Alfonso Rueda, Rafael Louzán y Amancio Varela, en el estreno de un centro de datos en la Diputación
"La Diputación de Pontevedra decidió en 2011 renovar sus impresoras.
No era una tarea menor.
Para sus dependencias y las de sus organismos
asociados la institución requería más de 250 máquinas, desde impresoras
de oficina estándar hasta multicopiadoras. Así que en septiembre de ese
año la junta de gobierno presidida por Rafael Louzán mandó sacar a
concurso público un contrato para el alquiler de equipos, suministro y
mantenimiento durante cuatro años, por un importe total que finalmente
fue de 948.719, 24 euros.
Solo se presentó un candidato, Ricoh, una
multinacional cuyo distribuidor en la provincia es la empresa
Documentación e Imagen del Noroeste (DIN), compañía que tuvo la fortuna
de que el pliego de condiciones del contrato calcase casi punto por
punto las especificaciones técnicas de su catálogo.
Por su cuantía, el concurso se publicó hasta en el Diario Oficial de
la Unión Europea, aunque es improbable que unos hipotéticos competidores
suecos hubiesen tenido opciones. El 40% de la puntuación lo marcaban
las detalladas exigencias técnicas del ente provincial, que dividió el
tipo de equipos necesarios en siete categorías.
Las dos primeras, que
describen los requisitos de impresoras láser de oficina convencionales,
una en blanco y negro y otra en color, ya valen para eliminar a la
competencia. Se fijan características mínimas como las medidas de las
máquinas (ancho, largo y también alto), la velocidad en que tardan en
calentarse, cuánto tardan en imprimir la primera página y cuántas
páginas por minuto imprimen; también se considera determinante el número
de hojas que se pueden introducir o retirar de una tacada.
Un repaso a las características de los modelos de Ricoh de aquel año
muestra que, por ejemplo, la impresora que no debe superar los 40
centímetros de ancho, 45 de largo y 32 de alto tiene exactamente esas
medidas, que tiene justamente los 128 megabytes de memoria mínimos, que
tarda en calentarse menos de 48 segundos —el pliego marca un tope de 49—
o que admita el uso de papel “reciclado, normal, brillante, grueso,
fino, etiqueta, de color -el pliego se ahorra la coma en este punto y lo
llama etiqueta de color, preimpreso, preperforado” y otros.
Son los mismos descritos, con la misma terminología, por el redactor del
pliego, en una serie de calcos sucesivos que también cubren el número y
capacidad de las bandejas y extensiones de memoria opcionales. Las
coincidencias continúan en los requerimientos para los equipos de mayor
categoría, con un cierto relajamiento en los más grandes.
El autor del pliego técnico es Amancio Varela, responsable de Novas
Tecnoloxías tanto en la Diputación como, desde el año pasado, el PP
provincial, que accedió a dar explicaciones sobre el asunto en un
encuentro en el que estuvo acompañado por el jefe de Contratación, Pablo
Montero.
Varela aduce que las medidas ajustadas de las impresoras se
determinaron por el tamaño reducido de las mesas de la Diputación. Los
dos modelos de impresora más pequeños suman 148 de las 255 máquinas que
solicitaba el ente provincial. Admite que no se midieron todas las mesas
pero sí “algunas” y que, con todo, finalmente hubo que sustituir al
menos tres.
Sobre la importancia de que un secretario necesite que una impresora
se caliente en menos de 49 segundos y ni uno más, Montero tercia que ese
tipo de requisitos es igual que “cuando se compran camiones, que miras
la potencia”. El pliego, por cierto, no da importancia al peso de los
equipos.
Sobre la equivalencia perfecta entre el catálogo de Ricoh y las
exigencias de la Administración provincial, Varela arguye que a la hora
de redactar el pliego “se coge una referencia” pero asegura que comprobó
“que había tres empresas que cumplían las características” de las que
dice recordar solo a Konica.
“Tengo que cubrirme las espaldas”,
justifica. Un repaso por los modelos actuales de varias compañías no
avala tal afirmación. Tanto para HP como para Konica Minolta, Canon,
Samsung, Epson y Xerox solo las dos primeras categorías de equipos ya
bastan para excluirlas." (El País, 23/03/2014)
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