8/7/10

Parientes y cargos del PP copan otra oposición de Baltar. Una diputada en el Congreso entra en la Diputación

"Los destacados militantes del PP e hijos de éstos que se presentaron a las últimas oposiciones de la Diputación de Ourense ya tienen plaza fija en la institución que preside José Luis Baltar. Los exámenes realizados por la diputada en Cortes Ana Belén Vázquez Blanco; por la hija del alcalde de Celanova, Marta Mouriño, y por, Esteban Fernández Álvarez, hijo del ex concejal ourensano y ex presidente de los hosteleros gallegos, Ovidio Fernández Ojea, no han encontrado rival que les hiciera sombra.

Todos los opositores vinculados al PP obtuvieron la mejor puntuación en las distintas pruebas que se realizaron en la Diputación y a las que el letrado de la institución y ex alcalde de Nogueira de Ramuín -fichado en su día del PSdeG por Baltar- José Eugenio Galindo, prohibió, en su función de secretario de las oposiciones, la entrada a un periodista de este diario al comienzo del examen. Ello, aun cuando la ley deja claro que las pruebas son de acceso público y Baltar reitera que "puede asistir quien quiera".

Ana Belén Vázquez Blanco no tendrá que repetir la oposición de inspectora nacional de policía que ganó en su día pero que no llegó a ocupar, ya que dio prioridad al escaño en el Congreso que tenía en la legislatura pasada. En las últimas elecciones la ex alcaldesa de Bande -traspasó el bastón de mando a su marido- aspiraba a renovar escaño en el Congreso. La suerte le llegó sólo de rebote. Baltar la situó en un difícil tercer puesto en la lista ourensana y no consiguió el acta hasta que el número dos de la lista, Jesús Vázquez, fue designado conselleiro por Feijóo. Vázquez Blanco prefirió preparar las oposiciones a la Diputación de Ourense que repetir las de policía.

La suerte le pintaba de cara esta vez. Desde los primeros exámenes obtuvo las mejores calificaciones, seguida de cerca por el hijo del ex concejal Fernández Ojea. Llegaron los dos solos a la última prueba y consiguieron ambos las dos plazas, de técnico superior en desarrollo local y recursos europeos.

La hija de Antonio Mouriño, alcalde de Celanova, tampoco encontró opositor que amenazara su plaza de técnico superior en administración financiera y tributaria. Marta Mouriño tenía un oponente duro -un desconocido que no milita en el PP-, pero en la última prueba ella se impuso con una nota de 6 frente al 4 de su adversario. El tribunal que los examinó, como el que puntúa el resto de las pruebas, estaba integrado por personal de la institución vinculado al PP. A estos tres se suma el aprobado del ingeniero técnico vinculado a Rogelio Martínez y que está imputado, como éste, en el juicio por presunto fraude en el cobro de subvenciones europeas." (El País, ed. Galicia, Galicia, 07/07/2010, p. 4)

7/7/10

O Irixo despide al arquitecto para contratar al pariente de un cargo del PP

"Los parientes de cargos del PP afines a Baltar siguen encontrando empleo en las instituciones ourensanas controladas por este partido a costa, en algunos casos, del despido de otros trabajadores. El caso más reciente se ha dado en O Irixo, en la comarca de O Carballiño, donde el alcalde, Manuel Penedo, ha contratado como arquitecto técnico a la sobrina del ex alcalde popular de O Carballiño y prima del portavoz del PP en ese mismo ayuntamiento, además de gerente de Xestur, el baltarista Argimiro Marnotes.

La contratación de la pariente de los Marnotes se ha producido a costa del despido del arquitecto municipal que llevaba más de cinco años en ese puesto, según denuncian los socialistas ourensanos. Además, no siguió el proceso habitual. El PSOE ha constatado que el regidor popular no solicitó al Colegio Oficial de Arquitectos la lista de profesionales interesados en aspirar al empleo.

