"Carlos Mouriño es protagonista indiscutible estos
días en la prensa de Galicia y México por razones bien distintas. Los
medios gallegos se hacen eco de la batalla del dueño y presidente del
Celta contra el alcalde de Vigo para que le venda el estadio municipal de Balaídos, condición que ha puesto para abortar la inminente venta del club a un grupo empresarial chino.
Pero al otro lado del Atlántico a Mouriño le ha salpicado uno de los mayores escándalos de corrupción de los últimos tiempos en México, la fuga del gobernador de Veracruz Javier Duarte
a pocos días de que concluyera su mandato, después de que un juez
ordenara su captura por delincuencia organizada y operaciones con
recursos de procedencia ilícita.
Duarte renunció al cargo el pasado 12 de octubre para, según alegó, enfrentarse las acusaciones de la justicia mexicana, pero desde entonces no se ha vuelto a saber nada de él. Le busca la Interpol en 190 países,
después de que dejara atrás un agujero de al menos 4.000 millones de
dólares en el estado de Veracruz y asestara un duro golpe a la imagen
del presidente Enrique Peña Nieto,
que asistió a la vergonzosa huida de uno de los jóvenes valores del
Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Entre los negocios privados
que se le investigan aparece uno especialmente escandaloso en el que la
prensa mexicana le vincula con Carlos Mouriño: la construcción del
selecto centro residencial y de ocio Campeche Country Club,
promovido por empresas del presidente del Celta, que está siendo objeto
de investigación por la Procuraduría General de la República.
De acuerdo con las informaciones publicadas por el diario Reforma,
Duarte creó una empresa fantasma para adquirir terrenos ejidales para
la ejecución del lujoso conjunto inmobiliario. La fiscalía investiga en
concreto la supuesta triangulación de 110 millones de pesos (unos cinco
millones de euros) a la Inmobiliaria Cartujano, que administra uno de
los considerados testaferros de Duarte, Moisés Mansur Cysneiros
–también prófugo–, amigo del exgobernador, a quien nombró heredero de
todos sus bienes.
Mansur y otros testaferros habrían invertido grandes
cantidades para comprar parcelas en el ejido donde se construiría el
Campeche Country Club. La familia de Mouriño niega que Duarte sea propietario de terrenos.
La
polémica sobre los métodos con los que Mouriño consiguió las
propiedades para levantar su sueño inmobiliario surgió años atrás, pero
es ahora cuando aparecen pruebas tomadas muy en serio por la justicia
mexicana. La principal es la confesión de Alfonso Ortega López,
un abogado fiscalista que trabajaba para el prófugo y cuyo testimonio
ante la Procuraduría desató la operación contra Javier Duarte.
Según los
medios mexicanos, Ortega reveló esta operación y otras similares en las
que Duarte desviaba fondos públicos del Estado de Veracruz a sociedades anónimas que él mismo le ayudaba a crear en Estados Unidos o México, pero en las que no aparecía el nombre del político del PRI.
Fue
Ortega quien, según su relato, propuso a Duarte el lucrativo negocio en
Campeche, rápidamente aceptado por el antiguo gobernador, para lo que
dio instrucciones a José Juan Janeiro, presunto responsable de la ingeniería financiera, de transferir dinero a la empresa Terra Urbanizaciones Desarrollos Inmobiliarios, radicada en aquella entidad. Esta compañía está registrada a nombre de Miguel Velázquez Nieva, comisariado ejidal también prófugo de la justicia, quien organizó una asamblea para aprobar la venta de terrenos.
En 2011, un grupo de campesinos que perdieron sus tierras presentaron una denuncia ante la fiscalía de Campeche por la supuesta falsificación de firmas para nombrar como integrantes del Comisariado Ejidal a Alfonso Ortega y Moisés Mansur. En ella señalaban a Ortega y Mansur como prestanombres de Mouriño.
