6/6/19

“Agrocuir es ejemplo de que se puede vivir en el rural seas como seas”... visibilizando la comunidad LGTBI en la Ulloa de Monterroso

"Adrián Gallero Moreiras (02/03/1990, Madrid) es uno de los miembros del Colectivo Agrocuir da Ulloa. Según él mismo se define: «Viviendo entre dos mundos: campo-ciudad, sueños-realidad, pausa-acción».

 Fue habitante de la Comarca de la Ulloa hasta los 18 años, cuando se mudó a Madrid para seguir sus estudios, actualmente vive en la capital, en donde forma parte de un proyecto para difundir la economía social y solidaria por todos los barrios de la Madrid. 

El Festival Agrocuir da Ulloa es un evento anual por la diversidad sexual y afectiva que se celebra en el mundo rural, en la comarca de Ulloa, en el municipio de Monterroso, provincia de Lugo, desde hace cuatro años. De carácter intergeneracional y reivindica valores como «el ecologismo, el feminismo y la libertad para que cada una sea como quiera ser».

 Dos días de música, teatro, cuentacuentos, talleres, mesas redondas… Para seguir desarrollándo este evento, la organización ha lanzado una campaña de crowdfunding para financiarlo.

— ¿Qué le llevó hace unos años a iniciar una aventura como el Agrocuir?

— Desde hacía unos años veníamos creando, con el paso de los años, un grupo de amigas intergeneracional y diverso que en 2015 se consolidó y que, de un mes a otro, entre risas e ideas, decidimos organizar en Granxa Maruxa una fiesta, un festival para visibilizar la diversidad sexual en el rural y hacerlo de la mano de una propuesta cultural de calidad. Así que principalmente fueron la amistad y las ganas de hacer algo juntas.

También nos gustaba la idea de que alguien que quisiese celebrar el orgullo en Galicia, y concretamente en el rural, no tuviese que irse a Madrid a celebrarlo: que pudiese hacerlo cerca y de una forma más vinculada a su modo de vida. No existía esta alternativa y el hecho de que hayan ido apareciendo iniciativas similares en pueblos gallegos es prueba de que estos espacios son necesarios y reclamados.

— ¿Por qué es necesario visibilizar a la comunidad LGTBI en el mundo rural?


— En primer lugar, porque siempre se ha asociado lo LGTB a la cultura urbana. Se ha dado por hecho que si eres homosexual, bisexual… el rural no te va a acoger, no es para ti. Con este festival queremos demostrar que siempre ha habido diversidad sexual en el rural (como en cualquier otra parte), que en el rural te puedes sentir realizado afectiva y sexualmente y queremos mostrarnos a nosotras mismas. 

Se trata de generar un discurso alternativo al existente mayoritariamente en la sociedad, que tiene tintes bastante rurálofobos y clasistas. Frente a ello, construir una agenda LGTBIQA+ rural. Esto lleva su tiempo y es complejo, porque incluso las personas que habitamos el rural hemos sido educadas con esquemas de pensamiento urbanocéntricos.

 ¿Qué implica ser transexual en el rural? 
¿Qué representa ser mujer, ganadera y lesbiana en una aldea? Ir reflexionando en torno a estas preguntas nos permite, en parte, conocernos mejor a nosotras mismas y por tanto saber quiénes somos y cómo podemos avanzar en nuestras reivindicaciones.

Es también necesario porque urge reivindicar un rural vivo y en el que ocurren muchas cosas muy bonitas. Urge porque es fundamental frenar el éxodo rural. El Festival Agrocuir es un ejemplo más de que se puede vivir en el rural seas como seas y hagas lo que hagas. También queremos plantear una nueva forma de relacionarnos entre las personas y con el entorno, basada en la sensibilidad. También por ello es importante nuestra iniciativa.

Además, visibilizarnos como comunidad lgtbiqa+ rural contribuye también a mostrar que hay otra forma y otro concepto lgtb: uno no basado en el consumo y en los excesos, sino en la tranquilidad, la recuperación de los saberes populares, el intercambio… Prueba de ello es nuestro afán de no ser un festival que cada año crezca y crezca hasta convertirse en un macro festival, así como el hecho de no cobrar entrada este año y ofrecer una programación cultural de calidad accesible a cualquier persona. 