La nueva arquitecto técnico de O Irixo, de origen argentino, obtuvo la convalidación del título para poder ejercer en España, pero su contrato con el Ayuntamiento gobernado por el PP será por obra, de forma que podrá colaborar al mismo tiempo para más organismos públicos o particulares. Los socialistas reprueban, una vez más, el "método caciquil y fraudulento" y hacen hincapié en que el PP "trafica más que nunca con los empleos en un momento delicado de crisis".

Esta no es la primera contratación de un familiar de cargos del PP a costa del despido de otro empleado público sin afiliación. Hace unos días, el BNG denunció que la también baltarista alcaldesa de Porqueira (la primer política declarada oficialmente tránsfuga en España), Susana Vázquez Dorado, había despedido a un trabajador fijo del ayuntamiento para enchufar en esa plaza a la hija de un militante del PP que se "jacta públicamente de financiar las campañas electorales del partido". (El País, ed. Galicia, Galicia, 18/06/2010, p. 3)

240 romeros van de Ferrol al santuario de Santo Andrés de Teixido para reivindicar la ruta milenaria



"240 romeros caminaron ayer durante 10 horas, desde la plaza de Armas de Ferrol o desde O Couto hasta el santuario de Santo André de Teixido, en Cedeira, para reivindicar una peregrinación que se remonta a la Edad de Hierro. La caminata, a través de 50 kilómetros sólo aptos para gente en forma, se repite desde 1998, todos los segundos sábados de junio.

Santiago de Compostela no es el único destino de los peregrinos que caminan a Galicia. Recortada contra el mar, sobre un monte de rocas y enterrada entre muros de piedra, se aguanta la ermita de Santo André de Teixido. Lugar sagrado para los celtas, se dice que las primeras peregrinaciones a este santuario cedeirés se remontan a la prehistoria, en la Edad de Hierro. Este camino milenario está plagado de mámoas, menhires y castros con un extenso protocolo de ritos y leyendas que todos los romeros se apuran a cumplir. Sin embargo, apenas está señalizado, no hay albergues, apenas peregrinos ni guías de la Xunta con consejos útiles para el viaje.

En pleno fervor peregrino del Xabobeo, un grupo de caminantes ferrolanos ha querido reivindicar con sus pasos el otro camino espiritual de Galicia. 240 personas participaron ayer en la marcha a pie a Teixido que organizó el Club de Montaña de Ferrol. Casi diez horas de caminata para cubrir los 50 kilómetros (cuesta arriba) que separan Ferrol de la ermita de Santo André. A la ruta se habían apuntado casi 300 romeros pero, tras cinco días de diluvio, muchos se echaron atrás.

Es la última edición de una caminata durísima, sólo apta piernas ágiles y adultas, que se repite cada año el segundo sábado de junio desde 1998 y que ayer discurrió por senderos un tanto enfangados. Los más madrugadores partieron desde la plaza de Armas a las 8.30 horas y en O Couto (Narón), se unieron los más rezagados. Por el camino, la organización habilitó media docena de pequeñas paradas para repostar con la colaboración de algunas empresas de la zona a base de bocatas de tortilla "a buen precio" y la fruta que les regaló Gadis.

La mayoría de los caminantes eran gallegos, pero se les unieron dos grupos de madrileños y vallisoletanos, que ya son veteranos en una ruta que, según el club ferrolano, realizan unas 4.000 personas cada año. Celebérrimo es el refrán que dice que a "Santo André vai de morto o que non foi de vivo". "Nosotros", bromea Xan Ramírez, presidente del club deportivo, "decimos que se llega medio morto, medio vivo". (...)

Santó André es el más septentrional de todos los santuarios gallegos y su romería -8 de septiembre- es Fiesta de Interés Turístico Nacional. Un domingo cualquiera, en Teixido, hay media docena de autobuses aparcados y centenares de turistas. La popularidad de la ermita cedeiresa la rentabilizan los 48 vecinos de la aldea, 29 hombres y 19 mujeres (en 2008), que habitan en medio centenar de casas que miran al mar.