Hoy, esos dos personajes son los principales involucrados en el lavado
de dinero de Duarte. Siempre según las informaciones de Reforma, Ortega
relató que Terra recibió en febrero pasado 110 millones de pesos por
instrucciones de Duarte, dinero acabó en la cuenta de la Inmobiliaria
Cartujano, propiedad de Moisés Mansur.
Terra contaba presuntamente
con fondos de otras empresas de testaferros del exmandatario del PRI, a
quienes devolvía el dinero en operaciones simuladas de compraventa de
terrenos, según la confesión de Ortega. El gasto inicial fueron 500.000
pesos que este dice haber entregado a Velázquez Nieva para que diera una
parte al comisario ejidal y reuniera a los ejidatarios en las
asambleas.
El Club Celta Campeche
El espectacular Campeche
Country Club es un conjunto inmobiliario con una playa artificial,
vistas al mar, lagos, jardines, campo de golf, hospital y un complejo
deportivo. Es ahí donde tiene su sede, entrena y juega sus partidos el Club Celta Campeche, una especie de sucursal del conjunto vigués fundada por Mouriño al otro lado del Atlántico, y que comparte con el equipo de Balaídos escudo y colores.
Pero no es por eso ni por su condición de presidente y principal dueño
del Celta por lo que se conoce a Mouriño en México, sino por sus
negocios en ese país, donde residió e hizo fortuna, y sobre todo por ser
padre del malogrado Juan Camilo Mouriño Terrazo, fallecido en un accidente de aviación en 2008, 11 meses después de que Felipe Calderón lo nombrara secretario de Gobernación.
Uno y otro factor, los negocios del padre y la actividad política del
hijo, provocaron ese mismo 2008 las suspicacias del excandidato a la
presidencia Andrés Manuel López Obrador, que acusó a
Juan Camilo de tráfico de influencias por otorgar a empresas de su
familia contratos de PEMEX firmados en 2003 y 2004, cundo ejercía como
diputado federal, asesor y subsecretario de Electricidad. Mouriño Atanes emigró a México en 1978, donde fundó sus primeras empresas.
Sus éxitos comenzaron a partir de 1985, cuando compró una cadena de
gasolineras en Campeche, el Grupo Energético Sureste (GES), que se
expandió a gran velocidad.
La vinculación de los Mouriño con Calderón no concluyó con la muerte
de Juan Camilo, como se demostró muy recientemente. Concretamente, a
finales de noviembre, cuando el expresidente de la República y su mujer,
Margarita Zavala, precandidata en las presidenciales de 2018, se dejaron ver tanto por el Campeche Country Club como a bordo de El delfín, el lujoso yate de los Mouriño.
Los medios mexicanos volvieron a especular con la presunta
participación de Calderón en la promoción inmobiliaria donde tiene su
sede el Club Celta Campeche, y se recuperaron las acusaciones contra
Mouriño de haber financiado la campaña de Calderón en su día y ahora la de su mujer,
Margarita Zavala. No se ha demostrado nada al respecto, pero la
polémica da una idea del protagonismo de los Mouriño en los asuntos de
la política de México.
De nada de esto ha hablado Carlos Mouriño
estas semanas en Galicia, ni ha trascendido que tenga nada que ver con
su activa campaña de actos públicos y privados en los que trata de
convencer a la sociedad viguesa de la necesidad de contar con Balaídos en propiedad,
para garantizar que el club no se deslocalice de Vigo. Ante la
resistencia del Ayuntamiento a venderle un estadio en el que inició hace
dos años ambiciosa reforma, pactada con la directiva del club, el
presidente comienza a admitir el secreto a voces: que tiene una oferta
en firme para vender el club.
Se da por seguro que el Celta acabará en manos de un holding chino,
extremo que Mouriño ni confirma ni desmiente. Será otro negocio
polémico de un empresario al que ni el más acérrimo de sus detractores
niega el éxito de su gestión en la década que acaba de cumplir al frente
del Real Club Celta." (El Confidencial, 25/12/16)
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