María del Carmen Tuñón Álvarez junto a sus compañeros
"Fue la primera mujer que ascendió a analista jefe en uno de los
astilleros más potentes del mundo, la antigua Astano (Fene) en el que
entonces trabajaban más de 6.000 obreros construyendo superpetroleros en
serie.
Fue su primer y único empleo durante 33 años. Empezó prácticamente al
día siguiente de licenciarse en Ingeniería Técnica Naval en 1972 y se
quedó hasta que la prejubilaron cuando estaba al frente del departamento
de I+D+i en 2005, en la enésima y, por ahora, última reconversión del
naval en la ría ferrolana. María del Carmen Tuñón Álvarez (Ferrol, 1949)
vivió los mejores y los peores años de un astillero castrado por la
entrada de España en la Unión Europea, que le supuso un veto a la
construcción civil que expira el 31 de diciembre del 2014.
Cuando entró,
recuerda, estaban a punto de botarse el 'Arteaga' y el 'Santa María', y
cuando salió las gradas estaban vacías.
Fue una de las pocas mujeres que logró abrirse paso en un mundo
masculinizado en toda su escala laboral aunque no fue la única. Con
ella, recuerda, había otras 10 compañeras entre 6.000 varones: un 0,1%
de cuota femenina. “Había una secretaria, dos perforistas, dos
delineantes, otras chicas en el economato y yo”, dice tras echar
cuentas.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora, recibirá el
premio '8 de marzo' del Ayuntamiento de Ferrol que la reconoce como una
pionera del sector naval. “Es cierto que lo fui aunque entonces no me
sentía así”, cuenta, entre agradecida y abrumada por el homenaje.
Hija, nieta y sobrina de una saga de marinos ferrolanos, Carmen fue
la cuarta de diez hermanos (3 chicos y 7 chicas). “Todos estudiamos,
cada uno lo que quiso”, explica. Se decantó por la ingeniería técnica
naval cuando la carrera empezó a impartirse en la ciudad cuando ni
siquiera existía el campus universitario y las clases se improvisaban en
las aulas del instituto Concepción Arenal.
“El primer día de clase,
éramos 14 chicas entre 500 jóvenes pero la terminamos otra y yo”,
apunta. En la escuela naval ferrolana conoció a su marido, y su primer
destino en el astillero de Perlío la llevó al departamento de armamento
anticipado de Astano, el que prepara los bloques del buque para
ensamblarlos luego como un puzzle. De allí pasó al departamento de
informática cuando todos los datos pasaban por un computador gigante
(IMB 370) que tenían que programar.
Vivió la durísima reconversión del
84 con largos encierros y caminatas y también la disolución de Izar en
2005 cuando Europa la devolución de las ayudas de Estado que el
Ejecutivo de Aznar inyectara al grupo naval. La prejubilación la cogió
al frente del departamento de I+D+i de la antigua Astano (hoy Navantia
Fene) que pasaba por ser uno de los más modernos y prometedores del
naval europeo.
“Se derrochó el talento de mucha gente muy válida que se
fue para casa antes de tiempo”, reflexiona Tuñón.
Reconoce en los setenta no era precisamente fácil conjugar la crianza
de sus dos hijos con sus responsabilidades profesionales. “Si echabas
mal las cuentas del embarazado y pedías las 6 semanas antes de tiempo,
de tenías que incorporar al poco de parir”, recuerda.
“Hay
discriminación aunque he de decir que yo no la sufrí, pero la hay”,
afirma categórica. Mañana recogerá su premio '8 de marzo' enn una gala
institucional en el teatro Jofre (20:00 horas) con el aplauso de otras
mujeres a las que abrió camino en el naval hace 40 años." (El País, 07/03/2014)
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