Miles de personas se han concentrado en el Xeral en protesta por las
deficiencias detectadas desde que se puso en marcha el centro, el pasado
mes de junio (La Voz,
" Las calles del centro de Vigo fueron testigos ayer de una manifestación histórica. Decenas de miles de personas -según la organización, hasta 200.000- de todo el área metropolitana acudieron a la llamada de la junta de personal del Chuvi para clamar juntos contra los "recortes" y las "deficiencias" en el nuevo hospital de Vigo,
que consideran un perfecto ejemplo de lo que ocurre cuando se deja en
manos de los intereses ajenos la gestión de nuestra sanidad pública". La
multitud reclamó un servicio universal, equitativo y de calidad y exige
responsabilidades por la gestión de la apertura del Álvaro Cunqueiro.
Al grito de "Sanidade pública e gratuita", una riada de personas colapsó el centro desde las 20.00 horas. Tal fue la participación que mientras se leía el manifiesto en Porta do Sol, hora y media después, la marcha aún coleaba en el punto de partida, el hospital Xeral. Al repertorio se sumaron, en esta ocasión, consignas como "Somos pacientes, non clientes" o "O párking de pago, otro copago".
La protesta fue convocada hace tiempo, antes del verano, cuando los sindicatos negociaban con la Dirección del área sanitaria las condiciones del traslado al nuevo hospital de Vigo y la fecha había sido escogida por la coincidencia con la prevista para el cierre de la torre del Xeral. El emblemático pirulí, donde nación toda una generación a la que animan a luchar para que la siguiente "no nazca en un hospital recortado, privatizado y con pocos recursos".
Al grito de "Sanidade pública e gratuita", una riada de personas colapsó el centro desde las 20.00 horas. Tal fue la participación que mientras se leía el manifiesto en Porta do Sol, hora y media después, la marcha aún coleaba en el punto de partida, el hospital Xeral. Al repertorio se sumaron, en esta ocasión, consignas como "Somos pacientes, non clientes" o "O párking de pago, otro copago".
La protesta fue convocada hace tiempo, antes del verano, cuando los sindicatos negociaban con la Dirección del área sanitaria las condiciones del traslado al nuevo hospital de Vigo y la fecha había sido escogida por la coincidencia con la prevista para el cierre de la torre del Xeral. El emblemático pirulí, donde nación toda una generación a la que animan a luchar para que la siguiente "no nazca en un hospital recortado, privatizado y con pocos recursos".
El anuncio, a principios de agosto, de las tarifas que usuarios y profesionales deben abonar por aparcar en el Álvaro Cunqueiro
empezaron a caldear los ánimos. Los retrasos en la llegada del
equipamiento provocaron intranquilidad. Las deficiencias detectadas en
la infraestructura o en el servicio de cátering alimentaron el malestar.
La suspensión el pasado viernes del traslado por sospechas de contaminación ambiental en zonas por abrir encendió la reaparición del fantasma del aspergillus,
que en 1998 se cobró la vida de seis pacientes en el Meixoeiro, fueron
la puntilla a un descontento que cristalizó ayer con una participación
sin precedentes en una protesta por el área sanitaria viguesa. La petición de dimisión de la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, fue una constante.
El periodista Xabier Fortes y el músico Eladio Santos fueron los encargados de leer el manifiesto, con el que la Junta de personal expuso su voluntad de mantener las movilizaciones hasta lograr la recuperación de la concesión del Álvaro Cunqueiro para la Sanidad Pública, "para convertirlo en nuestro hospital, donde los profesionales trabajen con dignidad y las personas puedan acudir sin precios abusivos por aparcamientos y servicios y reciban la atención sanitaria digna y de calidad que merecen".
El periodista Xabier Fortes y el músico Eladio Santos fueron los encargados de leer el manifiesto, con el que la Junta de personal expuso su voluntad de mantener las movilizaciones hasta lograr la recuperación de la concesión del Álvaro Cunqueiro para la Sanidad Pública, "para convertirlo en nuestro hospital, donde los profesionales trabajen con dignidad y las personas puedan acudir sin precios abusivos por aparcamientos y servicios y reciban la atención sanitaria digna y de calidad que merecen".