La capilla se levantó en el siglo XII en la parroquia de Régoa, en plena Serra da Capelada y al borde de los acantilados más altos de la Europa continental. De la capilla original, sólo queda una puerta al norte. El santuario se reconstruyó en el siglo XVI y la torre, dos centurias después.

La tradición católica cuenta que, siendo apóstoles, Andrés y Santiago viajaron a Galicia para evangelizar las tierras de Iberia en sendas barcas de piedra. El primero naufragó frente a los acantilados de Herveira, alcanzó la orilla y levantó su capilla en ese lugar casi olvidado. Celoso de la popularidad de Santiago, se quejó amargamente de su suerte y logró la promesa divina de que todas las almas, vivas o muertas, desfilarían por el santuario en forma humana o tomando prestada la anatomía de cualquier animal.

El historiador naronés Andrés Pena sostiene que las peregrinaciones a Teixido eran parte del camino mágico de los celtas, o Camino del Sol. Cuenta que los griegos también lo frecuentaban siguiendo la ruta marcada por Hércules, en el décimo de los doce trabajos que le encargo el Olimpo. Ataviados con sudarios blancos y apoyados en varas de tejo, los caminantes dejaban piedras como señal de su paso en una veintena de amilladoiros en los que ya se acumulan miles y miles de piedrecitas.

La antigua ruta cruza el Monte dos Nenos, con restos de una necrópolis neolítica repleta de mámoas. La tradición peregrina a Santo André sobrevivió a invasiones bárbaras y siglos oscuros, dicen que protegida por la Orden de Malta, una hermandad de cruzados medievales que colocó su emblema en las puertas da Capela da Fame e da Sede, en Vilarrube.

El testamento de una mujer de Viveiro, en 1391, ya aludía a la romería de Teixido y fray Martín Sarmiento también se refería a la capilla en sus escritos durante sus viajes a Galicia a mediados del siglo XVIII, apunta Pena.La bajada a la ermita es ahora un pequeño mercadillo de vendedoras resabiadas que combinan leyenda y mercadotecnia para colocarle a los turistas la herba namoradeira (o clavel de mar) que crece en los acantilados de la zona. También se estilan los san andresiños, figuras protectoras a base de miga de pan sin fermentar que reproducen la leyenda del santo y la barca.

Al caminante que alcanza Santo André -a unos 200 metros sobre el nivel el mar-, todavía le queda un largo ritual que pasa por beber en la fonte dos tres canos, probar su fortuna arrojando pan al agua y atar un lazo en el árbol de los enamorados mientras busca unas briznas de herba de namorar para embrujar con sigilo a su pareja.Los primeros romeros alcanzaron su meta en torno a las cuatro de la tarde, y los últimos, varias horas después. Todos, sin excepción, regresaron a Ferrol exhaustos y en autobús." (El País, ed. Galicia, Galicia, 13/06/2010, p. 16)

