Díaz Pardo reside en el IGI, en San Marcos, a las afueras de Santiago de Compostela, desde hace 19 años. El edificio, de 10.000 metros cuadrados, fue ideado para albergar el periódico Galicia a finales de los setenta, pero el proyecto no salió adelante. El IGI se convirtió entonces, según declararon en un comunicado sus 11 trabajadores, "en la factoría cultural del Grupo Sargadelos". Once trabajadores que llevan 6 meses sin salario. "Los gastos del IGI [que albergaba diseño de cerámicas, exposiciones, congresos, coordinación de Ediciós do Castro o trabajos de documentación], entre ellos nuestros sueldos, se cubrían con los beneficios de las fábricas de cerámica", explica Xosé Ramón Fandiño Veiga, filólogo del IGI, "pero los accionistas que dominan ahora esas empresas los han cortado sin previo aviso y sin ni siquiera mandar un abogado". (…)
Pero dentro del Grupo Sargadelos, formado por un complejo entramado de empresas, la cerámica siempre sufragó el mecenazgo cultural. Para Xosé Díaz, los actuales administradores de O Castro y Sargadelos "pretenden deshacerse de toda la estructura cultural, léase IGI, léase Ediciós do Castro, léase Museo Carlos Maside, y que la empresa funcione como otra empresa cualquiera". Díaz Pardo se refiere a que "quieren echar abajo Sargadelos". (Díaz Pardo afirma que pretenden desalojarle del edificio donde vive; El País, ed. Galicia, Galicia, 02/12/2007. pp. 2)
Se privatiza una forma de saber-hacer que respondía a los ideales de la II República, y que había sobrevivir al fascismo franquista, pero fue vencida por el especulador capitalista... de la democracia.
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