"Ritz-Carlton nunca tuvo pinta de acabar
haciendo barcos, pero una serie de carambolas políticas y empresariales
ha puesto al grupo de hoteles de lujo y resorts al frente del mayor astillero privado
de España. Son las consecuencias del incumplimiento por parte de Hijos
de J. Barreras del contrato para la construcción de un crucero de lujo
en Vigo.
El proyecto ha derivado en un desastre total, con el buque sin entregar, un sobrecoste descomunal y una deuda de entre 70 y 80 millones de euros que ha llevado a la factoría naval a preconcurso de acreedores.
La única solución para el grupo hotelero es tomar las riendas de
Barreras, lo que desbarata definitivamente el polémico tándem
Feijóo-Pemex sellado en 2012.
La caída del empresario vigués José García Costas, presidente de la Cámara de Comercio de Vigo y amigo personal de Alberto Núñez Feijóo,
ilustra a la perfección el hundimiento de la operación Pemex. En él
delegaron los mexicanos la presidencia del astillero cuando
desembarcaron con 5,1 millones de euros y el contrato de un barco para
hacerse con el 51% del capital.
La petrolera se desentendió desde el
primer día de la gestión de la compañía y dejaron a Costas –titular del
24,5% de las acciones– como presidente. Ahora, el resto de accionistas
se alían para dejar el mando en un cliente como Ritz-Carlton, lo que
señala al gallego como el principal causante de la catástrofe
empresarial.
Ritz-Carlton desembarca en la gestión a través de su división Cruise Yatch Upper Holdco Limited. Un comunicado conjunto hecho público el 1 de diciembre ratificaba su principio de acuerdo con Pemex
y Albacora –titular del 24,55% restante– para hacerse con el control de
la compañía privatizada en 1995.
En ese anuncio, el consejero delegado
de Cruise Yatch, Douglas Protero, subraya que su prioridad es terminar el minicrucero Evrima,
atascado en las gradas del astillero, aunque propone sentar las bases
para que la empresa pueda conseguir “negocios nuevos y rentables en el
futuro”.
La toma de control se produce sin
contraprestaciones económicas, que no se descartan en el futuro. De
momento, se ejecuta una suerte de delegación por parte de los demás
socios, excepto García Costas, para que Ritz-Carlton
tome las riendas de la compañía sin entrar en su accionariado. Así, la
primera decisión consistirá en el nombramiento temporal de nuevos
administradores, con “nuevos equipos externos y experimentados que
trabajarán por la continuidad del astillero”. En cuanto a Costas,
los nuevos responsables de la empresa invitan a sumarse al proyecto “a
quienes hasta este momento hayan decidido no participar en esta
solución”.
Pemex se adhirió con gusto a la entrega del
timón a una compañía externa, ávida como está de gestionar una salida
honrosa del astillero gallego. La de la petrolera mexicana fue una
operación difícil de entender en España y en México, sobre todo por el
absoluto desinterés en la gestión que mostraron los dirigentes de Pemex.
La lluvia de contratos que anunciaron Feijóo y los mexicanos cuando
sellaron el acuerdo de 2012 se sustanció en un único barco, un
buque-hotel que resultó poco rentable para el principal accionista,
según una auditoría interna de la petrolera. El propio presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, criticó la
inversión en Barreras y anunció una revisión del negocio en el contexto
de una “limpia” contra la corrupción. No en vano, la justicia mexicana ha imputado a los artífices de Pemex que pilotaron la compra de la factoría naval viguesa.
A García Costas se le acusa desde el sector aliado en su
contra de formular una baja temeraria para hacerse con el contrato del
crucero de lujo para Ritz-Carlton, valorado en unos 250 millones de euros y sobre el que pesa ya un sobrecoste de 60 millones aproximadamente.
La construcción se ha detenido y el grupo hotelero ha tenido que
aplazar el viaje inaugural del Evrima, previsto inicialmente para el 5
de febrero. García Costas trató de facturar al grupo
hotelero 50 millones de sobrecoste, pero otra auditoría sobre el proceso
de construcción le hizo desistir y enfilar la puerta de salida de la
presidencia, cargo que asumió después de pilotar un concurso de
acreedores de 2012 que supuso la ruina para multitud de empresas
auxiliares.
Sobre la gestión de García Costas pesa otro
negocio desastroso para el centenario astillero, la firma de un contrato
con la noruega Havila Kystruten en 2017 para la construcción de dos
cruceros, que debían ser entregados en 2020 y 2021.
Ambos navíos están parados desde meses antes del preconcurso de
acreedores, debido al supuesto desvío de 30 millones de euros
adelantados por el cliente al crucero de Ritz-Carlton, con el objetivo
de tapar el desfase presupuestario. No solo eso. Graves errores de
diseño cometidos por los ingenieros que trazaron los barcos contribuyen a bloquear el proyecto.
A Ritz-Carlton le incomoda ese compromiso, que puede poner en peligro la entrega de su crucero.
El consejo de administración de Barreras aprobó el 22 de noviembre la
cancelación de los contratos de los dos cruceros, valorados en 150 millones de euros cada uno. La decisión llegaba tarde, porque hacía semanas que Havila había decidido llevarse los dos buques a otro astillero, el turco Tersan, cliente habitual de los noruegos.
La Xunta, mientras, se mueve entre la defensa del empresario vigués García Costas y
la necesidad garantizar la viabilidad de Barreras. De momento, el
Gobierno gallego reclama “transparencia” a los gestores. “Necesitamos
que tanto los accionistas como Ritz-Carlton sean
transparentes en la gestión de este conflicto, y que se traslade la
información con claridad. No conocemos ningún dato sobre la situación
del astillero, ni sobre el contenido de la auditoría acerca de cada
proyecto, ni el alcance real de los diferentes acuerdos que se están
adoptando”, lamentó el 'conselleiro' de Economía, Emprego e Industria, Francisco Conde.
De todo ello están pendientes los alrededor de 100 empleados de la compañía,
pero también las auxiliares que dependen de ella, que aportan el grueso
de la mano de obra y que ven en riesgo un millar de puestos de trabajo.
Tras el mal trago de hace ocho años, cuando soportaron quitas del 80%,
ahora se aferran a la operación liderada por Ritz-Carlton como tabla de
salvación." (Pablo López, El Confidencial, 08/12/19)
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