Ocho años separan estas dos fotos de la Plaza de España de Ferrol. La primera, la antigua, con la estatua de Franco. La segunda, la parcialmente inaugurada. Observése el desastre.
Pasando del reciente caballo, a la fuente y al antiguo jardín. El desastre ya empezó con la inclusión del caballo, y un señor encima (un conocido genocida fascista, nacido en el pueblo). Pero ese desastre era inevitable (ver galería fotográfica en Plaza de España)
Pasando del reciente caballo, a la fuente y al antiguo jardín. El desastre ya empezó con la inclusión del caballo, y un señor encima (un conocido genocida fascista, nacido en el pueblo). Pero ese desastre era inevitable (ver galería fotográfica en Plaza de España)
"Corporación tras corporación, a la plaza de España la persigue una polémica sin fin. El alcalde de Ferrol, Vicente Irisarri, inauguró ayer la superficie de la plaza después de ocho años de obras y controversias que se convirtieron en su particular "pesadilla". (...)
La reforma de este espacio, puerta de entrada a la ciudad, se inició en julio de 2002 con la retirada de la estatua ecuestre de Franco, que hacía las funciones de rotonda. La obra, que se planteó para soterrar el tráfico y peatonalizar la plaza, fue derivando en un caótico desastre urbanístico con el que tuvieron que lidiar tres corporaciones de distinto signo político: BNG, PP y PSdeG. Cada gobierno presentó su propia propuesta, culpó al anterior de las deficiencias y deshizo parte de lo que ya había sido ejecutado.
En 2003 el PP modificó el proyecto ideado por el BNG sobre el papel y acabó por construir junto al aparcamiento subterráneo un túnel muy estrecho que no permite el giro en todas las direcciones.
Para financiar una obra que se alargaba más de lo deseado, PP e IF adjudicaron a Abeconsa la construcción de un edificio de 21 metros con fines privados que la Xunta del bipartito paralizó en 2007. Bajo rasante, quedaron los cimientos del inmueble y dos plantas de 4.500 metros cuadrados para albergar un spa y un centro deportivo.
El PSOE de Irisarri "heredó" la obra tras las últimas municipales y pidió ayuda a la Xunta para indemnizar con ocho millones de euros a la constructora por parar la intervención. Presionado por las críticas, el equipo de Irisarri encargó un nuevo diseño para la superficie, que adjudicó a Cosma por 1,3 millones, y retiró todo el mobiliario de color óxido que espantaba a los vecinos.
En total, la vorágine de la plaza ha consumido más de 17 millones de euros en ocho años de trabajos intermitentes y decenas de horas de debate plenario. Le ha costado el gobierno a dos alcaldes y una denuncia por presunto delito urbanístico al popular Juan Juncal y su corporación que fue archivada por el Supremo." (El País, ed. Galicia, Galicia, 27/03/2010, p. 3)
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