19/6/07

Caciquismo tributario gallego

Los ayuntamientos gallegos practican una suerte de abstinencia fiscal... El problema surge cuando introducimos en el escenario a la Xunta, que por obligación legal e interés político transfiere recursos a los municipios. Y lo hace huyendo lo más posible de reglas y criterios objetivos, refugiándose en la discrecionalidad y la bilateralidad. La coincidencia de intereses partidarios o la buena relación personal por encima de fronteras ideológicas pueden hacer que un alcalde logre la cuadratura del círculo: impuestos más bajos que los demás y mayor gasto público, gracias a las jugosas transferencias y subvenciones que es capaz de apalabrar con el conselleiro de turno.

Es verdad que eso supone desviar recursos financieros que deberían financiar competencias autonómicas como la sanidad y la educación para cubrir necesidades locales. Es verdad que eso conlleva condenar a los municipios a la dependencia económica y política, al raquitismo presupuestario extremo y, en general, a unos servicios públicos locales deficientes e impropios de un país de la Europa del euro. Pero es también cierto que permite controlar las dinámicas políticas en el ámbito local, favoreciendo la continuidad de los gobiernos del mismo color político, y asfixiando los intentos de modernización y cambio de la vida política. (Santiago Lago Peñas: Abstinencia fiscal; El País, Galicia, 24/02/07, pp. 30)

¡Así nos va!

No hay comentarios: