"Concluyeron nueve meses de juicio de la catástrofe del ‘Prestige’ con serias quejas del presidente del tribunal, Juan Luis Pía: “Es obvio que hay más implicados” que los tres hombres
que acabaron sentados en el banquillo de los acusados, los dos mandos
del petrolero y el exdirector de Marina Mercante.
El magistrado dejó
atónitos a los periodistas, cuando tras declarar el proceso “visto para
sentencia”, acudió a la sala de prensa y en una charla informativa con
los periodistas hizo públicas, con toda claridad y contundencia, las
grandes lagunas que, en su opinión, arrastra la mayor causa por un delito ambiental
jamás instruida en España.
“Faltó mucha gente entre los acusados”,
lamentó Pía. A empezar por “responsables políticos” de la catástrofe
que, en su opinión, deberían haber sido juzgado. Y también directivos
del “entorno del barco”, agregó.
Que José Luis López-Sors, exdirector de Marina Mercante,
fuese el único cargo del Gobierno de Aznar que acabó acusado por la tan
controvertida gestión de la catástrofe siempre fue una de las grandes
pegas de este macrojuicio. El exministro de Fomento, Francisco
Álvarez-Cascos, y otros altos cargos de su departamento tan sólo comparecieron en calidad de testigos.
Y no es la primera vez que la Audiencia de A Coruña, aunque con otros
magistrados, enmienda la compleja y larguísima instrucción de esta
catástrofe –duró nueve años-. Este tribunal, al dictar en 2010 el auto de apertura del juicio,
decidió imputar a López-Sors, el único cargo del Gobierno que pudo
sentar en el banquillo de los acusados por haber asumido ante el juez
instructor toda la responsabilidad de la polémica orden de alejar el
petrolero de la costa tras su accidente frente a Galicia.
Para Juan Luis Pía, todo este macrojuicio, con tres
jubilados por únicos acusados, fue “desmesurado, un sinsentido”, además
de carísimo para las arcas públicas. Y reconoció que esas ausencias
entre los imputados por la catástrofe van influir inevitablemente en la
sentencia que prevé tener redactada para la primera quincena de
noviembre, cuando se cumpla el undécimo aniversario de la catástrofe.
“He echado de menos muchas cosas y mucha gente para poder decidir” los
responsables de una marea negra que tiñó de fuel
1.600 kilómetros de costas españolas y francesas, abundó Pía. Aunque al
final el magistrado confía en que el fallo sea “aceptable, estándar y
comprensible, huyendo de cualquier intento de sentar jurisprudencia”.
Sea como sea el veredicto, será inevitable, vaticinó, que acabe
recurrido ante el Supremo.
Pía, en sus quejas, también incluyó una directa al Estado
español, a la vez demandante y acusado en este proceso. Una condena de
López-Sors desembocaría en declarar a España responsable civil subsidaria
de una catástrofe cuya factura la Fiscalía cifra en unos 4.400 millones
de euros.
El presidente del tribunal destacó que “perjudicó
enormemente” el juicio, ya de por sí “una barbaridad al unir la causa
penal y la responsabilidad civil”, el fallido pleito que el Gobierno
presentó en Estados Unidos contra ABS, la poderosa sociedad
norteamericana que certificó la navegabilidad del viejo petrolero. “Hubo
una dualidad” constante entre las pruebas y testigos que España llevó
ante un juzgado de Nueva York y los que presentó en la causa ahora
finalizada en A Coruña, lamentó Pía.
Pese a todo, el presidente del tribunal se congratuló, no
obstante, de que por primera vez en un proceso de tan grande
envergadura “nadie pidiese la nulidad”, lo que al final garantizar que
de alguna manera todas las partes consideran que se va a hacer justicia.
Fue un juicio mucho más tranquilo y alejado de tensiones que muchos
auguraban al comenzar en noviembre de 2012.
Quizás por ello, al concluir
el proeso, en vez de usar su turno de palabra para defenderse, el
principal acusado, el capitán Apostolos Mangouras,
se deshizo en agradecimientos al tribunal, a todos los abogados, “y al
pueblo gallego que estuvo a mi lado” desde un principio. “Termina para
mí no nueve meses de procedimiento, sino diez años de juicio
permanente”, apuntó, como único reproche, Mangouras.
El anciano marino griego incluso hizo ademán, al
levantarse la sesión judicial, de acercarse al presidente del tribunal
para estrecharle la mano. “Que nos dé las gracias por tenerlo aquí nueve
meses, a sus casi 80 años, tratándolo todos los días de delincuente da
idea del ambiente” de este proceso, remarcó Juan Luis Pía. El jefe de
máquinas del petrolero, también acusado, pidió “perdón al pueblo gallego
por los daños que sufrieron por el ‘Prestige”.
Por el contrario, para el tercer acusado, el exdirector
de Marina Mercante José Luis López-Sors, se limitó a tan sólo agredecer
“y mucho” a su letrada. Su alegato final coincidió de alguna manera con
las críticas que, luego, comentaría a los periodistas el presidente del
tribunal: Rocío Castro, abogada del Estado, hizo hincapié en que su
defendido, como alto cargo de Fomento, no actuaba por libre, “sino que
formaba parte de toda una organización” administrativa.
“No se fue de
caza”, reivindicó la letrada, como sí hicieron, cuando llegó la primera
gran marea negra a las costas, el exministro Álvarez-Cascos y el
entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga. López-Sors, insistió su
letrada, “asumió todas las funciones de su cargo” y optó “por la única
alternativa” posible y legal con respecto al petrolero, “alejarlo de la
costa hasta su desenlace más probable, su hundimiento”. (El País, 10/07/2013)
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