"José Manuel Baltar sigue al pie de la letra el baltarismo. El hijo-sucesor del cacique ourensano mantiene, en su condición de presidente de la Diputación, la misma práctica de su progenitor
consistente en adjudicar a dedo fondos públicos: las denominadas
subvenciones nominativas repartidas sin más criterio que el subjetivo
con las que su antecesor contentó durante décadas a numerosos colectivos
sociales y ayuntamientos de su propio partido.
Baltar Blanco no solo mantiene la costumbre paterna
de conceder las subvenciones a dedo, sino que —tras un amago de
distanciamiento de la política del progenitor apelando a la austeridad y
poniendo en práctica un ERE que fue paralizado por la Xunta— ha acudido
a una modificación de crédito para poder disponer, al margen del
presupuesto de la Diputación, de 1,9 millones de euros de los que tirar
discrecionalmente.
Mientras el presidente reparte con una mano los casi
dos millones a su antojo, firma con la otra una operación de tesorería
por medio millón de euros para pagar créditos de la institución.
Baltar distribuye el dinero de las subvenciones fundamentalmente entre los ayuntamientos del PP,
partido que gobierna en aplastante mayoría en la provincia de Ourense,
pero los destina en su mayor parte a los mismos asuntos que su padre:
tanatorios, fiestas populares, urbanización de piscinas y de campos de
fútbol y un vago “familias e instituciones sin ánimo de lucro”, entre
otros conceptos similares.
Así, concede a “Instalaciones deportivas.
Fomento del deporte" 211.912 euros. Para las mencionadas familias sin
ánimo de lucro destina 50.000 euros, 150.000 se los concede al proyecto
OCA Nova Manzaneda (la estación de montaña en la que ha invertido la
cadena hotelera OCA y de la que la Xunta sigue siendo accionista) y
19.255 los destina al “Plan de competitividad turística Portas de
Galicia”, un proyecto fantasma que se ha llevado ya más de 300.000 euros
aportados por la propia Diputación, la Unión Europea y la docena de
ayuntamientos de las comarcas de Verín y Viana sin que los alcaldes
hayan visto fruto alguno de las inversiones en sus municipios más allá
de unas tazas de cerámica con el logotipo de la fracasada marca. Nadie
ha reclamado ese dinero público.
El sucesor del baltarismo ha introducido algunos ligeros cambios
respecto a la contundente política de reparto de dinero a dedo que hacía
su padre. Ha incluido, por ejemplo, a un par de ayuntamientos de la
oposición como beneficiarios de las ayudas. Pero si a la histórica Feira
do Niño del Ribeiro que cumple 50 años (en Ribadavia, con alcalde
socialista) destina 6.000 euros, consigna otros 6.000 para la
recientemente inventada Festa do Porco Celta que organiza el
Ayuntamiento de Beariz, del PP.
A la Federación Vecinal Limiar, tomada por el PP y conocida por las
fiestas que organizaba al expatrón provincial, el sucesor le concede
14.000 euros en concepto de gastos de funcionamiento mientras aporta
6.000 euros para estos mismos gastos de la Federación Vecinal Miño. Las
actividades culturales del periódico local ourensano se llevan 78.000
euros.
Pero la palma de las inversiones concedidas según el criterio personal del presidente se las lleva el municipio fetiche del baltarismo,
Nogueira de Ramuín. El ayuntamiento recibe 140.000 euros de las arcas
provinciales para “mejoras urbanas” sin especificar. Una inversión solo
comparable con la que destina al Ayuntamiento de Melón, dirigido en la
sombra por su amigo Alberto Pardellas, que, tras ser condenado por
prevaricación (y consecuentemente inhabilitado para el ejercicio de
cargo público) fue relevado por su mujer en la alcaldía, quien lo
designó asesor. Baltar le concede 91.600 euros: 50.000 para “red viaria”
y el resto para “equipamiento de gimnasio”.
Ayuntamientos en el que los
menores de edad no alcanzan el número de jugadores de un equipo de
fútbol reciben subvenciones de la Diputación para adecuación de estos
recintos deportivos: 50.000 euros solo el cierre del de Larouco y 30.000
el campo de fútbol siete de Laza. El Ayuntamiento de Baltar (con
alcalde procesado y obligado por el PP a renunciar temporalmente a la
militancia) se lleva 47.000 euros para la “urbanización de la piscina”. (El País, 18/04/2013)
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