"No era la aludida falta de pericia de los ginecólogos por asistir a
pocos partos; ni siquiera se trataba solo de que los pediatras de
Ourense no quisieran desplazarse a 75 kilómetros cada vez que alguna
mujer daba a luz: ha sido una decisión política equivocada que optaba
por acercar la ciudadanía al servicio en vez del servicio a la
ciudadanía con el objetivo de abaratar costes y con graves riesgos para
la vida de las personas”.
Así valora el jefe de Ginecología del hospital
comarcal de Verín (Ourense), Javier Castrillo, el anuncio realizado
este sábado por la Xunta de Galicia de dar marcha atrás en su decisión
de cerrar el paritorio de un hospital de la España vaciada que presta
servicio a más de 30.000 personas de distintos municipios ourensanos y
de alguno de Zamora. La Xunta asegura que ha encontrado dos pediatras
que permitirán la reapertura.
Casi 50 días ha mantenido el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo el pulso contra la ciudadanía
y contra todos los partidos políticos del arco parlamentario, incluido
el suyo en la provincia de Ourense, por el cierre del paritorio de este
hospital comarcal.
Casi 50 días en los que los ginecólogos de Verín han
optado por seguir asistiendo a las parturientas
con riesgo de dar a luz en la carretera de camino a Ourense previa
notificación al juez de guardia de que incumplían una decisión política
por “preservar un bien superior”. Y casi 50 días de encierro vecinal,
que se prolongará hasta que el anuncio de la reapertura sea un hecho, y
de mociones y concentraciones en todo el territorio gallego.
Los trabajadores del hospital de Verín tienen claro que Feijóo “se
equivocó” en su decisión política y recula ahora, en año electoral en el
que peligra su cuarta mayoría absoluta, “ante una presión vecinal
tremenda y ante la oposición de su propio partido en Ourense”, el
granero de votos del PP gallego.
Ante el clamor de sus vecinos, los alcaldes del PP en las comarcas
afectadas tuvieron clara su posición desde el primer momento. El
presidente de la Diputación y del partido en la provincia, José Manuel
Baltar, máximo rival interno de Feijóo, se puso al frente de la protesta
de los suyos.
El último parto en el servicio cerrado de Verín tuvo lugar esta misma semana. La mujer que dio a luz en el paritorio clausurado por el Gobierno del PP es un cargo institucional
del mismo partido (concejal en el Ayuntamiento de A Gudiña) y el
regidor puso el grito en el cielo ante el riesgo en el que ponía a su
edil la decisión de su propio partido. Como en los dos partos anteriores
desde que se decretó el cierre, los pediatras del Complexo Hospitalario
Universitario de Ourense llegaron tarde.
La gran contestación social ha ido modulando a lo largo de este mes y
medio el discurso del presidente autonómico sobre los argumentos del
cierre hasta asumir ahora la reapertura. Feijóo pasó de apelar a razones
de seguridad para gestantes y neonatos aludiendo a la “falta de
pericia” de los ginecólogos por la escasez de partos, a argumentar que
no había pediatras para garantizar el servicio.
"Lamentablemente, no tengo solución para este problema. Si encontrase
solución algún día, dejaría de ser este problema", justificó en
diciembre. La oposición le echó en cara su “evidente incapacidad de
gestión”.
Posteriormente, convocó dos plazas de pediatras —que quedaron
vacantes— a través del Diario Oficial de Galicia (DOG) asegurando que si
se cubrían reabriría el paritorio. La intersindical nacionalista CIG
aseguró que las plazas no se cubrían porque el Servicio Gallego de Salud
(Sergas) llevaba un retraso de ocho meses en la publicación de las
listas.
El presidente de la Xunta insistió entonces en que la decisión del
cierre no era política, sino que obedecía a la propuesta que le hicieron
los ginecólogos y pediatras del hospital de Ourense.
“Lo que hemos vivido ha sido tremendo. Han puesto a facultativos
contra facultativos para justificar una decisión política”, señala
Castrillo en alusión ese respaldo al cierre de sus colegas ginecólogos
del hospital de Ourense que “ponían en tela de juicio nuestra capacidad y
que buscaban garantizarse mayor número de partos ellos en un hospital
sobredimensionado ya que, como en el resto de la provincia, los
nacimientos han caído en picado”.
“Imposible de cumplir”
Tras decretar el cierre del paritorio de Verín, el Servicio Gallego
de Salud remitió a los ginecólogos del hospital comarcal el protocolo de
actuación ante emergencias que estos le reclamaron. El jefe del
Servicio de Ginecología, Javier Castrillo, asegura que si lo hubieran
cumplido habrían puesto “en serio peligro” la vida de las gestantes. “En
su obsesión porque derivásemos todos los partos a Ourense nos
convertían en una especie de 061 o de ambulatorio: nos quitaron todas
las funciones propias de la especialidad”, dice Castrillo. En el
documento queda claro que no debían asistir en Verín a las parturientas
sino pedir ambulancia para trasladarlas a Ourense.
El protocolo contempla que en caso de hemorragias en la segunda mitad del embarazo los ginecólogos debían realizar “monitorización hemodinámica continua de signos vitales”, poner “oxígeno suplementario, dos vías venosas periféricas” y “monitorizar la cantidad de sangrado vaginal y la frecuenciaa cardíaca fetal”. “Esto es algo increíble porque si se mantiene el sangrado de una embarazada durante diez minutos puede suponer su muerte”, señala Castrillo." (Cristina Huete, El País, 18/01/20)
El protocolo contempla que en caso de hemorragias en la segunda mitad del embarazo los ginecólogos debían realizar “monitorización hemodinámica continua de signos vitales”, poner “oxígeno suplementario, dos vías venosas periféricas” y “monitorizar la cantidad de sangrado vaginal y la frecuenciaa cardíaca fetal”. “Esto es algo increíble porque si se mantiene el sangrado de una embarazada durante diez minutos puede suponer su muerte”, señala Castrillo." (Cristina Huete, El País, 18/01/20)
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