Interrumpidos en numerosas ocasiones por
aplausos y consignas, como "Privatización é corrupción", criticaron la
política sanitaria de la actual Xunta por "deteriorar y hacer inviable
económicamente" el sistema público de salud, al reducir su presupuesto y
permitir la entrada de capital privado en la financiación y gestión de
las nuevas infraestructuras "con el argumento de la crisis económica".
Con respecto a la construcción del Álvaro Cunqueiro, recordaron que el Sergas adjudicó su construcción y la explotación de sus servicios no sanitarios por 1.300 millones de euros -durante 20 años-, cuando del gobierno bipartito presupuestó levantarlo por 400 millones de euros. Denunciaron también el baile de cifras entre las 1.465 prometidas y las 845 finalmente operativas o la reducción del número de quirófanos, la superficie de urgencias o las salas de Radiología.
Con respecto a la construcción del Álvaro Cunqueiro, recordaron que el Sergas adjudicó su construcción y la explotación de sus servicios no sanitarios por 1.300 millones de euros -durante 20 años-, cuando del gobierno bipartito presupuestó levantarlo por 400 millones de euros. Denunciaron también el baile de cifras entre las 1.465 prometidas y las 845 finalmente operativas o la reducción del número de quirófanos, la superficie de urgencias o las salas de Radiología.
Tampoco se olvidaron la supresión del laboratorio central en el complejo de Beade y su traslado al Meixoeiro,
lo que obliga a un sistema de transporte de muestras "con el
consiguiente retraso en los resultados, el riesgo de deterioro y la
pérdida de calidad y especialización". Asimismo, echan en falta el
edificio de docencia, el hospital de paciente, el módulo de
rehabilitación o las 160 camas de cuidados mínimos intermedios.
Expusieron que tanto la "privatización" de servicios como el "recorte" en dotaciones tiene su reflejo en la "desaparición y precarización de muchos puestos de trabajo" y advirtieron de que, "en consecuencia, se dará un peor servicio a la ciudadanía".
La junta de personal tampoco se quiso olvidar de la población de referencia que el Sergas restó al área sanitaria viguesa para entregársela a Santiago en servicios como Oncología radioterápica, Cirugía Torácica, Neurocirugía, Cirugía Plástica, Cirugía Pediátrica, Cirugía Cardíaca y Cardilogía.
"Tendremos menos sanidad pública y más negocio para sus amigos", señalaron a modo de conclusión sobre estos recortes y añadieron: "Harán negocio con todo". Alertan de que todos los valores y derechos de la sanidad pública "desaparecen cuando se cambia de modelo y se opta por la privatización".
Expusieron que tanto la "privatización" de servicios como el "recorte" en dotaciones tiene su reflejo en la "desaparición y precarización de muchos puestos de trabajo" y advirtieron de que, "en consecuencia, se dará un peor servicio a la ciudadanía".
La junta de personal tampoco se quiso olvidar de la población de referencia que el Sergas restó al área sanitaria viguesa para entregársela a Santiago en servicios como Oncología radioterápica, Cirugía Torácica, Neurocirugía, Cirugía Plástica, Cirugía Pediátrica, Cirugía Cardíaca y Cardilogía.
"Tendremos menos sanidad pública y más negocio para sus amigos", señalaron a modo de conclusión sobre estos recortes y añadieron: "Harán negocio con todo". Alertan de que todos los valores y derechos de la sanidad pública "desaparecen cuando se cambia de modelo y se opta por la privatización".
Recogieron el
sentir de todos los congregados al anunciar que "la sociedad gallega se
seguirá movilizando hasta recuperar una sanidad pública, universal y de
calidad". Exponen al Álvaro Cunqueiro como la mejor muestra de lo que
sucede cuando "se vende por piezas al mejor postor". Se muestran
convencidos de que "eliminar" el sistema público para "poder hacer
negocio con la enfermedad de las personas" es "su meta".
Acusan a la Gerencia del área sanitaria, de ser "incapaz de gestionar con tiempo y respeto de los derechos laborales, las condiciones de movilidad del personal" y le recriminan que "aún no informó de las verdaderas razones de la paralización del traslado". A la Consellería le recriminan que no hiciera seguimiento de la obra "para garantizar que se cumplían las condiciones de licitación y que el hospital se terminara y entregara en condiciones de uso, con seguridad para los pacientes y trabajadores".
