"Lo que ocurrió en abril de 2012 en las aguas del gran filón
marisquero de Galicia impactó hasta a las más expertas mentes marineras
de la comarca de Arousa. Tras unas mareas muy vivas, las mariscadoras
empezaron a desenterrar de la arena cadáveres de berberecho, única y
exclusivamente cadáveres.
Después de esa repentina y extraña mortandad,
la fertilidad de esta ría gallega hizo aflorar, como siempre, nuevos
ejemplares, pero tampoco tardaron en sucumbir. “Hubo otro afloramiento
más y también murieron. Ahí nos dimos cuenta de que algo grave estaba
pasando”, recuerda José Luis Villanueva, que nació sobre la arena de la
playa hace 57 años cuando su madre, mariscadora como su padre, se puso
de parto en plena faena.
El berberecho común (Cerastoderma edule), la variedad más cotizada de este molusco, está hoy prácticamente extinguido en esta ría que encabezó su producción mundial, pero también en la de Pontevedra y en parte de la de Vigo.
La devastación la ha traído una misteriosa enfermedad que los científicos aún intentan desentrañar. El parásito Marteilia cochillia,
un auténtico desconocido en la costa de Galicia, invade el cuerpo de
los bivalvos, les impide hacer la digestión y los aniquila
irremediablemente por inanición.
Cuando en aquella aciaga primavera de 2012 los mariscadores llevaron a
analizar los bivalvos muertos al Instituto Tecnolóxico para o Control
do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), los biólogos se quedaron
impresionados.
“Nos asustamos. Ningún parásito había causado nunca esos
problemas al berberecho”, explica María Jesús Carballal, investigadora
del Centro de Investigacións Mariñas (CIMA) de la Xunta y coordinadora
del equipo de 12 científicos de varios organismos (CIMA, CSIC, Intecmar,
Cetmar, cofradía de Cambados y Xunta) que se han unido en un proyecto
de tres años para estudiar el ciclo de vida del parásito y evaluar cómo
influyen distintas variables ambientales en el desarrollo de la
marteiliosis, la enfermedad que provoca.
Saber la época del año con más
prevalencia o en qué periodo es mayor la capacidad de contagio es
fundamental para diseñar luego estrategias que resuciten la producción,
vendiendo, por ejemplo, el bivalvo antes de que adquiera cierto tamaño o
adelantando la campaña de recogida.
Las mariscadoras que se parten el lomo en la playa de O Campanario de
Carril (Vilagarcía) aseguran que en unos años han pasado de recoger “30
kilos de bivalvos por persona” a malvivir con apenas uno, después de
las mismas horas de duro trabajo, soportando el frío y la humedad que no
han cambiado, y pagando idénticas cuotas a la Seguridad Social para no
perder el permiso de marisqueo, relata Lidia García. “Dicen que lo están
estudiando, y que lleva tiempo, pero nosotras con eso no vivimos”,
lamenta, entre lágrimas, Aurora Villanueva.
Son pocos los antecedentes que han encontrado los biólogos gallegos en el resto del mundo sobre la Marteilia cochillia
y ninguno de la gravedad de la epidemia que arrancó en la ría de
Arousa. En 2008 se detectó en el Delta del Ebro una mortalidad del 40%
en berberecho, pero la producción en esta zona es poca y “desapareció al
poco tiempo”, cuenta Carballal, que cita algún caso en Francia.
Lo que
se sabe es que el parásito no mata al mejillón ni al berberecho birollo (Cerastoderma glaucum),
una variedad menos apreciada y abundante que el común. “Desde el punto
de vista científico, desafortunadamente no se pueden dar soluciones
inmediatas. Lo fundamental ahora es evitar la contaminación de zonas no
afectadas”, afirma Carballal, en referencia, por ejemplo, a la ría de
Noia, otra importante reserva de este apreciado molusco.
Los científicos afrontan un reto de varios años, pero a las 6.000
familias que viven de la riqueza marisquera de la ría de Arousa no les
queda tiempo. “La Xunta nos dice que hay que esperar pero los que nos
venden la comida y los libros de los niños no esperan para cobrar”, se
queja Villanueva, patrón mayor de la cofradía de pescadores de Carril.
