"Un papel del juzgado dice que a las 11:05 del
23 de enero, Dian, Rhany y Kirei empezaron una nueva vida. Fue a esa
hora cuando las tres mujeres indias cruzaron el umbral del convento de
clausura de Santiago de Compostela al que llegaron a finales de los años
noventa, todavía siendo adolescentes, y en el que permanecían retenidas
contra su voluntad bajo engaños y amenazas.
Por el
torno del convento, la comisión judicial entregó la orden del juzgado a
las 10.15 del sábado pasado. La titular del Juzgado de Instrucción
número 1 de la capital gallega concedía a la madre superiora una hora
para que las cinco monjas salieran por la puerta. Ni un minuto más. La
Policía Nacional acompañaba a los funcionarios.
El viernes, la jueza Ana López-Suevos había incoado
diligencias previas ante los hechos puestos en su conocimiento por la
Policía. La magistrada aprecia indicios de delitos de detención ilegal,
contra la integridad moral, amenazas y coacciones. Una denuncia llegada a
la Unidad contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades
Documentales (UCRIF) aseguraba que cinco mujeres indias permanecían tras
los muros del convento en contra de su voluntad y realizando trabajos
“en condiciones de casi esclavitud”, recoge en su auto la magistrada.
Las mujeres eran amenazadas por la madre superiora con que serían
deportadas en cuanto abandonaran el convento. La directora les aseguraba
que su situación en España era irregular -una mentira, ya que las
mujeres hace años que habían conseguido el permiso de residencia- y que,
al regresar a su país, solo sentirían el oprobio de unas familias
avergonzadas.
Si aun así intentaban fugarse, deberían
arrebatar uno de los dos juegos de llaves que abrían la única puerta de
salida al mundo y que custodiaban dos superioras. Una vez en comisaría,
dos de las monjas aseguraron que no quieren abandonar el convento.
Dian, Rhany y Kirei -nombres ficticios para proteger su identidad- se
encuentran ya en Madrid atendidas por los servicios sociales.
La libertad para las tres monjas es una historia de mujeres que ayudan a
mujeres. Comienza tres semanas antes, a cientos de kilómetros de allí,
en un chalé del acomodado barrio de Mirasierra, en Madrid. Allí había
ido a parar como interna Nyun, también nombre ficticio. La mujer que la
contrató en febrero de 2015 pronto se dio cuenta de que su nueva
empleada, nacida en India, desconocía las cuestiones más básicas de la
vida doméstica. Y preguntó. Nyum se decidió a hablar en noviembre. El
relato que escuchó la mujer española hablaba de miseria, proselitismo y
crueldad.
Los padres de Nyum lograron que su hija
sobreviviera a una vida de calamidades ingresándola en un convento de
religiosas a los seis años. A los 19, una amiga le propuso viajar a
España para entrar en una congregación religiosa y hacerse monja. Nyun
soñaba con convertirse en enfermera y, con los hábitos, ayudar a curar
los males entre los que había crecido. Pero cuando llegó a España, no
hubo estudios de enfermería, ni personas a las que ayudar. Solo silencio
y un trabajo agotador desde las 6 de la mañana hasta el anochecer
dentro de una cárcel de piedra. Así transcurrieron 15 años.
El 29 de diciembre de 2015, a las 14.47, en el buzón trata@policia.es
entró un mensaje con el asunto “Necesito ayuda”. Una mujer que se
identificaba y dejaba un teléfono móvil escribía: “Es un tema muy
delicado ya que tienen a tres mujeres extranjeras retenidas contra su
voluntad desde hace muchos años y no sé bien dónde tengo que acudir ni
qué puedo hacer o con quién tengo que hablar. Espero que a través de
esta vía me puedan dar una solución. Gracias, un saludo”.
Cuarenta y seis minutos después, una agente habla por primera vez con
Nyum por teléfono. Ella le confirma lo que la mujer española había
adelantado en el correo y ofrece más detalles. Se trata del convento
Madres Mercedarias, en Tránsito de la Merced número 1 de Santiago de
Compostela.
"No te marcharás de aquí mientras yo viva"
En el acta de su declaración se puede leer: “Que cuando llevaba 13 años
en el convento no aguantó más e hizo verbal su deseo de dejar los votos
eclesiásticos, pero la madre superiora, llamada María Luisa, le
manifestó que ella nunca se marcharía de allí mientras siguiese viva, y
que si intentaba dejar los votos la meterían en un avión y anularían sus
tarjetas para que no pudiera quedarse en España”.
