"Tienes que ver The Way", le insistía a su hermano Denisse
Thiem, la peregrina estadounidense de origen chino que desapareció sin
dejar rastro en pleno corazón del Camino de Santiago hace casi cuatro
meses.
Ella había conocido la ruta medieval por la película de Emilio
Estévez, con su padre Martin Sheen como protagonista. Y lejos de
espantarle la imagen distorsionada que ofrece el filme, y que pocos
bregados peregrinos aceptan, se sintió atraída por el fenómeno: tanta
gente del mundo pisando sobre lo pisado, andando en la misma dirección
en busca de algo muchas veces por determinar.
Como ella, buena parte de
sus compatriotas reconocen al llegar a la Oficina del Peregrino, el
centro de recepción donde los caminantes obtienen la Compostela (un
certificado de haber recorrido alguna de las rutas jacobeas), que se
echaron a andar después de ver The Way.
El año pasado, con sus
11.578 Compostelas conseguidas, los estadounidenses ocuparon la quinta
posición en la lista de peregrinos del mundo, solo por detrás de los
españoles, italianos, alemanes; casi igualados con los portugueses
(11.663); y muy por delante de los franceses (9.348), que en otros
tiempos ganaban por aplastante mayoría.
Otro tanto pasó a partir de 1987 con los brasileños, que poblaron y
siguen poblando el Camino por la repercusión que en su momento tuvo El peregrino de Compostela (Diario de un mago),
de Paulo Coelho. Y lo mismo está sucediendo con los alemanes y los
surcoreanos, después del tirón de varios libros, programas y
películas.Tanto, que los coreanos, que en todo el año 2004 eran 24,
ocupan en lo que va de 2015 el décimo puesto en una lista de más de 100
nacionalidades atraídas por la ruta y el primero de entre todas las
asiáticas.
El año pasado acabaron en el noveno puesto, con 3.842
caminantes, por encima de países europeos habituales en la senda, de
brasileños y mexicanos, que igualmente aumentan cada año, y de
orientales como los japoneses (1.095 caminantes) y los chinos (510). Su
época favorita para recorrer la ruta es el invierno, y muchos se atascan
en la nieve al pasar los Pirineos. Este año fueron los peregrinos que
más veces hubo que acudir a rescatar cerca de Roncesvalles.
El origen del éxito del Camino en un país tan lejano donde los
católicos no representan más del 40% de la población está en una
sucesión de best seller publicados en aquel país desde 2006, cuando salió a la venta El viaje de una mujer sola,
escrito por la periodista Kim Nan Hee después de atravesar el Camino
Francés. Casi inmediatamente, otra mujer del mismo gremio, Kim Hyo Sun,
publicaba primero uno, y luego otros dos volúmenes, hasta completar una
trilogía dedicada al Francés, el Portugués y la Vía de la Plata.
Entre
las dos, siempre recurriendo al formato diario en ruta, han vendido
cientos de miles de ejemplares, y después siguieron sus pasos otros
autores del país. La televisión coreana ha grabado incluso un reality
en el Camino, con peregrinos movilizados desde allá y en colaboración,
de vuelta en España, de la escritora que fundó el fenómeno, Kim Nam Hee.
En Alemania, el presentador y humorista Hape Kerkeling ha vendido millones de ejemplares de Bueno, me largo,
el libro sobre su experiencia en el Camino Francés a Santiago, que ante
tanto éxito acabó convirtiéndose en película. Los alemanes, con 16.348
almas, ocuparon el año pasado la tercera plaza en la lista de países que
peregrinan a Compostela; solo superados por los italianos (20.254),
tradicionales desde mucho antes en el Camino, y los españoles (113.655).
Pero entre enero y junio de 2015, los germanos ya ocupan la segunda
posición y representan el 9,31% de los que han venido. En Reino Unido
(4.396 personas en 2014), según explica un portavoz del Arzobispado,
también tuvo algo que ver el documental de Simon Reeve para la BBC.
Al Camino han venido cómicos y presentadores famosos de varios
países, directores de películas y documentales desde los lugares más
lejanos del planeta, escritores de cientos de libros sobre esta
temática, blogueros con muchos seguidores y hasta cocineros que luego
sacan recetario inspirados en la gastronomía de la ruta.
El último, un
chef alemán, Stefano Vicinoadio, anunció hace una semana al llegar a
Compostela que publicará un volumen de cocina vegana con el que
intentará describir su experiencia de "cocinar en el Camino" y a la vez
"encontrarse con Dios".
Si en casa del Manuel Fernández Castiñeiras, el electricista que robó el Códice Calixtino,
se encontraron monedas robadas en el cepillo que procedían de tantos y
tan remotos países que la Audiencia de A Coruña no fue capaz de
identificar, es porque a Santiago llegan caminando personas de casi 110
nacionalidades cada año.
Las últimas posiciones en la tabla las ocupan
Haití, Tailandia, Angola, Jordania, Camerún, Georgia, Kazajistán, Costa
de Marfil, Kenya o Madagascar, con siete o menos peregrinos, quizás
porque allá todavía no se han publicado grandes éxitos o ningún famoso
local se ha echado a andar.
En total, en 2014 obtuvieron la Compostela,
237.810 peregrinos, un récord en un año que no es santo y que
seguramente será superado en 2015, según auguran las estadísticas a
mitad de ejercicio.
No obstante, los grandes amantes de la tradición del Camino se
resisten a creer que las publicaciones y las películas puedan empujar de
tal manera a alguien como para realizar una prueba tan dura como puede
llegar a ser recorrer 770 kilómetros a pie entre Sant Jean Pied de Port,
puerta desde Francia a Roncesvalles, y Compostela.
José Antonio Ortiz,
presidente de la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de
Madrid, defiende que la mayoría peregrinan porque alguien que conocen lo
ha hecho antes y le ha hablado de la experiencia única vivida. "En un
encuentro en Santiago, hace poco, el presidente de la Xunta, Núñez
Feijóo, dio en el clavo con lo que dijo: 'los peregrinos sois los
mejores embajadores que tiene Galicia". (
Silvia R. Pontevedra
, El País, Santiago
1 AGO 2015)
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