El ritmo del hombre orquesta




"Ahora me pillas en Sanxenxo y por la tarde tengo que tocar en Santiago, este mes hago doblete casi todos los días". La agenda de Cé, Orquestra Pantasma, el hombre orquesta más popular de Galicia, no tiene nada que envidiar a la de la Panorama. Con una salvedad: si hacemos el ejercicio de tapar el nombre del artista y ver sólo los lugares donde actúa, posiblemente no acertaríamos a clasificarlo. Desde festivales punkis a sardiñadas de San Xoán, pasando por fiestas hippies en Ibiza, fiestas históricas o actuaciones didácticas en colegios. "Es que tengo una banda versátil", bromea César Freiría (Valadares-Vigo, 1975), el músico al que hace dos años se le ocurrió este invento.
Freiría vivía hasta entonces de su trabajo como carpintero, que combinaba con tocar en formaciones de lo más variopinto: desde el histórico grupo de canción tabernaria A Roda hasta la banda punki Oxtiax Ke Te Pariu. Y esta trayectoria se nota en su repertorio, en el que entran versiones en gallego de La Polla Records o clásicos populares acelerados como O Gato, y A Carolina.
"Mi repertorio condensa todo lo que soy musicalmente, desde el folk hasta el punk español. Comencé esta etapa bromeando con Eskorbuto y alucino con la dimensión que ha tomado el invento", explica este peculiar músico, que además aplica sus conocimientos de carpintería para perfeccionar su vistoso artefacto. La Orquestra Pantasma, puede hacer sonar cuatro o cinco instrumentos simultáneamente: guitarra o acordeón en mano, armónica en la boca, pandereta en las piernas, y bombo, caja y platillos en la espalda, accionados a través de un complejo mecanismo de cables que suben desde unos tornillos clavados en los talones de las botas.
"Hay que romperse la cabeza un poco, soldar, atornillar, usar la radial, probar los cables... pero soy manitas e intento perfeccionar el sistema; ensayo mucho y también me equivoco", se sincera este músico, que indaga en otros hombres orquesta para analizar sus mecanismos. El último que ha analizado con detenimiento ha sido uno de los más célebres de la historia del cine, el personaje de Bert en Mary Poppins, encarnado por Dick Van Eyck. "Le copié un sistema para golpear el plato y la pandereta", confiesa este vigués, que también sacó tiempo de donde pudo para acabar la carrera de Magisterio musical.
La combinación de artefactos a lo Mary Poppins, fiesta y faceta didáctica, hace que uno de los públicos más agradecidos con su espectáculo sean los niños. "Una madre me contó que, desde que me vio actuar en el colegio, su hijo le estaba diciendo todo el tiempo que de mayor quería ser hombre orquesta, y no paraba de coger las tapas de las tarteras para atarlas con cuerdas y hacer experimentos", explica desternillándose. Freiría entiende la curiosidad que despierta en los chavales, "porque es un artefacto llamativo y con un punto clown". Tiene un repertorio específico para niños, de igual forma que tiene uno punki, uno de canción popular o uno sobre textos de poetas gallegos.
"Huyo del repertorio de orquesta. Vivo de esto, pero ganar dinero no es mi obsesión. Soy un músico popular, disfruto tocando y escapo de los escenarios, mi lugar natural es en medio de la gente". A pesar de todo, hasta lo llaman para bodas. "No me gusta hacer bodas, pero un chaval me llamó, yo tenía la agenda ocupada y cambió la fecha de la boda para que pudiese ir a tocar", recuerda este vigués que se está convirtiendo en paradigma del músico anticrisis. "Algunos se pican un poco porque no pare de tocar. Tengo un espectáculo en el que se ahorran cuatro o cinco músicos, pero cobro 400 euros, es asequible", explica el líder de Orquestra Pantasma, que en dos meses tiene más de medio centenar de actuaciones.
Al hombre orquesta le va bien el negocio, pero a veces lo invade la nostalgia: "Muchas veces echo en falta un grupo, porque aquí estás con todos pero no estás con ninguno". En el fondo, más allá de la fiesta y la diversión, ser hombre orquesta es un trabajo en soledad." (El País, ed. Galicia, Galicia, 20/06/2010, p. 8)

Las campanas pierden su voz. Durante años José Porto interpretó el lenguaje del tañido para su parroquia


José Porto, sacristán y campanero, delante de la iglesia parroquial de Arnoso

"Lo narran las crónicas de Almanzor: cada vez que los regimientos árabes se proponían conquistar una nueva villa gallega arramblaban con las campanas como signo del orden social. Suya era la voz de alarma y suyo fue durante siglos un lenguaje propio y complejo, plagado de riquísimos significados que mezclaban lo divino con lo mundano. Lo profano con lo religioso.

A medida que las nuevas tecnologías fueron avanzando parte de ese significado desapareció y de ellas sólo se conservan ahora restos que languidecen en la memoria de los mayores, última generación en comunicarse a través del badajo.

