"La trinidad del fútbol, la política y el ladrillo anda en Galicia más
agitada que nunca.
Abel Caballero, el socialista que dirige los
designios de Vigo con la mayoría absoluta más rotunda de España, y
Alberto Núñez Feijóo, el popular que disfruta también de tan altas cotas
de poder en la Xunta de Galicia, libran su última batalla sobre el
terreno de juego del Celta. El Gobierno gallego se ha aliado con el club
para impulsar una gran operación urbanística que incluye ciudad deportiva y centro comercial y que se desarrollará en el vecino municipio de Mos, feudo del PP. El Ayuntamiento vigués la considera "ilegal".
El enfrentamiento ha estallado después de que el Celta colocase hace unos días la primera piedra del proyecto. Lo hizo su presidente y accionista mayoritario, Carlos Mouriño,
en un acto con un millar de invitados y escoltado por la plana mayor
del PP gallego. A la vera del empresario vigués, que hizo fortuna en
México y dirige el club desde 2006, estaban el número dos de
Feijóo en la Xunta, Alfonso Rueda; el responsable de Deportes del
Gobierno gallego y expresidente del Consejo Superior de Deportes en el
Ejecutivo de Mariano Rajoy, José Ramón Lete; y hasta la expresidenta del
Congreso Ana Pastor.
“No están [aquí] los que su palabra no tiene
validez, los que mienten y se ríen de sus mentiras, los que cuando nos
cruzamos con ellos, presumiéndose de poderosos, tienen que bajar su
mirada porque sienten vergüenza de sí mismos”, atacó Mouriño desde la
tribuna al ausente Caballero sin llegar a mentarlo. “Esos quieren a un
Celta sometido a sus caprichos y veleidades”.
El proyecto cuenta con las bendiciones del actual presidente de la Federación Galega de Fútbol y todopoderoso líder del PP de Pontevedra entre 2000 y 2016,
Rafael Louzán, y está envuelto en cifras faraónicas. Ocupará cerca de
900.000 metros cuadrados. La ciudad deportiva, en la que el Celta prevé
invertir unos 30 millones, incluirá varios campos de fútbol y un estadio
para el filial, una “universidad del deporte”, espacios para otros
deportes, conciertos y festivales de música y hasta un spa. En
una parcela de 150.000 metros cuadrados se levantará un centro comercial
que aspira a ser el más grande de la provincia de Pontevedra. El
complejo precisará 40 millones de dinero público para infraestructuras.
El Celta ya tiene los terrenos para la ciudad deportiva tras lograr
un acuerdo con sus dueños y las obras están en marcha. Pero para hacer
realidad el gran centro comercial que le permitirá financiarla necesita
la ayuda de las Administraciones del PP. El Ayuntamiento de Mos está
recalificando el suelo rústico de protección forestal para hacerlo
urbanizable, un cambio pendiente del visto bueno de la Xunta, y plantea
una expropiación a la que se opone la comunidad de montes de Tameiga.
Los comuneros consideran la operación una “aberración” y un “pelotazo de
libro” porque “favorece intereses particulares”, los del Celta, y
perjudica las traídas de agua que surten los hogares de más de 1.000
familias. “No queremos que nos expropien las tierras en las que vivimos
ni el agua que bebemos del monte que nos da la vida”, defienden los
portavoces de los vecinos de Tameiga, que han denunciado el caso en la
Fiscalía.
El Ayuntamiento de Vigo también pone en duda la legalidad de la
actuación y ha presentado alegaciones. Sostiene que el gobierno popular
de Mos no puede expropiar terrenos para luego entregárselos al Celta sin
un concurso público. “Es claramente ilegal predeterminar quién es el
adjudicatario”, reprocha la concejala de Urbanismo de Vigo, María José
Caride, exconsejera encargada de Urbanismo en el Gobierno gallego que
presidió el socialista Emilio Pérez Touriño.
Guerra también en Balaídos
El gobierno municipal de Caballero critica que se estén utilizando
dos instrumentos urbanísticos que “en algunos casos son contradictorios”
(una modificación puntual del plan general de Mos y un plan especial de
infraestructuras y dotaciones en suelo rústico) para “colar por el
camino un centro comercial”. Cuestiona que se haya celebrado un acto de
primera piedra con presencia de la Xunta cuando ninguno de los dos
documentos ha recibido el necesario visto bueno del Gobierno gallego. En
Mos, sostiene Caride, se han realizado incluso obras “sin tener
autorización”.
El Ayuntamiento de Mos opta por callar ante tales acusaciones pero el
presidente del Celta no. “Nos habla de ilegalidades la misma persona a
la que le tiraron el Plan General por ilegal”, ha contraatacado Mouriño.
El Celta asegura que sí habrá un concurso público tras la expropiación
de los terrenos asumiendo el riesgo de que el club no lo gane. "Y el
Ayuntamiento de Vigo lo sabe", subraya. Todas las obras que está
ejecutando, defiende, tienen licencia.
La guerra del fútbol entre Feijóo y Caballero también se libra en el
estadio de Balaídos de Vigo, donde juega y seguirá jugando el primer
equipo del Celta. El recinto, que Mouriño quiso comprar y no pudo por la
negativa del alcalde a privatizar un edificio público, está inmerso en
unas obras salpicadas de retrasos y sobrecostes. La reforma se financia
con 15 millones de euros aportados por el Ayuntamiento y la Diputación
de Pontevedra, dos instituciones presididas por el PSOE que exigen a la
Xunta que colabore. La delegada de Feijóo en Vigo, Corina Porro, compareció el pasado verano
para anunciar que el Gobierno del PP no piensa poner ni un euro porque
el proyecto es una “chapuza”. Lo hizo enfundada en la camiseta del
Celta." (Sonia Vizoso, El País, 09/12/19)
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