Pruebas de ello son también el hecho de no contar con grandes marcas patrocinadoras y el propio formato del festival, que replica de alguna manera las romerías populares como forma de festejo tradicional. Una fiesta diurna e intergeneracional, bajo la sombra de robles y castaños, con una gran comida popular con mesas corridas en torno a las que compartir.

— Más allá de las reclamaciones LGTBI, el Agrocuir es también un momento para reivindicar algunos problemas en materia medioambiental en Galicia. ¿Cómo va el tema de los Eucaliptos y los incendios?

— Creemos que no tiene sentido reivindicar únicamente los derechos LGTBIQA+ si dejamos que paralelamente el planeta que habitamos se sigue degradando o si seguimos permitiendo que el rural sea expoliado y vaciado. No somos únicamente lesbianas, bisexuales o gays, somos también personas del rural, dependientes de la naturaleza, con una lengua propia, etc. Es necesario impulsar luchas comunes y hacerlo desde la sensibilización: poco importará avanzar un pasito en algo si el problema de fondo es que el camino se acaba. Queremos encontrar soluciones colectivas, creativas y alegres para conseguir organizar comunidades y territorios en los que se pueda vivir dignamente independientemente de quién seas y en donde afrontemos los retos ecosociales de las formas más democráticas posibles, sin que nadie se quede por el camino.

En lo que va de año ya llevamos unos cuantos incendios. Este problema es fruto de lo anterior: cada año menos gente habita el rural, cada año la gente se hace más mayor, cada año hay menos ganado y menos capacidad de trabajar la tierra. En muchas ocasiones, la solución más sencilla para obtener dinero a corto plazo es plantar eucaliptos, a sabiendas incluso de que perjudica a la tierra donde siempre has vivido. 

No se puede abordar este reto desde el juicio y el señalamiento, hay que hacerlo desde la comprensión del contexto socioeconómico en el que vivimos. Ese es el verdadero drama: que muchas veces no existen alternativas o no son accesibles para las mayorías. Y aquí es donde hay que mirar a los poderes políticos y económicos: no es aceptable que se siga invitando a Galicia a las grandes empresas multinacionales papeleras y mineras a que sigan expoliando y destrozando nuestra tierra. 

Los beneficios económicos que eso genera repercuten únicamente en los propietarios de todas esas grandes empresas. En nuestra comarca, en 10 años hemos visto triplicada la masa de eucalipto. Si vienes de fuera te parecerá que hay mucho bosque autóctono, pero la tendencia es aterradora.
Hay que luchar contra el modelo único de desarrollo rural que nos proponen desde las administraciones: el del monocultivo. 

Hay muchísimas más posibilidades y desde hace años se incide políticamente y desde la calle en este sentido. Incluso aunque se analice únicamente desde una óptica economicista, está demostrado que, en el medio plazo, son mucho más rentables otras propuestas basadas en la recuperación del bosque autóctono. Pero si no hay reacción política, hay que organizarse y desobedecer. En este sentido, el Colectivo Agrocuir da Ulloa, junto con muchas otras organizaciones gallegas, forma parte de la Plataforma Cousa de Raíces, que estos días organiza las II Jornadas de Deseucaliptización, jornadas en las que se organizan grupos para arrancar acacias y eucaliptos. En la primera que se hizo se arrancaron más de 200.000 en apenas un día.

La gente no es una ignorante, y nadie mejor que quien lleva toda la vida trabajando la tierra para observar y experimentar los efectos del monocultivo de eucalipto. Pero eso no es suficiente cuando se trata de llegar a fin de mes. Recomendamos la película “O que arde”, de Oliver Laxe que la semana pasada obtuvo el Premio del Jurado en Cannes.

— ¿Qué acogida tiene el festival por la gente de la comarca de Ulloa?

— Cada vez están más familiarizados con el festival. Mucha gente de la zona se acerca ya con su comida al festival como siempre se ha hecho en las romerías. El celebrar un festival que pretende también seguir el espíritu de las fiestas tradicionales creemos que explica el hecho de que a la gente de la comarca le guste este festival. A nivel empresarial (hostelería y alojamiento), cada vez están más contentos porque el pueblo se llena y los beneficios repercuten.

