compensará.

«Por unha pouca verdura que temos...», dicen. En el puesto de esta pareja hay brécol, unos manojos de grelos, patatas, repollo, coliflor...

No hay mucha cantidad, algo que a partir de ahora también controla la norma, que marca una cantidad tope de kilos de estos productos o docenas de huevos que pueden llevar a la feria cada año. «Hoxe debemos de quitar entre 20 ou 30 euros», dice. Son unos pocos euros que «os quitamos do lombo», concluyen.

Junto al suyo hay otro puesto más. Las verduras de autoproducción conviven ahí con fruta traída del mercado central. «Teño un pouco de todo, cultivado na casa e non. Pero estou legal para as dúas cousas», dice la que lleva el puesto."            (La Voz de Galicia, 21/10/2014)

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