Acusan a la Gerencia del área sanitaria, de ser "incapaz de gestionar con tiempo y respeto de los derechos laborales, las condiciones de movilidad del personal" y le recriminan que "aún no informó de las verdaderas razones de la paralización del traslado". A la Consellería le recriminan que no hiciera seguimiento de la obra "para garantizar que se cumplían las condiciones de licitación y que el hospital se terminara y entregara en condiciones de uso, con seguridad para los pacientes y trabajadores".
"La sensación de improvisación y
falta de previsión se convirtió en una pesadilla cuando se inició el
traslado", relataron y enumeraron: "Techos que se desprenden, fugas de
agua, consultas pequeñas, instalaciones no adaptadas al trabajo que se
realiza, áreas de aislamiento que no cumplen las condiciones mínimas,
ausencia de material para garantizar la seguridad y la capacidad de
respuesta ante emergencias, comidas frías..."..
Por todo ello, exigen
responsabilidades tanto a la Gerencia como a la Consellería "por
incumplir el principio básico de seguridad". Decenas de miles de
personas respaldaron este manifiesto con una ensordecedora ovación
final." (a. blasco , Faro de Vigo,
04.09.2015)
"Cuando al día siguiente de abrirse el nuevo hospital
el alcalde de Vigo convocó una «gran manifestación ciudadana», nadie
sospechaba cuál iba a ser la situación en la sanidad de la ciudad.
Teóricamente, ayer era el día en que el vetusto Hospital Xeral dejaría
de tener pacientes ingresados y cerraría la puerta de urgencias.
El 3 de
septiembre pondría fin a una era marcada por las carencias y abriría la
puerta a la nueva sanidad. Pero no fue así.
A cambio, los profesionales viven momentos de
incertidumbre y las quejas de los pacientes por los servicios no
sanitarios -la calidad de la comida, el tratamiento de la basura, la
desratización, el aparcamiento de pago...- inundan los buzones y las
redes sociales.
Esta situación provocó un intenso clamor ayer por la
tarde en Vigo y más de cien mil personas -la organización dijo 200.000 y
el Concello lo dio por bueno- se echaron a la calle en contra del
modelo elegido para construir el nuevo hospital, bautizado Álvaro
Cunqueiro. La cabecera de la manifestación había llegado ya a la Porta
do Sol y todavía quedaba gente sin salir del Hospital Xeral. Es una de
las mayores marchas de la historia de Vigo.
El modelo público-privado garantiza que la sociedad
que lo ha construido gestionará los servicios no clínicos del hospital
durante veinte años, por lo que cobrará un canon anual de 68 millones de
euros.
El
hospital es la gran apuesta política del gobierno de Feijoo para el
área de Vigo, donde ha sufrido sus mayores castigos electorales. A las
críticas por el modelo elegido y las deficiencias de los primeros días
se suma el caso del Aspergillus. Una señora de 65 años con una
patología hepática grave falleció en la uci, con análisis positivos de
ese hongo. Los jefes de los servicios médicos y quirúrgicos del hospital
descartaron en un comunicado que falleciese por Aspergillus,
sino «por la evolución natural de su enfermedad».
También aseguraron que
«las circunstancias clínicas de base y el tiempo de ingreso en el
Hospital Álvaro Cunqueiro permiten descartar la sospecha de que la
infección fuese adquirida en ese hospital». El Aspergillus no estuvo en las consignas, pero sí en las conversaciones y alentó a muchos a salir a la calle.
La manifestación de ayer estuvo promovida en origen
por el alcalde y organizada por la junta de personal. Abel Caballero
pidió ayer a Feijoo que tome cartas en el asunto y rectifique. «Todo
Vigo está aquí», aseveró, «contra este agravio». Todos los sindicatos y
partidos de la oposición respaldaron las protesta.
Pero también por
muchos profesionales de los que están trabajando ya en el Álvaro
Cunqueiro, algunos con filiación política y otros sin ella. También
algún jefe de servicio. La marcha recorrió Vigo a gritos de «¡Feijoo,
dimisión!» y «¡Conselleira, dimisión!». Participaron alcaldes de toda el
área y se fletaron en torno a un centenar de autobuses para llenar
Vigo. (...)" ( , la voz, 04 de septiembre de 2015)
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