"Según
como miremos esta situación o no ha cambiado nada fundamental o sí. Si
atendemos a las capacidades legislativa y ejecutiva, todo sigue igual,
pues el PP incluso ha fortalecido su anterior mayoría absoluta y puede
hacer y deshacer a su antojo en leyes y gobierno. Y desde luego está
haciendo y deshaciendo, más lo segundo que lo primero.
Pero si
comparamos el mapa político gallego anterior a las elecciones con el
posterior las cosas son bastante distintas. Y si a esa comparación
añadimos la observación de lo que ocurre en la calle, podemos concluir
que algo, y no un algo epidérmico, se está moviendo en Galicia.
Movimiento que confirman recientes encuestas, según las cuales, si hoy
se celebrasen elecciones en Galicia, el PP perdería la mayoría
absoluta, AGE le disputaría el segundo puesto al PSdG, este se hundiría
aún más, y el BNG mantendría mal que bien su actual posición.
Sin
embargo, la consolidación de este movimiento "regenerador" de la
democracia, la limpieza cívica y la justicia social en absoluto está
garantizado. Todo depende, por un lado, de cómo evolucionen los
parámetros económicos y, por otro y sobre todo, de cómo actúen las
principales fuerzas políticas en competencia.
La evolución previsible
del primer factor juega a favor del movimiento transformador porque no
es probable que la crisis revierta en grado suficiente y con suficiente
rapidez para desactivar las causas objetivas del descontento social.
Aunque toquemos fondo este año y empiece la recuperación, está será muy
lenta. Quedan por delante bastantes años de penuria para la mayoría. (...)
En
cuanto al segundo factor, la actuación de los partidos, no hay
certezas. Supongamos, que es mucho suponer, que los grandes partidos se
toman en serio el asunto de la corrupción y acaban reduciéndola a
pequeñas anécdotas. Cegarían una de las fuentes de la indignación y el
desapego hacia la política, pero sólo una.
Si no lo hacen, peor para
ellos a medio plazo. Pero quedaría en pie la naturaleza oligárquica de
estos mediadores entre la ciudadanía y el ejercicio del poder. Para
destruirla y sustituirla por otra que, propiciando de verdad la
participación ciudadana y el control continuo de los representantes,
reconciliase a todos con el sistema sería necesario que las actuales
castas dominantes de esos partidos se suicidasen políticamente. Y esto
sí que me resulta bastante impensable. (...)
En
todo caso, en Galicia nada indica hoy (puede que mañana sí) que la tan
proclamada y tan poco practicada "regeneración democrática" pueda
venir de los socialistas. El PSdG sigue enredado en sus líos internos y
cada vez peor.
No parece fácil que sus sectores renovadores (que
también los tiene) consigan en el próximo congreso acabar con las
luchas individuales por el poder orgánico y con los reinos de taifas
para reconstruir un proyecto nuevo que les permita levantar cabeza.
Ojalá. Por su parte, el BNG no acaba de recuperarse del mazazo ni
parece capaz de aprender de las duras lecciones que le está dando la
realidad.
Bajo la incombustible batuta de la dirección de la UPG está
centrando la resolución de los problemas, del BNG y del país, en una
apuesta soberanista, mimética de la catalana y la vasca, algo que a mí,
con todo el respeto que me merece el derecho de autodeterminación, me
parece, en las circunstancias actuales de Galicia, una errónea huida
hacia adelante. (...)
Y
nos queda AGE, la que de momento sintoniza mejor con la indignación de
los muchos perjudicados, sacude conciencias y centra su discurso en lo
que hoy preocupa a la mayoría de los gallegos. Pero tampoco lo tiene
fácil para consolidarse como alternativa renovadora a medio y largo
plazo.
Para empezar ha de resolver, y sin demorarse más de la cuenta,
la incompatibilidad de partida entre el independentismo muy presente en
Anova y el federalismo de Esquerda Unida. Asunto aparcado hasta ahora
gracias al común rechazo a los vicios del sistema y a la compatibilidad
entre sus programas socioeconómicos. Pero esta elusión tiene fecha de
caducidad, y corta.
Máxime si tenemos en cuenta la presión soberanista
procedente del BNG. En segundo lugar, debe huir de la tentación de
pasarse en la dosis de los golpes de efecto, muy útiles al principio
para satisfacer a tantos con ganas de "darles caña" al establishment
y sus beneficiarios, pero insuficientes e incluso contraproducentes al
cabo de cierto tiempo si no van acompañados de un trabajo político
serio tanto en el Parlamento y demás instituciones como en el conjunto
del tejido social, para lo cual hace falta además una masa crítica de
militantes y cuadros medios con oficio y experiencia de la cual AGE de
momento no anda muy sobrada.
Por todo ello, podemos decir que hoy AGE
está en los primeros tramos del camino que lleva de ser una esperanza
creíble a ser una alternativa real.
Algo se mueve en Galicia. El tiempo dirá hacia donde y para qué." ('Algo se mueve en Galicia', de
Justo Beramendi, en Sin Permiso, 03/03/2013)
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