"Calle Dolores, centro de Ferrol. Uno pasea distraído y
levanta la vista. De pronto, un cartel: Se alquila local comercial. Le
ofrecemos 170 metros cuadrados por 1 euro al mes el primer año. Y el
despiste se va de golpe.
Lo mejor llega tras marcar el número de
teléfono que aparece en el anuncio. «No tiene ningún truco», advierte
Jaime Tizón desde el otro lado del teléfono. Ni más ni menos que uno de
los dos propietarios del emblemático café Cervantes. Y tiene razón, no
hay trampa ni cartón.
Aunque si deja a tan simbólico precio la renta
mensual para el emprendedor que se decida a coger el local, es debido a
la importancia de la obra que requiere su ocupación. «Se trata de que la
persona que venga gaste en la obra el dinero que se gastaría en el
alquiler durante el primer año, porque hay que reforzar vigas e incluso
el techo», explica Tizón, que no obstante ha pensado en todo.
«El segundo año lo dejaría a un precio asequible, sería
cuestión de hablarlo. Pero serían menos de 1.000 euros por el bajo», se
aventura a calcular el veterano hostelero. Hace nueve años que el café
Cervantes cerró sus puertas tras la friolera de 75 años abierto. Casi
una década en la que el inmueble no ha vuelto a tener actividad, lo que
impulsa el empeño de Tizón.
«Solo quiero dar facilidades. Ferrol está
viviendo una crisis profunda, y cuando se abre un negocio la zona
siempre respira un poco, le da vida», explica el dueño del local, que
confiesa que la idea no ha sido suya.
«Se le ocurrió a un hijo mío, que me dijo ?mira,
por lo menos con esto das que hablar?. ¡Y vaya si acertó!», exclama el
arrendatario. Las llamadas aumentan en la misma medida en que el cartel
se va popularizando. Cada vez son más crecientes, y no solo de
interesados ferrolanos. Tizón asegura que ya le han llamado para
preguntarle por la oferta desde otras ciudades como Jaén, Madrid o A
Coruña.
«Me dicen que cuando se pasen por aquí van a
venir a verlo», indica. Pero de momento, de trato nada. No se ha cerrado
ningún compromiso, a pesar de la expectación que está levantando este
peculiar alquiler.
Cuenta el hostelero que la pregunta más común por parte
de los interesados se centra en si hay que hacer una obra muy grande, y
la respuesta siempre es la misma. «Yo les digo que sí, pero que para
eso se cobra un alquiler tan simbólico», repite Tizón, que mantiene que
«todavía tengo fuerzas para echar una mano a quien sea». Sin embargo, el
hostelero tiene meridianamente claro que no volvería a trabajar en el
mismo local si este retornase a su funcionamiento de antaño.
«Yo he trabajado 55 años pero han sido dobles,
con jornadas de 12 horas o más. No estoy para volver a aguantar tantas
horas. Además lo que me gustaría es que monten un negocio, pero no tiene
por qué ser de hostelería. Algo que interese», esgrime." (La Voz de Galicia, 23/10/2014)
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