Sacristán durante años en la parroquia de Arnoso (Ponteareas), José Porto (Arnoso, 1940) se lleva la mano a la frente mientras bucea en sus recuerdos. En 1955, con 14 años, entró al servicio de la iglesia de San Lorenzo como responsable de las campanas. Cobraba 30 pesetas por trabajo y su responsabilidad consistía fundamentalmente en estar dispuesto a pelarse las manos tirando de una cuerda atada a los badajos. "Tocaba jornada y media por cada difunto, aunque muchas familias pedían más para remarcar su riqueza".

Cada caso requería de un código distinto, creado a partir de carreras de un tañido agudo seguido de 25 graves. Por los hombres se tocaban cinco carreras. Por las mujeres cuatro. En el caso de los anxeliños, recién nacidos, o niños muy pequeños, se aplicaba este último código pero repicando en celebración de quien se marcha de este mundo sin haber pecado. Los barrios tenían además su propia seña, asignada en función de si estaban situados en la zona alta o baja del río. Un dato que ya ha devorado el olvido.

Pero no todo era rezo. En una Galicia cuyo rural carecía de iluminación pública, agua corriente y otro medio de comunicación que el boca a boca, el tañido de las campanas desempeñaba también una importante función social. Cuando había un incendio se tocaba a fogo, que consistía en batir las dos campanas de manera reiterada y frenética. Hasta que, como recuerda José, "con el jaleo se te ponían los nervios de punta".

Era la única manera de que los vecinos se movilizasen y empezasen a a acarrear calderos de agua. Otro tanto ocurría con las procesiones de fiesta, en las que el ritmo del tañido marcaba el inicio de una jornada de vino y banquete que difuminaba lo religioso. Sin embargo la utilidad mayor de las campanas residía en su capacidad para marcar el tiempo. Y es que en una época en la que muy pocas muñecas lucían reloj el toque a Angelus o a misa de tarde era la única manera que tenían los parroquianos de saber a qué hora podían abandonar el campo.

Entre recuerdo y recuerdo, José se para en seco para lamentar que todo ese lenguaje se esté perdiendo. En Arnoso se siguen tañendo las campanas, pero nadie recuerda ya la diferencia entre tocar para un funeral, la misa que sigue al entierro, o para un cabo de año, el primer aniversario de un pasamiento. Lo mismo sucede con la cuarta campanada que antiguamente cerraba el aviso a misa, caída en el mismo olvido que ya se ha tragado el intrincado código con el que se marcaban las fases de un entierro, desde la llegada del féretro a la parroquia hasta su entrada en el templo. Un patrimonio que en la Galicia de los cincuenta servía para cobrar lo que cualquier otro jornalero y concedía a quien lo poseyera un nombre y lugar dentro de la comunidad.

Imágenes y tañidos aparte, el recuerdo más vívido que conserva José es el de los vecinos que se pasaban por su casa para pedirle que "tocase bien". Una manera delicada de invitarlo a que alargase su horario hasta primeras horas de la noche para remarcar así la buena posición económica del difunto. Eran otros tiempos y otros los signos de distinción social.

En los mismos años en los que el rural gallego sobrevivía gracias a la leche llegada desde EE UU y se sostenía de espaldas a la cartilla de razonamiento con la técnica del estraperlo, ser sacristán era una manera fácil de sacar un pequeño sobresueldo que, en función del mes, podía llegar a las 90 pesetas. Pero sobre todo era el mayor signo de distinción al que podía aspirar un joven: disfrutar de una relación cercana con el párroco y guardar las llaves del templo.

