El alcalde de Santiago, Ángel Currás (derecha), con su antecesor, Gerardo Conde Roa / anxo iglesias
"Cuatro sumarios por corrupción; 10 de los 13 miembros del gobierno
imputados; un alcalde, Gerardo Conde Roa, condenado a dos años de cárcel
por fraude fiscal; su sustituto, Ángel Currás, imputado en otra causa, y
un edil, Albino Vázquez Aldrey, dimitido tras pagar la fianza para
evitar la cárcel.
En apenas dos años y medio de legislatura el escándalo
se ha instalado en el Pazo de Raxoi y mantiene atenazado al gobierno de
la capital de Galicia. Su portavoz, María Pardo, aludió tras la última
imputación colectiva —siete ediles, todos los de la Junta de Gobierno— a
una “persecución política” y la junta de jueces de Santiago respondió
con un durísimo comunicado en defensa de Ana López Suevos, titular del
Juzgado número 1 de Instrucción de la ciudad, responsable de dos de las
causas. La oposición de PSdeG y BNG exige la dimisión del alcalde y
habla de un “gobierno fallido”.
Pero también los socialistas del grupo municipal viven pendientes de
su propio sumario: el hombre fuerte del partido y concejal de Obras en
el anterior Gobierno, Bernardino Rama, está imputado en la Operación
Manga, que indaga sobre un supuesto amaño de contratos en el Ejecutivo
del PP y el anterior bipartito. (...)
Entretanto, el Ayuntamiento gestiona como puede la burocracia
cotidiana sin grandes proyectos a la vista. En primavera inaugurará un
parque público (Finca do Espiño) con una inversión de 800.000 euros y se
apuran también las excavaciones en una fortaleza medieval (el castillo
de A Rocha) para abrirla a la ciudad con un presupuesto de otro medio
millón. El resto de la gestión la monopoliza el día a día de las
facturas, la recaudación y el asfaltado de media docena de calles.
Los funcionarios se han acostumbrado a ver a policías y guardias
civiles salir de los despachos con expedientes y discos duros en los
constantes registros que se repiten en la institución. Y la moral de los
trabajadores empeora a cada nuevo tumbo del gobierno en los juzgados.
El último, un rocambolesco episodio de un policía local incómodo para el
PP que denunció una supuesta persecución de sus superiores.
Las
escuchas policiales evidencian un plan para expedientarlo mediante una
denuncia telefónica falsa ideada por la exresponsable del área de
seguridad María del Mar Hinojosa, una teniente de la Guardia Civil
reclutada por Conde Roa para coordinar la policía local y protección
civil. Hinojosa dimitió semanas después de que se destapase el caso.
Cobraba un salario de 72.000 euros, superior al del alcalde y los
concejales.
Desde su cese, en mayo, el puesto (que se vendió como
imprescindible cuando fue creado) sigue vacante. Junto al de Hinojosa,
el gobierno municipal ideó otros tres altos cargos con un coste anual de
más de 90.000 euros (cada uno) para las arcas municipales. Hubo
fichajes en Urbanismo, Servicios Económicos y para Personal y
Contratación.
Esa es la tónica habitual desde la llegada del PP al gobierno:
designar altos cargos no electos para ocupar áreas clave del
Ayuntamiento. Esa filosofía de Conde Roa se extiende a medida que se
agudizan los problemas judiciales. El ejecutivo local ha removido de sus
puestos a los técnicos responsables del control de las cuentas y la
legalidad.
En una decisión sin precedentes en la vida municipal gallega
se cambió al secretario del Ayuntamiento, que llevaba 21 años en el
puesto. Su sustituto aparece citado en unas escuchas telefónicas por un
concejal como el técnico que recomendó el procedimiento para tramitar
una denuncia falsa contra un policía municipal. El sumario todavía lo
instruye el juzgado.
Por el puesto de interventor municipal han pasado en estos dos años
tres personas distintas. Mientras, los dos titulares de las plazas de
secretario e interventor cuentan las horas en despachos municipales sin
ningún cometido asignado. No son de la cuerda del gobierno de Currás,
como tampoco la fueron de Conde Roa, y han sido relegados.
Según declaró
la interventora en un juicio en el Tribunal Superior de Xustiza de
Galicia esta semana, durante 2013 se le ha encomendado un único
expediente y ni siquiera aparece en la última relación de puestos de
trabajo del área económica.
Al tiempo que llegan altos cargos con salarios de 72.000 euros
anuales y mientras algunos funcionarios habilitados nacionales con
sueldos de 60.000 euros siguen mano sobre mano, las plantillas de la
policía municipal y los bomberos, por poner dos ejemplos, se desangran.
Entre ambas, solo desde 2010, han perdido medio centenar de agentes que
intentan suplirse a base de horas extraordinarias.
Los sindicatos
reconocen que los trabajadores públicos del Ayuntamiento han perdido el
respeto por sus gobernantes. “Se hace muy difícil mirarles a la cara,
hemos perdido la confianza en ellos. No hay directrices políticas ni
dirección, se funciona por pura rutina”, asegura Antón Barba, presidente
de la Junta de Personal. El diagnóstico que hace su compañero de la CIG
Xabier Picón es igualmente demoledor: “Tanto como las imputaciones pesa
la falta de directrices y de criterio.
La justicia está haciendo su
trabajo y los sumarios deben seguir su curso, pero aquí lo que hay es
falta de gestión. Todo se improvisa. Y es bastante incongruente: se
hacen recortes en personal, pero se crean altos cargos con gasto
superfluo”.
“La administración está paralizada y no porque los funcionarios
hayamos bajado los brazos pero sí es cierto que lo miramos todo mil
veces antes de firmar. Y nunca avalamos algo dudoso. Los políticos no
toman decisiones y lo que hacen es contratar directores de área que no
conocen la institución y tardan meses en aterrizar y ubicarse en el
Ayuntamiento.
Una de ellas ejercía como directora de área desde casa
porque se le permitió el teletrabajo, luego se puso de baja y no ha sido
sustituido, señal de que no era tan necesaria. Esas cosas también
desmoralizan porque no se fían de sus funcionarios”, apunta un
trabajador con dos décadas de experiencia en la casa.
“Se compromete
poco gasto, nunca hubo tanto dinero en caja porque no hay proyectos
nuevos y da la impresión de un gobierno atenazado que no se atreve a
afrontar iniciativas. Y luego están esos sueldazos que nadie entiende.
La mayoría de nosotros damos al gobierno por amortizado, aunque el PP
gane las elecciones, este equipo no repetirá”, apunta otro funcionario. (...)"
José Precedo
, El País, Santiago de Compostela
26 OCT 2013)
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