2/4/13

Feijóo entierra la segunda fase de la Ciudad de la Cultura tras gastarse 400 millones

" La Cidade da Cultura, el sueño del expresidente Manuel Fraga, la barra libre que el exconselleiro Jesús Pérez Varela dispensó con el dinero de todos los gallegos al arquitecto Peter Eisenmann, la hilera de contenedores sin usos definidos, el pozo sin fondo que ha consumido 300 millones de euros desde su nacimiento allá por 1999 —cuando pocos se atrevían a poner en duda nada que surgiera de la mayoría absolutísima del PP— es historia.

 Si la Xunta cumple el mandato del Parlamento se quedará como está. Nadie podrá otro ladrillo en la cima del monte Gaiás. (...)

Durante el debate en el hemiciclo, el representante del PP Agustín Baamonde desdeñó la propuesta de los nacionalistas con el argumento de que era calcada a otras presentadas en años anteriores y, sin explicitar su voto, dio a entender con sus críticas que los populares aplicarían el rodillo de su mayoría absoluta para desbaratarla.

AGE se apuntó a la iniciativa del Bloque y el PSdeG, pese a coincidir en la filosofía, decidió abstenerse con el argumento explicado por su portavoz, Francisco Caamaño, de que cuesta menos un aplazamiento sine die que pararla definitivamente, un trámite que, según los socialistas, obligará a indemnizar a las constructoras con 18 millones de euros. (...)

Las posturas en la Cámara estaban claras. Todos a favor, algunos con matices, y el PP en contra. Como tantas otras veces. Hasta que minutos antes de la votación, el presidente, Alberto Núñez Feijóo, impuso a su grupo un cambio de criterio para votar junto a los nacionalistas el punto de la moción que reclamaba la paralización definitiva del proyecto y dejar sin hacer las dos construcciones que faltan para cerrar la forma de vieira que el arquitecto estadounidense y padre del proyecto pensó para Santiago.

Con la decisión, Feijóo se rectifica a sí mismo, puesto que él mismo, como vicepresidente del último Gobierno de Fraga, dejó atado en un Consello de la Xunta durante julio de 2005, cuando el PP ya había perdido las elecciones, la contratación de los dos inmuebles.

La adjudicación ya entonces estuvo rodeada de polémica, puesto que fue firmada por un Ejecutivo en funciones que además incluyó una cláusula de penalización millonaria para evitarle la tentación al Gobierno entrante de frenar el proyecto.

Así que el bipartito que presidió Emilio Pérez Touriño se limitó a heredar el muerto y ya desde el poder intentó encontrarle cierta utilidad a los contenedores culturales a base de cambios de usos y de nombres que tampoco despejaron la nebulosa que envolvió desde siempre a este proyecto.

Pasaron tres años y medio entre comisiones de expertos y rutinarios cambios de usos, y el recinto volvió a manos de Feijóo, que ya como presidente empezó a marcar distancias con la obra de Eisemann, Pérez Varela y cia. El ambiente también había cambiado: la salida de Fraga hacia el Senado permitió aflorar todas las críticas que no habían recibido los padres de la idea.

 Feijóo optó por ganar tiempo y aplazó cualquier decisión hasta 2014. Ayer, los 41 votos del PP pidieron dejar en barbecho para siempre los dos solares que faltan en esa colosal finca de 148.000 metros cuadrados."      (El País, Galicia, 27/03/2013)



"El Grupo Popular en el Parlamento de Galicia ha votado a favor de una moción del Bloque Nacionalista Gallego (BNG) que insta al Gobierno de la Xunta a paralizar de forma definitiva los dos edificios que quedan por construir en la mastodóntica Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela, el proyecto iniciado en tiempos de Manuel Fraga que ya ha costado a las arcas autonómicas más de 400 millones de euros.

En enero de 2011, los Príncipes de Asturias, la exministra de Cultura Ángeles González-Sinde y el presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, inauguraron los primeros cuatro edificios de los seis que componían hasta ayer este complejo cultural, situado en la colina del monte de Gaiás, a las afueras de Santiago de Compostela. 

Las construcciones que están funcionando son el Archivo de Galicia, la Biblioteca de Galicia, el Museo de Galicia y el edificio de Servicios Generales del complejo. 

Pero el proyecto también contemplaba otras dos construcciones que debían acoger el Teatro de la Música y el Centro de Arte Internacional. El Ejecutivo de Feijóo decidió la paralización de esta fase del proyecto en 2010, poco después de asumir la Presidencia de Galicia, ante la difícil situación que ya entonces atravesaban las finanzas de la comunidad autónoma.

 Y ayer el propio Feijóo cerró ese periodo de reflexión apoyando en el Parlamento la moción del BNG, junto al Grupo Popular y Alternativa Gallega de Izquierda (AEG). El texto aprobado “insta a la Xunta de Galicia a iniciar de inmediato los trámites necesarios para proceder a la paralización definitiva de los dos edificios pendientes de construir en la Ciudad de la Cultura”.  (...)

En 2013, la Xunta ha presupuestado 10,4 millones de euros destinados al mantenimiento, los gastos financieros y las actividades de la Ciudad de la Cultura, el 16% del gasto total dedicado a cultura por el Ejecutivo autonómico durante este ejercicio. 

El complejo se concibió para convertir a Santiago de Compostela en un referente internacional de la creación y las artes, pero pronto dejó de ser un símbolo cultural para convertirse en un agujero presupuestario que ha transformado las instalaciones en un mausoleo de la España del despilfarro, a la altura de la Ciudad de las Artes y la Ciencias de Valencia o del Estadio Olímpico de Sevilla. 

La Xunta ya ha gastado 400 millones de euros en este proyecto, cuatro veces más que lo que se anunció en 2001 (108,2 millones) cuando comenzó a dar sus primeros pasos bajo el mandato de Manuel Fraga. 

La idea inicial limitaba la superficie de las instalaciones a 60.000 metros cuadrados y fijaba 2004 como fecha de finalización de las obras, pero los primeros edificios no pudieron abrir sus puertas hasta 2011 y las dimensiones finales del proyecto se dispararon hasta los 148.000 metros cuadrados, una extensión similar a la del Museo del Louvre. La parcela utilizada ocupa en total más de 600.000 metros cuadrados.

 El enorme coste de la construcción tampoco ha encontrado correspondencia en los objetos y en las funcionalidades que las edificaciones albergan. De hecho, incluso años después de iniciarse las obras, la Xunta aún no había decidido qué cometido quería que cumpliera cada uno de los emplazamientos

Desde su origen, la Ciudad de la Cultura ha sufrido hasta cuatro reorganizaciones. Finalmente, se ha decidido albergar en los cuatros edificios ya construidos el archivo y la biblioteca autonómicos, el Museo de Galicia y los servicios de administración. En esta última construcción, se ha aprovechado el espacio disponible para alojar todos los servicios de tecnología de la Xunta. 

Pero el complejo aún ofrece mucho espacio libre que el presupuesto autonómico no está en condiciones de vestir con contenidos atractivos y de calidad."    (El Confidencial, 27/03/2013)

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