Porque junto a los tañidos, José recuerda también una buena cantidad de anécdotas que le ocurrieron ejerciendo de campanero. Como una tarde lluviosa en la que él y sus amigos utilizaron las llaves de la iglesia para guarecerse en el templo y, una vez allí, invitaron a unas chicas de Vigo a pasar. O la cantidad de rumores que sobrevolaban la sacristía referentes al sacerdote. Recuerdos vagos todos, que pese a los versos que dedicaron al tañer de las campanas maestros como E. A. Poe, amenazan hoy con perderse en el olvido." (El País, ed. Galicia, Galicia , 06/07/2010, p. 8)

6/7/10

El gallego 'glocal'



"Su hip-hop rural versa sobre su aldea de 1.500 habitantes, pero amasa fans en todo el mundo. Con su receta local, Emilio José va camino de volverse gallego universal. (...)

Oímos a diario que Internet nos ha acercado más los unos a los otros, "pero si sales una noche por mi pueblo, en los bares no escucharás nada que esté de moda. Sólo hay metal y folk. Y por la calle, como mucho, te encontrarás con una orquesta en fiestas", asegura el gallego. Emilio José habla de música de aldea y sus vecinos le miran como un marciano.

Pero lo que para los habitantes de Quins, su villa, es un artefacto esquizofrénico, para el escenario de las tendencias ha sido un nuevo rayo de sol. La onda expansiva ha cruzado el Atlántico: la mexicana Julieta Venegas, por ejemplo, reivindicaba hace poco al músico gallego en estas páginas.

"¿Glocal� Sí, lo leí en un suplemento de El Faro de Vigo. No sé hacia dónde nos conducen estas reinvenciones. Pero hay una cosa positiva. Que se pueda cantar en gallego y eso lo escuche un inglés, ahora es posible. Además, los niños estudian correctamente el idioma en la escuela. Otros lo aprendimos con faltas de ortografía". El municipio de Melón, al que pertenece Quins, apenas tiene 1.500 habitantes.

Y uno de ellos �e 26 años y una camiseta que anuncia los Juegos Olímpicos para Ourense en 2056�habla de las cosas que pasan por allí con unos altavoces hasta hace poco solo disponibles para los que estaban convencidos que el pop era una patente inglesa, y el hip-hop, la rabia de las metrópolis. "En mis canciones hablo de Quins porque referirme a Ourense ya me parece algo incluso grande. Galicia lo veo como un país ingobernable.

Y España, un Estado esquizofrénico. Tenemos que darnos cuenta de que estas superestructuras son imposibles de ordenar. Atraen a los grandes capitales, pero ahora estamos sufriendo sus consecuencias".

Las canciones de su Chorando apréndese son deliciosos collages hechos con trozos de diálogos de películas, cachitos de músicas, referencias culturales, bases de hip-hop y discursos minoritarios que no tienen espacio ni en los telediarios locales. "Que algo tan local como lo mío pueda aparecer en una publicación de tendencias confirma que la división entre lo mainstream y lo underground desaparece. Y como gran fan que soy del Marqués de Sade, no creo en el gusto, así que voy por ahí siguiendo lo que me dice el corazón. Y el corazón ahora me tira hacia la música negra". Así que en breve podremos presenciar la primera transformación de indie de aldea en negro del Bronx. ¡Si la década de los noventa levantara la cabeza!" (El País, EP3, 11/06/2010, p. 5)

La anulación del 'puerto seco' de Vigo tiene su origen en la honda protesta de los ocho vecinos de A Recta con los métodos usados por los promotores

"Los ocho afiliados de la Asociación de Veciños da Recta no respiran arrepentimiento por esa sentencia del Tribunal Supremo que ellos suscitaron con su demanda y que ha puesto en jaque la continuidad del mayor polígono industrial de Galicia, la Plataforma Logística Industrial Salvaterra-As Neves (Plisan) o puerto seco de Vigo.

Nunca han estado en contra de su implantación y la sentencia tampoco les reconoce los derechos que vienen reclamando, pero con ella han recibido la satisfacción íntima de ver en la picota a los promotores (Xunta, Autoridad Portuaria de Vigo y Zona Franca), a quienes acusan de someterles a un acoso sistemático para lograr su desalojo de viviendas y propiedades.