No hay conclusiones sobre cómo llegó la Marteilia cochillia a
la ría de Arousa, pero el equipo científico que dirige Carballal maneja
la hipótesis de que haya sido a través de alguna de las muchas
depuradoras de marisco que jalonan el litoral de esta comarca, porque “a
estos sitios se lleva berberecho de distintas zonas de fuera de
Galicia”, explica la investigadora, quien alega que prohibir el
movimiento de molusco foráneo en estas instalaciones es una medida
preventiva "de repercusión socio-económica" en la que los científicos no
pueden entrar.
Los mariscadores coinciden en la sospecha de los biólogos. “Llevamos
años pidiéndole a la Xunta que controle y prohíba la entrada de producto
foráneo a través de las depuradoras”, resalta Villanueva, quien
recuerda que la Administración obliga a los productores a pagar un
permiso de inmersión, que garantiza que las semillas de bivalvos que se
plantan en los parques de cultivo están libres de parásitos.
“Las
depuradoras, sin embargo, funcionan en circuito abierto y trabajan con
bivalvos de toda Europa”, añade.
La marteiliosis se ha llevado por delante cuatro generaciones de
berberecho. Una nueva población de juveniles crece ahora en la ría y
habrá que ver si resisten. “Tenemos pocas esperanzas”, admite la
directora de los biólogos.
Se busca culpable
Experimentos en laboratorio han confirmado que la marteiliosis no se transmite directamente entre berberechos, por lo que los científicos buscan al agente que transporta el parásito. De esta parte de la investigación se encarga el Instituto de Investigaciones del CSIC, que pretende desentrañar qué especies animales de las muchas que conforman el zooplancton de la ría de Arousa son transmisoras de esta enfermedad.“Es como localizar una aguja en un pajar, en una gota de agua hay miles de animales microscópicos”, explica Ángel F. González, director de esta parte del proyecto. Él y su equipo separaron los organismos que forman el mesozooplancton, seres de un tamaño que oscila entre los 0,2 y los 20 milímetros, y encontraron la Marteilia cochillia en un pequeñísimo crustáceo (copépodo) llamado Paracartia granii.
Ahora repetirán la operación por si el devastador protozoo aparece en otras especies y estudiarán el comportamiento del parásito con diferentes temperaturas y niveles de salinidad. El objetivo es predecir su presencia y buscar la forma de que el berberecho vuelva a reinar en la ría de Arousa.
Marineros inquietos por la desaparición de las algas
José Luis Villanueva, como sus compañeros en el oficio del mar, está
convencido de que la ría de Arousa está enferma. Al parásito devastador
del berberecho que ha reducido la producción del berberecho un 85% se
une la caída generalizada de capturas. Según datos de las cofradías de
pescadores, la extracción de vieira ha bajado un 60% y la del resto de
especies, entre un 20% y un 30%.
Pero no es la falta de marisco el único indicio de que algo va mal en
Arousa. Los braceros del mar que llevan décadas observando, oliendo y
palpando las aguas de la ría están preocupados por la desaparición de
las algas, un eslabón fundamental de la cadena alimentaria de los
moluscos. “Es como una finca sin hierba, síntoma de que algo pasa”,
explica el patrón mayor de la cofradía de Carril, inquieto también por
un mar que en los últimos años ha perdido su brillo.
Piensa que detrás
de la mortandad del berberecho hay “algo más” que la Marteilia cochillia
y alude a la contaminación que los ríos arrastran, desde los
“herbicidas que se usan en las autopistas para liberarlas de vegetación”
hasta los “hectómetros cúbicos de lodos tóxicos que forman las cenizas
de los incendios y que se acumulan en los embalses”. “Tienen que mirar
qué le pasa a la ría”, le pide la mariscadora María Cima Mayán a la
Administración, “nunca ha estado así”. (
Sonia Vizoso
Vilagarcía de Arousa
14 SEP 2015)
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