Estado actual de los terrenos del puerto seco de Vigo, entre Salvaterra y O Rosal. / LALO R. VILLAR
"Tras 14 años de trámite infernal, lo que iba a ser la Plataforma
Logística Industrial de Salvaterra-As Neves (Plisan) es un descampado de
419 hectáreas donde antes había un monte.
El puerto seco de Vigo,
infraestructura vital, segundo polígono-industrial de España por
extensión de entre los de su género y comunicado con el resto del mundo
por una autovía fantasma sigue dormitando.
La Xunta no sabe cuándo
estará operativo ni tampoco cuando se acabará de pagar a los
propietarios originales. Entre expropiaciones, movimientos de tierra y
accesos se han gastado ya más de 90 millones de euros, que podrán
superar los 100 cuando se completen las liquidaciones.
“Yo no voy a dar fechas”, se despachó el pasado miércoles Teresa
Gutiérrez, directora general del Instituto Galego de Vivenda e Solo
(IGVS) en la Comisión de Industria del Parlamento. El instituto depende
de la Xunta, una de las tres instituciones que promovieron la
infraestructura junto a la Autoridad Portuaria de Vigo y la Zona Franca,
que depende del Ministerio de Economía.
Lejos quedan los tiempos de la
campaña de Feijóo en 2009 y el inicio de legislatura, cuando el PP
insistía en que el área iba a ser el destino de Mitsubishi y su fábrica
de baterías de litio. Un proyecto ingente que parece haberse fundido
como el reactor de Fukushima.
El proceso coqueteó con la chapuza desde el inicio. La expropiación
de los terrenos contó sobre plano y mal las fincas afectadas y desdeñó
que parte del terreno era suelo de especial protección forestal, como
constató el Tribunal Supremo hace cuatro años. 100 de las 400 hectáreas
quedaron inutilizadas para el desarrollo industrial tras esa sentencia,
con el añadido de que el sector, denominado MI (multifuncional
industrial), era justamente la parte que correspondía a la Zona Franca.
Las tres administraciones se avinieron a deshacer la segregación y
regresar a un condominio, pero llevan un año de trámites para acordarlo.
“Esperemos que se haga en breve”, lanzó Gutiérrez. La Xunta asegura que
se trata de un “proyecto” estratégico pero que su relanzamiento depende
de Zona Franca y el puerto de Vigo.
El centenar de hectáreas que quedó inutilizado debía restituirse a
los propietarios iniciales, pero estos no quieren recuperar un terreno
que era monte arbolado y ahora es, como describieron sucesivamente en el
Parlamento los diputados Carme Adán (BNG) y Abel Losada (PSdeG), un
“horizonte lunar” o un “paisaje de catástrofe nuclear con estética
'Mad-Max”, incluida una laguna en el medio de más de 20 metros de
profundidad. Los vecinos quieren una indemnización y confían en la
doctrina del Supremo en casos similares, que suele acarrear un icremento
del 25% sobre el justiprecio abonado.
A ello se suma el homérico asunto de los derechos mineros, que los
vecinos llevan más de una década peleando por ver reconocidos. Las
negociaciones con el bipartito dejaron un acuerdo para abonar 7,7
millones de euros que quedó frustrado con el cambio de Gobierno.
Fueron
literalmente miles los procedimientos judiciales que se suscitaron, casi
tantos como fincas en el área. Todavía no se han pagado, aunque el
acuerdo parece próximo, según señala Alejandro Rodríguez, portavoz de
los afectados.
Mientras tanto, la vida sigue. Con el suelo sin uso, la Zona Franca
se plantea comprar 120.000 metros cuadrados en Mos o Porriño para un
centro logístico. Preguntada por la cuestión por la nacionalista Carme
Adán, la directora del IGVS empleó el poderosos argumento de que un
parque de Xestur en Mos está a 24 kilómetros del puerto y la Plisan a
33.
“Estamos en los proyectos de urbanización, que empezarán por la zona
sur", acertó a decir sobre el futuro. Queda pendiente del Supremo la
enésima causa, esta vez porque en el modificado del proyecto inicial
para reestructurar el polígono tras el recorte en superficie no se
incluyó la evaluación ambiental. “Se sometió a consulta y el órgano
competente estimó la no necesidad. No tengo más que decir”, despachó la
directora del IGVS. Los vecinos discrepan. Otra vez." (
Víctor Honorato
, El País, Pontevedra
6 JUN 2014 )
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