Nuestro reto sigue siendo que venga más gente de la zona, y que no solo aumente el número de personas que viene de otros territorios. Por eso este año el tema central del festival es la comunidad, lo cual se traduce en primer lugar en que trasladamos el festival de la granja (que estaba a 4 kilómetros de Monterroso) al propio pueblo. Además, no vamos a cobrar entrada para hacer que sea más sencillo y accesible el acceso al festival para toda persona que desee hacerlo aunque sea un rato.

— ¿Echa en falta colaboración por parte de las administraciones públicas gallegas?

— Evidentemente existe una necesidad enorme de que desde las administraciones públicas se destinen muchos más recursos a la lucha contra la violencia machista, a la sensibilización en educación sexual, a la revitalización del ámbito rural… ¿Cómo avanzar en esto? Creemos que es desde el ámbito municipal donde las personas y colectivos tenemos mayor capacidad de influencia. 

Es fundamental implicarnos allí donde vivimos, porque si no harán la política por nosotras. Seguimos teniendo unos esquemas de pensamiento que contemplan a los partidos políticos y a las administraciones como solucionadoras de nuestros problemas. Y esto no es así: es necesario visibilizar nuestros conflictos, reivindicar nuestros derechos y poner en práctica nuestros deberes, organizarse y construir alternativas. Si no lo hacemos, cada vez perderemos más.

En este sentido, muchos pequeños municipios gallegos, gracias al trabajo de numerosas organizaciones del colectivo LGTBIQA+, están empezando a organizar en los últimos años jornadas, fiestas y eventos de visibilización de la diversidad sexual y de género. Moaña, Cangas, Ribadumia, Carnota, Sarria, Lalín, son ejemplos de ello.

—  ¿Tienen relaciones con otros festivales o eventos LGTBI?

— Crear nuestra asociación y organizar este festival representa una oportunidad para conocer a un montón de proyectos y personas de todos lados que hacen un montón de cosas. En este sentido, en los últimos años hemos participado en multitud de foros temáticos y de actividades en las que hemos ido conociendo al tejido asociativo LGTBIQA+ y a muchas otras iniciativas culturales, feministas y ecologistas con las que cada año intentamos generar sinergias y vínculos.

Todo el asociacionismo LGTBIQA+ gallego estamos en comunicación y nos invitamos a los respectivos eventos que organizamos: orgullos críticos, espacios de reflexión… También vamos poco a poco estableciendo vínculos con otras iniciativas cuir rurales como son el Basati Queer en el prepirineo navarro, el Orgullo Rural de Luanco en Asturias, el Orgullo Serrano de Cádiz, la asociación Alliberem-nos en Olot, el colectivo MariOla en Alicante, etc.

— ¿Qué valoración hace del Orgullo LGTBI de Madrid o Barcelona? ¿De barrios como Chueca o el Eixample? ¿Hasta qué punto la parte comercial se está llevando por delante las reclamaciones?

— El Orgullo es necesario. Por mucho que no nos guste que se haya convertido en un escaparate de grandes empresas que utilizan el evento para publicitarse, es la única ocasión en la que cientos de miles de personas salen a la calle a reivindicar este orgullo. Ahora bien, es responsabilidad de las administraciones y de los medios de comunicación el difundir y apoyar a todos los otros orgullos que se celebran en multitud de lugares: en los barrios periféricos de las ciudades, en pueblos medianos, en aldeas…

Hay que fomentar la vida de proximidad e implicarse en nuestras aldeas, barrios y comunidades de vecinas. Nos cuesta mucho entender que acciones como conocer a nuestros vecinos y vecinas, consumir en pequeñas tiendas o conocer mejor nuestros territorios tienen un impacto transformador enorme, y que ahí es donde tenemos realmente capacidad de transformar las cosas y construir sociedades diversas, amables y prósperas en las que consigamos huir del “sálvese quien pueda”.

Barrios como Chueca o el Eixample representan para nosotras la contraposición a lo que nos ocurre en el rural. Mientras que en las aldeas todo el mundo te conoce y se relaciona en mayor o menor medida contigo, resulta complejo pasar inadvertida/o y existen pocos referentes, los barrios urbanos como Chueca o el Eixample se han convertido en reductos en donde impera el anonimato y en donde solo puedes vivir si tienes mucho dinero, lo que además está generando que en estos barrios se concentran cada vez más miembros del colectivo LGTBIQA+ favorables a aspectos que en nuestra opinión no solo traicionan la lucha histórica del movimiento LGTBIQA+ sino que además atentan contra los derechos de las mujeres. 

Por ejemplo, el tema de la gestación subrogada, que no es más que la comercialización con seres humanos, una explotación más. Este modelo de barrio, en el que se reproducen los valores neoliberales desde la A hasta la Z, no es para nada un referente a seguir.

Estos barrios se han utilizado además para decir que en la ciudad es mucho más sencillo ser homosexual, cuando se siguen dando año tras año multitud número de agresiones y suicidios. En la ciudad, si no cumples los cánones normativos (ya seas heterosexual u homosexual) te sigues exponiendo continuamente a miradas despectivas, descalificaciones y, en el peor de los casos, agresiones. En la ciudad es mucho más sencillo agredir y pasar inadvertido, porque vivimos en el anonimato. Hoy mismo es noticia que han aumentado un 30% las agresiones homófobas en Barcelona en lo que va de año.

Por eso, nosotras este año trasladamos el festival al completo al pueblo de Monterroso, y por eso no cobramos entrada: porque queremos habitar y visibilizarnos en el espacio público, y porque queremos que dicho espacio sea accesible para todo el mundo. No vamos a privatizar las plazas y los bosques de nuestra comarca cobrando una entrada. En este sentido, este año hemos optado por financiar esta edición a través de una campaña de microfinanciación con Goteo

 En estos momentos nos quedan 11 días de campaña y necesitamos conseguir en torno a 100 personas cofinanciadoras más. Del éxito del crowdfunding dependerá en gran medida la celebración de la próxima edición del festival los días 30 y 31 de agosto.

— Rodrigo Cuevas, Baiuca… Por el Agrocuir han pasado distintos artistas de nivel que, a raíz de ahí, han evolucionado en sus carreras. ¿Qué criterios siguen para escoger la programación?

— ¡Contamos con una red clandestina de agentes agrocuirs por todo el territorio! Se infiltran en el mundo del baile, la música tradicional, las músicas del mundo, el circuito cultural de teatro, etc. y nos van avisando en primicia de artistas que puede ser interesante que actúen en el festival. Además, algo que nos alucina es la cantidad de propuestas que nos llegan cada año. Ojalá poder ir incluyéndolas año a año en nuestras programaciones.

Por otro lado, creemos que nuestra propuesta de festival resulta bastante atractiva para muchos artistas que desde hace años reivindican en los escenarios la importancia de poder expresarse tal y como son. En este sentido, el Festival Agrocuir ofrece un espacio absolutamente afín y entregado. 

Nos sentimos muy felices de que muchas de estas artistas (Silvia Penide, Mercedes Peón, Davide Salvado, Rodrigo Cuevas…) hayan ya pasado por la Ulloa. Además, todas ellas representan personas no solamente maravillosas en el plano personal, sino que además son ejemplos de que es posible estar en los circuitos internacionales y al mismo tiempo seguir viviendo en las aldeas y hacerlo con humildad.

No somos muy favorables a establecer criterios puristas en la selección de artistas. Este tema del purismo ha hecho mucho mal a la música tradicional en todo el Estado español. Es fundamental dar cabida y defender las propuestas más tradicionales, y es también esencial dar cabida a nuevas propuestas que tratan de poner en valor la cultura tradicional a través de nuevos lenguajes musicales. Todas son igual de necesarias.

— Como integrante de la organización del Agrocuir desde su fundación, ¿cuál ha sido el momento más especial del festival?

— Me quedo con muchos: desde todos los premios a la visibilidad que hemos entregado (a vecinas de la comarca, a jóvenes youtubers que difunden lo cuir, a parejas casadas homosexuales que habitan el rural cercano y se visibilizan como homosexuales, a la asociación gallega de familias de menores trans…), pasando por esos momentos de catarsis colectiva que siempre tienen lugar en los conciertos, hasta con todos esos momentos en los que ves a personas del pueblo de toda la vida que se acercan a formar parte del festival y a construirlo con nosotras. 

Queremos que esta iniciativa forme parte de la identidad de nuestra comarca y queremos construirla de la mano de todo el mundo."                  (Sato Díaz, Cuarto Poder, 03/06/19)

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