27/3/09

Mariscadoras de Lira gestionan un vivero de miñoca

"Ante el auge de la pesca deportiva y el declive del marisqueo, la recolección de miñoca emerge como una opción más que aceptable entre los pósitos. La cofradía de Lira, en su apuesta por la innovación y la sostenibilidad -aquí se fraguó la primera reserva marina de Galicia-, ha creado un singular vivero para albergar gusanos de mar.

Es la cooperativa de mariscadoras (una fórmula asociativa aún escasa en el sector) la que gestiona las instalaciones, que han salido a flote sin más ayuda que la de la experiencia. Después de tres años doblando la espalda para recolectar poliquetos, Josefa Fernández, una de las siete mujeres que integra la sociedad, desvela el secreto del bicho: "Es muy delicado", dice. "Hay que saber limpiarlo, cogerlo y transportarlo", agrega. Pero los mimos continúan cuando se deposita en el vivero, donde no puede faltar un circuito cerrado de agua salada y, sobre todo, luz. "Tiene que estar encendida toda la noche, si no, escapa". Con la oscuridad, los gusanos salen de debajo de la arena y se dejan arrastrar por la marea que, en el caso del vivero, les llevaría de vuelta al mar.

Josefa enumera de carrera los motivos que les llevaron a decidirse por un nuevo recurso. "No llevábamos ingresos para casa: había desaparecido la coquina de la playa de Carnota y el Prestige nos hizo perder a nuestros clientes. Dejamos de coger cría de mejillón y cuando recuperamos la actividad ya tenían otros proveedores".

Aunque hay muchas cofradías que todavía no se muestran interesadas por este recurso y se mantienen fieles a los moluscos bivalvos, otras han decidido experimentar. El gusano de mar "da dinero", afirman en Lira, y bien lo saben los furtivos. "Antes había muchos en nuestra zona pero ahora con la reserva, como hay vigilancia, hay menos, aunque todavía siguen llevando poliquetos". Josefa reconoce que "nunca imaginamos el dinero que iba a dar porque nunca antes se había trabajado". Lo cierto, es que su precio oscila entre los 10 y los 15 céntimos la unidad, con un tope autorizado de 800 ejemplares diarios. El periodo de veda, que se inició en noviembre, se cierra el 15 de marzo.

Al margen de tener la venta garantizada, ya que trabajan por encargo, con los poliquetos las mariscadoras no tienen que andar cargada, como con el mejillón o el berberecho". A cambio, el esfuerzo se duplica en el momento de la captura porque "durante la hora de la marea tienes que levantar piedras y mover la arena" con ayuda de un hierro. A pesar de que sólo lo trabajan durante la bajamar, a veces tienen que lidiar con medio metro de agua. No obstante, existe otra modalidad que es el buceo en apnea, si bien en ambos casos la extracción es manual. En 2008 se facturaron más de 1.000 kilos en Galicia.

La comercialización suele ser directa, ya que al tratarse de una especie no apta para el consumo puede no pasar por lonja, con lo que las ganancias llegan directamente a manos de las mariscadoras sin pasar por la cofradía. Así, al menos, sucede en Lira. "Ellas, al tener una empresa, pueden vender directamente al pescador deportivo", apuntan desde el pósito pero, normalmente, la operación se efectúa "con efectos navales o algún intermediario". De ahí también que hayan decidido almacenar el bicho vivo hasta alcanzar las cantidades demandadas por los compradores. "Vivimos muy aisladas de las grandes ciudades y a los clientes no les interesa desplazarse hasta aquí por cantidades pequeñas", explican." (El País, ed. Galicia, Galicia, 11/03/2009, p. 6)

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