" Vean lo que ocurre en Santiago, no me refiero a un joven músico que
denunció que la policía municipal le rompió los dedos. "¿Y ahora qué?”.
Pues que no volverá a tocar ni a construir instrumentos. Así como que
cuando fue a denunciarlo a comisaría no le aceptaron la denuncia.
No me
refiero a algo tan delirante, prefiero creer todavía que la policía es
democrática y no la franquista, y que eso va a ser investigado y se
depurarán responsabilidades.
Me estoy refiriendo al espectáculo grotesco
que vive la alcaldía de Santiago desde hace un año, el nuevo capítulo
lo protagonizan las dos facciones del mismo partido enfrentadas, la del
actual alcalde y la otra, parece que apoyada por la dirección de
Galicia.
Una lucha descarnada y sin otro valor político que el poder por
el poder, al cabo son de un mismo partido y representan el mismo
programa, pero en la que acaban de desembarcar el principal periódico
coruñés con toda su artillería y al que le ha contestado el periódico
santiagués con vehemencia pareja.
Lo terrible es que una concejala participante en el duelo y el
periódico coruñés, para cobrar una pieza más alta, hayan disparado
contra un funcionario que pasaba por allí y que no tenía nada que ver en
esa pelea.
Lo que vemos es a medios de comunicación colaborando con
políticos que no solo se ensucian entre ellos sino que también liquidan
el honor de quien se ponga a tiro.
La llamada Operación Pokémon ha
creado una sucesión de episodios en la que se mezclan culpables e
inocentes, pero este episodio en el que la prensa actuó de modo tan
destructivo es de lo peor.
Mentiras y falsedades que destruyen a los
inocentes. Cuando venza una facción de ese partido sobre la otra y
cuando finalmente alguno de los políticos implicados acabe siendo
declarado culpable, o no, ¿quién reparará el honor de un funcionario
acusado de la actuación más deshonrosa?
Todo esto es muy característico
de este tiempo, políticos absolutamente ineptos que no conocen sus
funciones y sus obligaciones, que perjudican con sus disputas a la
administración pública. Ellos pasarán, pero la administración pública,
como todo lo que tocan, quedará dañada.
En el Concello santiagués los bandos enfrentados disparan entre ellos
y se cobran funcionarios como piezas, mientras en los colegios públicos
los conserjes y el personal de la limpieza lleva más de un mes sin
cobrar, así como el Concello le debe siete meses a la empresa que los
contrata y presta ese servicio.
Pero no importa, lo único que importa es
salvar el culo de cada uno, total solo es escuela pública y ya estamos a
ello, a desprestigiarla y desmontarla. ¿Queda alguien con
responsabilidad en el partido, el Concello o la Xunta? ¿Le importa a
alguien algo? Sobres aparte." (
Suso de Toro , El País, 23 ENE 2013)
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