"La desertización económica amenaza con llegar a As Pontes (A Coruña)
en un par de años.
Es el doloroso plazo que se maneja en este municipio
para que Endesa ejecute la clausura sorpresa anunciada hace unos días
de su central térmica de carbón, la más grande de España y principal
fuente de ingresos de sus 10.000 habitantes durante casi medio siglo.
“El pueblo entero depende de esta chimenea”, señala Cholo Bouza la
imponente torre de 350 metros que los ojos de ningún viandante logran
esquivar. “¿Por qué pagamos los de siempre este desastre de transición
energética?”.
Bouza es el portavoz de los 150 transportistas que hasta ahora
trasladaban el carbón a la central, los primeros en sufrir las
consecuencias de este cierre abrupto para el que no se han preparado
alternativas. El temido final iba a llegar dentro de 10 o 20 años -los
plazos no han dejado de bailar- pero ha sido adelantado por la
eléctrica, controlada por la italiana Enel, alegando que el alto precio
actual de los derechos de emisión de CO2 la hacen inviable. “No hay tiempo para un plan de transición”, lamenta el alcalde, el socialista Valentín González Formoso.
La plataforma ecologista Galiza, un Futuro sen Carbón culpa
del desastre al "negacionismo" de "Endesa, instituciones, partidos
políticos y sindicatos", que "hasta ayer mismo, a pesar de las alertas
climáticas, hicieron todo lo posible para mantener indefinidamente la
actividad y no quisieron ni supieron prepararse para el escenario
actual".
El regidor culpa del cierre anticipado a un enemigo fuera de alcance:
el mercado especulativo de derechos de emisión. “El 70% de los derechos
de emisión en el planeta está en manos de siete fondos de inversión
internacionales”, subraya González Formoso, quien encadena reuniones con
responsables de la Comisión Europea, la Xunta y el Gobierno de España
para intentar, entre otras ayudas, que Galicia pueda beneficiarse del
fondo comunitario para la descarbonización, dotado de 5.000 millones de
euros y en el que hasta ahora ni siquiera estaba incluida.
El mazazo coge a los camioneros pagando todavía la renovación de su
flota a la que se vieron empujados recientemente. “Hace solo diez meses
nos mandaron cambiar los vehículos para que fueran menos contaminantes
diciéndonos que Endesa iba a funcionar como mínimo hasta 2040-2045”,
denuncia Bouza a las puertas del Ayuntamiento, donde él y sus compañeros
están encerrados y ante el que han plantado dos camiones con pancartas
reivindicativas. Cinco meses después de modernizar los camiones, "sin
más explicaciones", en la central les comunicaron que no había ya ningún
carbón que transportar.
Desde entonces, los transportistas están parados e inmersos en una
ola de protestas por una “transición justa” que piensan intensificar:
“¿Por qué tenemos que pagar en este rincón de Galicia lo que hacen en
otras partes del mundo?", se indigna Bouza. "Galicia no es excedente en
emisiones, nuestros árbores chupan todo lo que esta central lanza al
espacio. Alemania paga y sigue con el carbón, mientras que en China se
están montando 170 centrales que son el doble que esta”.
Tras la barra de su cafetería en la plaza principal, María Fernández
percibe "más miedo y desesperanza que nunca” en un municipio que, dentro
de una comunidad con muy bajos salarios y pensiones, ha sido símbolo de
prosperidad económica gracias a las nóminas y prejubilaciones de la
central. La noticia del adelanto del cierre ha llegado justo cuando los extrabajadores de Endesa han empezado a pagar el recibo de la luz,
un gasto del que hasta ahora estaban eximidos como parte de su
retribución. Junto a la piscina municipal, Helena Segura cuenta que
decidió trasladar su tienda de fotografía de Ferrol a As Pontes por su
mejor situación económica. El día de la inauguración de su negocio
Endesa anunció el cierre de la central.
La alarma llega hasta Lugo
La alarma que se ha disparado en As Pontes llega hasta Vilalba
(Lugo), donde funcionan 25 empresas que dependen de la central, y pasa
por Ferrol, cuyo puerto vive en gran parte de ella. Los transportistas
calculan en más de 700 los empleos que penden de esta chimenea, pues a
los 180 operarios fijos de Endesa hay que sumar los trabajadores de las
auxiliares, los transportistas y las compañías que le prestan servicios.
As Pontes tiene dos millones de metros cuadrados de suelo industrial,
genera 2.400 empleos en este sector y hacia el año 2000 llegó a
producir el 12% de la electricidad de toda España, apunta su alcalde.
Todo empezó gracias a la mina de lignito que se abrió a mediados del
siglo XX, de la que Endesa extrajo 259 millones de toneladas de material
para alimentar su central y en la que llegaron a deslomarse 3.000
personas. El filón se agotó en 2007 y el inmenso boquete se rellenó con agua del río Eume formando un lago del tamaño de A Illa de Arousa. Hasta hoy la planta, que ocupa el puesto 17 entre las fábricas más contaminantes de la Unión Europea según la Agencia Europea del Medio Ambiente, ha seguido funcionando con carbón importado.
Endesa realiza estos días pruebas de urgencia para ver si puede
mantener viva al menos una parte de la central con otros combustibles
menos contaminantes como biomasa, lodos de depuradora o compost. “Si esa
salida de economía circular es viable, ahí vamos a estar; por lo menos
para que una parte siga operativa”, apunta el regidor sobre unos ensayos
que los afectados por el cierre contemplan con desconfianza.
El consejero delegado de Endesa, José Bogas, se reunió el pasado
viernes con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y ofreció
un vago compromiso de estudiar “alternativas” para mantener la central
con una actividad “similar”. “Si nopuede ser cien por cien, sí que
permita seguir generando riqueza y empleo”.
El próximo 16 de octubre todo el pueblo protestará unido en una
jornada de huelga general, mientras 140 camiones y decenas de autobuses
viajarán a Madrid para hacer oír su voz." (Sonia Vizoso, El País, 14/10/19)
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