"Nunca, en todos estos años, han tenido un momento para hablar con nosotros, para buscar una salida negociada", dice Alfonso Porto, presidente de la asociación. Los ánimos se crisparon con el proceso expropiatorio, en 2004. "Lo único que mostraban eran prisas, el polígono tenía que estar listo en tres años, decían, y que teníamos que aceptar sus condiciones".

Pero enseguida, cuando desde la Xunta se remitió a los propietarios las hojas de aprecio para proceder a las expropiaciones, afloró el desastre. El censo motivó las primeras protestas y manifestaciones de los afectados, gracias a las cuales se paralizó el proceso: en la revisión subsiguiente, aparecieron 2.600 propiedades que no figuraban en la primera relación.

En A Recta, el tramo de carretera de esa condición que cruza el polígono entre Salvaterra y As Neves, había cuatro viviendas, dos de ellas junto a sendas granjas y otra junto a la casa-almacén de Jesús Valenzuela, que es la única que aún sobrevive. "Ofrecían cantidades irrisorias, que no daban ni para construir la cimentación en otra parte, y durante semanas no paraban de llamar por teléfono, a casa y a los trabajos, para preguntar si ya habías retirado los muebles porque venían a derribar", recuerda Porto. "Nos amenazaban como si fuéramos okupas de nuestras propias casas. Las formas han sido insoportables, de pura dictadura".

En el verano de 2007 se ejecutaron los derribos manu militari, con imponentes despliegues policiales a la vista de todo el vecindario y sin siquiera pagar la ridiculez que decían. Menos el almacén mayorista de ultramarinos y la casa de Jesús Valenzuela, que siguen en pie. "Hace 30 años pagué por este terreno cinco veces más de lo que quieren pagarme ahora por él", afirma el comerciante

Valenzuela acordó una indemnización por trasladar su almacén al área prevista para las pymes, al norte del propio polígono. "No me habían dado ni cuartos ni terrenos y un buen día [en 2006] aparecieron 50 policías y guardiaciviles para echarme de aquí. '¡Solo faltan los carros de combate!', les dije. ¡Querían cerrar el almacén y que todo se pudriera dentro, cientos de millones de pesetas!".

No lo consiguieron. El mismo juez que autorizó el desalojo anuló su propio auto "cuando comprobó la ocultación de datos y las mentiras que había fabricado el abogado de la Xunta". Un día acudieron con un notario para hacerle entrega del terreno comprometido y allí mismo, en el erial del polígono, clavaron unas estacas: "'Este es tu terreno', me dijeron. 'Pero si no lo hemos medido', protesté.

'Es igual, ya lo ajustaremos más adelante'. 'Pero, para poder construir, tendría que estar urbanizado...' No lo quise recibir, y aquí seguimos con la bronca". Los inspectores de la Xunta han levantado decenas de actas de infracción de su negocio. "Cuando no era el de Industria, era el de Sanidade, o el de Comercio, o el de Traballo, sin pies ni cabeza... Hemos sufrido lo indecible. A mi mujer le dio un derrame cerebral, estuvo a punto de morir, yo también he andado desquiciado".

El almacén, una nave de 1.000 metros cuadrados, se ha quedado pequeño, y toneladas de mercancías se amontonan por los pasillos, que deberían estar expeditos para facilitar su trasiego y ordenamiento en los estantes. Por eso le han denunciado. "No puedo ampliarlo. Estoy en un limbo: sin terrenos, ni cuartos, ni nada. Ya pregunté a mi abogado si podríamos meterlos a todos en la cárcel".

Cuando entró la Xunta bipartita pensaron que las cosas cambiarían, "pero ya nos han demostrado que son todos igual", dice Porto. "Les ha faltado a todos mucho tacto, y nosotros no vamos a dejar de defender nuestros derechos hasta donde haga falta", promete." (El País, ed. Galicia, Galicia, 19/06/2010, p. 3)