“No fueron malos resultados…”, el diputado de Anova en el
Parlamento de Galicia Antón Sánchez suscita la incredulidad de los que
lo rodeaban en el local de En Marea en Santiago de Compostela, hasta que
hace una pausa y deja las cosas en su sitio: “… si no existiesen los de
diciembre”.
Que los resultados de la coalición Anova-Esquerda
Unida-Podemos fueron malos es algo obvio. Los de diciembre habían sido
magníficos porque habían obtenido uno de cada cuatro votos y habían
logrado ser segunda fuerza (aunque no de la nada, AGE, la coalición
Anova-EU casi cuatro años antes se había situado en la cámara gallega
echándoles el aliento en la nuca a los socialistas)
. Ayer perdieron
cuatro puntos, 66.555 votos y un diputado, el representante conseguido
en Ourense, la primera vez que los electores orensanos mandaban al
Congreso a alguien que no era del PP o del PSOE. Acabarán la noche sin
uno de los dos senadores que tenían, el de A Coruña, José García
Buitrón, que fue remontando para finalmente ahogarse a 582 votos de la
playa.
“¿Cómo se puede poner de candidato por Ourense a un
vegano?”, rosmaba con ironía un asesor de En Marea. En Galicia los
velatorios, y los electorales no se salvan, son proclives al humor
negro, y en este caso la víctima era David Bruzos, el único candidato
confluente que no ha renovado escaño.
Pero Bruzos y la lista que
encabezaba bajó apenas 7.000 votos, poco más de dos puntos. “No sé
adónde han ido casi setenta mil votos que perdimos, o los veinticinco
mil que perdió el BNG”, se lamentaba, incrédulo, el alcalde de A Coruña,
Xulio Ferreiro.
No precisamente al PSdeG-PSOE. Los socialistas, que se
habían acogido, por boca de su recién elegido candidato a la Xunta,
Xaquín Fernández Leiceaga, a la devoción mariana (“Virgencita, que me
quede como estoy”, es decir, con 6 escaños), lograron perder en estos
seis meses únicamente 5.000 votos.
Y lo que es más importante,
consiguieron recuperar el maillot de principal partido de la oposición,
aunque sea por photo finish: 345.253 a 344.143 votos, que les suponen
sin embargo un representante más que a los confluentes. Como dijo la
presidenta de la gestora que rige los destinos de la organización
socialista en Galicia, acogiéndose parece que a la doctrina jedi:
“Queríamos ser primera fuerza, pero los resultados nos acompañan”.
En el local de En Marea, el resto del año sede de
Compostela Aberta, la candidatura ciudadana que gobierna en Santiago, la
noche del domingo hay un considerable número de jóvenes anormalmente
circunspectos acampados en la moqueta, algunos ojos de guerra,
brillantes y/o enrojecidos en gente ya más crecida, pero no expresiones
de drama. Incluso había alguna sonrisa contenida.
Sobre todo cuando
Pablo Iglesias democratiza la responsabilidad a los socios. “Nuestras
elecciones son las de noviembre [las autonómicas], no éstas”, comenta
uno de los que sonríen por las comisuras.
El propio coordinador de
campaña y tercer candidato por A Coruña, Xaime Subiela, había puesto al
comienzo de la noche electoral sus deseos en poco más que consolidarse
como “alternativa de cambio” para relevar a Núñez Feijóo. Como por
alusiones, el actual presidente de Galicia se mostró ayer “muy
esperanzado” en renovar el cargo a finales de año.
Sobre las 23,30, entre aplausos, los candidatos, los
líderes de los tres partidos y los alcaldes de A Coruña, Santiago y
Ferrol, bajan del primer piso y hacen su aparición oficial, para las
cámaras (antes algunos ya estaban enfrente, tomando cañas).
Hablan un
diputado por organización. Antonio Gómez-Reino (cabeza de lista de A
Coruña, Podemos): “Esto ha sido una reorganización del bloque
conservador”. Yolanda Díaz (número 2 de A Coruña, Esquerda Unida): “Las
consecuencias de hoy las sufrirán las clases populares. En noviembre
vamos a por Feijóo”.
Alexandra Fernández (número 1 por Pontevedra,
Anova): “Pese a todo, hemos demostrado que los procesos de unidad
popular suman. Los resultados son superiores a la media del estado”. La
que fue portavoz del subgrupo de En Marea se refería a que ayer el
porcentaje de votos de Unidos Podemos fue de 13,37%, y el de En Marea,
22,18%.
Lo que nadie verbalizó en alto es lo que muchos comentaban
en bajo. “Lo fundamental ahora es mantenernos unidos y que no haya ruido
de sables”. (Xosé Manuel Pereiro, CTXT, 27/06/16)
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