"Un reto físico, una promesa espiritual, una experiencia viajera
diferente o simplemente una ventolera… Cada peregrino tiene sus razones
para embarcarse en una de las rutas más populares y antiguas de
Europa. Y es que pocos viajes ofrecen tanto por tan poco:
cultura, gastronomía, arte, camaradería… y la estimulante
incertidumbre de no saber que te vas a encontrar cada mañana cuando
pones los pies en el camino.
Pero si en un viaje tradicional ya tenemos que hacer una mínima
planificación, con el Camino de Santiago no sirve aquello de “que sea lo
que Dios quiera”. Tómate unas semanas previas para organizar bien tu peregrinaje y echa un vistazo a estos consejos básicos.
El itinerario
El Camino Francés, el Camino del Norte, la Vía de la Plata… Dentro
del Camino de Santiago existen diversas rutas pero todas comparten el
mismo objetivo: alcanzar la Plaza del Obradoiro. El Camino Francés con
sus 764 km y 33 etapas partiendo desde Saint Jean Pied
de Port es el más popular de todos y el que, por lo tanto, cuenta con
la mejor infraestructura disponible para el peregrino, sobre todo en
relación al cuidado de los caminos, la señalización y los albergues.
Sea cual sea tu elección debes tener en cuenta el tiempo del que dispones, el lugar desde el que te viene bien partir y tu preparación física, lo que nos lleva al siguiente punto…
¿Entrenamiento previo?
Sí.
Hacer 700 kilómetros andando no es una broma, si bien es cierto que la
mayoría de los peregrinos eligen la ruta más corta que alcanza tan solo
los 100 kilómetros (lo mínimo exigido para que se certifique que has
hecho el Camino de Santiago a pie).
Si eres una persona habituada al ejercicio físico no deberías tener problemas, pero si usas el coche hasta para ir comprar el pan,
os aconsejamos echarse a la calle varias semanas antes. Poco a poco
hay que ir ampliando el tiempo de salida para que se asemeje a lo que
vamos a vivir en el Camino. Además, conviene hacer rutas previas con la
mochila en la espalda para ir acostumbrando el cuerpo a lo que le
espera.
La mochila
Será nuestra compañera de viaje durante muchos días y debemos
acostumbrarnos a ella. Si eres de los que suele llevar en la maleta
muchos “por si acaso”, vete olvidándote: en la mochila solo puede ir lo
esencial ya que deberás cargarla a la espalda durante todo el viaje.
Los expertos aconsejan que no supere el 10% de nuestro peso corporal…
o incluso menos. Recuerda que el Camino de Santiago está repleto de
tiendas y pueblos en los que adquirir casi cualquier producto en caso
de necesidad. Así que no te lleves la casa a cuestas. Y repetimos: no
esperes hasta Roncesvalles para ponerte la mochila por primera vez.
Ropa y calzado
El calzado es el otro elemento esencial del viaje y como sucede con
la mochila es aconsejable no ahorrar apostando por material de
calidad. Pero más allá de eso, lo ideal es que sea calzado relativamente nuevo pero no a estrenar: acostúmbrate a tus botas o a tus zapatillas con unas cuántas rutas antes de adentrarte en el Camino.
En cuanto a la ropa, si es verano, con tres camisetas, un pantalón
corto, uno largo, un chubasquero, calcetines y ropa interior es
suficiente. Recuerda que todas las noches deberás lavar la mayor parte
de tu ropa.
El alojamiento
Es un aspecto que suele echar para atrás a numerosos viajeros. Lo de
caminar no está mal, pero dormir en albergues no acaba de convencer a
todo el mundo. Debes saber que a lo largo del Camino te encontrarás con
tres tipos de albergues: los parroquiales, los
públicos y los privados. Estos últimos suelen ofrecer las mejores
instalaciones pero son los más caros, mientras que los parroquiales y
los públicos piden un donativo. Por supuesto, también puedes quedarte
en hostales, pero no es lo mismo…
¿Reservar albergue? En los públicos no se puede ya
que se asigna cama por orden de llegada, pero es difícil que te quedes
sin plaza salvo en las últimas etapas o en los días de mayor afluencia
de peregrinos. Con todo, no te preocupes, siempre existen alternativas
para no dormir a la intemperie.
El carné del peregrino
Su origen es medieval y ofrecía un salvoconducto al peregrino que le
permitía recorrer el territorio sin tener que pagar los impuestos que
se exigían, por ejemplo, a los comerciantes. Hoy en día sirve para
acreditar que estás haciendo el Camino y para poder pernoctar en
albergues públicos y parroquiales. Cada vez que terminas una etapa, en
el albergue te colocarán el sello que certifica que has llegado hasta
allí.
Lo ideal es contar con este documento antes de partir.
Para ello debemos acercarnos a alguna Asociación de Amigos del Camino
de Santiago, aunque también lo podremos conseguir en diversas oficinas
durante el propio viaje. Hay que recordar que no caduca y si, por cualquier razón, nos vemos obligados a abandonar el Camino lo podemos retomar desde el mismo punto más adelante.
En el Camino
Las primeras etapas suelen ser más duras, por lo que se recomienda no cebarse
hasta que el cuerpo se acostumbre. El Camino de Santiago puede ser una
fiesta, pero no “esa” clase de fiesta… no hay mejor forma de empezar
cada jornada que iniciando el Camino antes de que salga el sol, sobre
todo si lo hacemos en verano. Recuerda también que cada persona tiene
su propio ritmo: si vas en grupo hay que respetar la capacidad de cada
peregrino. El Camino de Santiago no es una maratón para hacer marca, se trata de disfrutar del paisaje, de la historia, de la cultura y de la buena compañía." (David Rubio , 27/10/19)
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