"Ourense tiene un problema que se repite cada verano y que la nueva
normalidad no ha dejado atrás. En una provincia en la que se producen
una media de 1.300 incendios al año según los datos del Instituto Galego
de Estatística (IGE), la preocupación crece entre sus vecinos con cada
columna de humo que ven en la distancia.
Las localidades de Cualedro y
Monterrei, enmarcadas en la comarca de Verín, están siendo este año las más afectadas por las llamas, que han calcinado en el mes de julio en Galicia cerca de 3.000 hectáreas.
Los registros sobre incendios forestales del IGE señalan que en la comunidad ardieron 217.155 hectáreas entre el 2007 y el 2018. De ellas, casi 128.000 fueron en Ourense. No
solo fue la más afectada de las cuatro provincias gallegas, sino que
concentró cerca del 60% del terreno quemado. En 2011, uno de los peores
años para los montes gallegos en la última década junto al 2017, Ourense
registró más del 78% de la superficie quemada en toda la comunidad
autónoma.
¿Por qué Ourense? Los expertos encuentran varias causas que
guardan relación entre sí. En principio, "el sitio no es lo más
relevante", asegura Juan Picos, profesor de la Escuela de Ingeniería
Forestal de la Universidad de Vigo. Si existe una primera llama, una
gran cantidad de vegetación y un clima que la mantenga seca, "se reúnen
todos los factores para que se produzca un incendio".
La provincia
ourensana cumple con creces todas las condiciones para que se acaben
encadenando grandes fuegos. "Se entra en una especie de círculo vicioso:
los terrenos se calcinan y el suelo pierde el agua, la gente los
abandona, crece una vegetación seca de manera homogénea y termina de
nuevo reducida a cenizas", explica Picos.
En la misma dirección apunta Serafín González. El presidente de
la Sociedade Galega de Historia Natural e investigador del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) indica que es un problema
de largo recorrido, que con el paso de las décadas terminó
convirtiéndose en una situación recurrente "ya no solo cada verano, sino
a lo largo del año entero". "Hoy en día no existen tantas explotaciones
ganaderas como antes y en los montes se van acumulando masas de
vegetación que arden muy fácil", apunta.
En un territorio cada vez más
envejecido y despoblado, todo resulta en una "combinación explosiva" en
palabras de González, al que le duelen "la vista y el alma" cuando
observa la evolución de comarcas coma la de Verín mediante fotografías
aéreas.
Precisamente, el distrito forestal XIV Verín-Viana -que incluye
los municipios de Castrelo do Val, Cualedro, A Gudiña, Laza, A Mezquita,
Oímbra, Riós, Verín, Viana do Bolo, Vilardevós y Vilariño de Conso-
concentra tradicionalmente gran parte de los incendios de la provincia.
Este año no está siendo una excepción. Desde que el 1 de julio se inició
la temporada de riesgo extremo en los montes gallegos, en este distrito
ardieron 2.074 hectáreas de las 2.453 del total de Galicia. Estas
cifras son una estimación y no tienen en cuenta pequeños focos,
puesto que la Consellería de Medio Rural solo informa de los incendios
que afectan a más de 20 hectáreas o que supongan un riesgo para núcleos
de población o áreas protegidas.
Una causa más que probable
Entre los habitantes de la zona existe preocupación por un
problema "que no parece tener fin cuando llegan las altas temperaturas",
como explica Íñigo Rolán, vecino de Verín. Tiene claro que los fuegos
en Ourense "no aparecen de la nada" y que detrás de ellos está la mano
"de gente inconsciente".
"Lo peor es que en los pueblos sabemos
perfectamente quiénes son", dice, pero la falta de pruebas materiales
impide tomar medidas penales contra ellos. El Gobierno de Núñez Feijóo
es también de esta opinión y el propio presidente culpó al "terrorismo
incendiario" y a "tramas organizadas" de los incendios en la comunidad,
una teoría que descartó la Fiscalía de Medio Ambiente.
Las horas en las que se inician los primeros focos, la distancia
entre ellos y que siempre coincidan con condiciones meteorológicas
especialmente adversas sugieren a Feijóo que "la mayor parte de los
incendios son provocados". El presidente autonómico comunicó tras la
última reunión de su Gobierno en el mes de julio que casi un centenar de
personas están siendo investigadas por su presunta relación en varios
fuegos.
"Es imposible que siempre ardan los mismo municipios por
casualidad", afirmó. Aunque los datos estadísticos apoyan sus palabras
-los datos de la fiscalía apunta a que el 80% sson provocados-, tanto la
ciudadanía como los investigadores demandan una mejor gestión del
presupuesto de Medio Rural para poder detener "una sangría negra". "Si
para frenar el avance del coronavirus utilizamos la prevención, con los incendios tiene que ser exactamente igual", concluye Serafín González. " (Alex Vázquez, eldiario.es, 02/08/20)
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