Tantos años en España habían servido para que Nyun gozara de la
residencia. De hecho, las Mercedarias habían dejado que viajara a
visitar a su madre enferma hacía años. Acaso segura de su ignorancia, la
madre superiora le permitió volar, convencida de que regresaría. En el
avión, Nyun conoció a otra mujer, quien le reveló la verdad: era libre y
podía vivir en España sin necesidad de habitar en el convento. Nyun
regresó, pero nunca a la clausura. Desde entonces, solo pensaba en sacar
de allí a sus amigas. Estas "hace años" que quieren colgar los
hábitos.
La menor de las mujeres rescatadas había
entrado en el convento con 16 años. “Sus amigas y ella eran amenazadas
constantemente con ser una vergüenza para sus familias si volvían, con
quitarles sus tarjetas de residencia y anularlas, y con obligarlas a
volver a su país. Dice que dos mujeres que quisieron abandonar los
votos, las metieron en un avión y las obligaron a volver a su país”,
recoge el atestado policial a partir de su testimonio.
Las Madres Mercedarias hacían que los funcionarios acudieran al
convento para renovar la documentación de las mujeres, con lo que
evitaban cualquier tentación de que alertaran de su situación en una
visita a la comisaría. Cuando los funcionarios se acercaban al convento,
la madre María Luisa no los dejaba ni un segundo a solas con las monjas
extranjeras.
Dian tiene 34 años. Llegó con tan solo
16 años y el próximo 5 de febrero cumplirá 18 de su llegada al convento
de clausura. Cuando llegó "estaba contenta", las madres la trataban
bien, pero hace "meses" que le dijo a la madre superiora que se quería
ir a vivir con unas primas que tiene en España. Imposible. Solo saldría
del convento cuando llegara una supuesta "dispensa papal". Y que en ese
caso, su único destino sería un avión de vuelta a India.
Kirei tiene 35 años. Acababa de cumplir 16 en el retiro obligado. Solo
ha podido visitar a su familia en dos ocasiones. Hace un año decidió que
quería irse, pero hasta diciembre no se lo dijo a la madre superiora.
Temía ser deportada. Rhany tenía 22 años cuando llegó al convento y
ahora tiene 39. Su madre es viuda y está enferma. Ahora quiere volver
para ayudarla.
Otra mujer, la jueza López-Suevos
aclara en su auto que no entra a valorar "la cuestión religiosa relativa
al acatamiento voluntario de las normas de clausura, ni la dureza de
éstas, sino que de conformidad con lo previsto en la Ley Orgánica de
Libertad Religiosa, por una parte, toda persona tiene derecho a cambiar o
abandonar su confesión religisosa, y que la libertad religisoa y de
culto tienen como único límite el derecho al ejercicio de las libertades
públicas y los derechos fundamentales".
Las tres
monjas liberadas han declarado que antes de llegar a España no sabían lo
que era un convento de clausura porque en su país las hermanas son solo
de "comunidad activa". Ninguna quiere denunciar a la madre María Luisa.
Kirei incluso le dijo a la Policía que la superiora, de 79 años, "es
muy buena". En su nueva vida, las tres mujeres no tienen que esconderse
para hablar entre ellas. Y ya nadie les prohíbe mirarse a los ojos." (Pedro Águeda
, eldiario.es, 25/01/2016)
"A Policía conclúe que o réxime de clausura anulou "a capacidade de pensar" das monxas indias.
Tres mulleres tomaron a decisión máis importante da súa vida o sábado nun despacho dos xulgados de Santiago de Compostela. Alí contáronlle a outra muller, a xuíza Ana López-Suevos, que non querían volver ao convento de clausura onde pasaran toda a súa adolescencia e mocidade.
Por que despois de 15 anos abrían de golpe a porta a unha vida que apenas intúen? A Policía cre que as condicións nas que vivían no convento “anularan a capacidade de pensar” das tres mulleres indias.
A Unidade contra as Redes de Inmigración Ilegal e Falsidade Documental (UCRIF) ten decenas de policías afeitos a entrar en prostíbulos cunha orde xudicial e acabar con esa forma de escravitude contemporánea. Esta vez tiveron que oír un relato moi distinto, o dunha muller india de 34 anos que deixara un convento de clausura despois de estar 14 anos e que recibira unha petición de auxilio das súas ex compañeiras a través de familiares.
"A orixe das mulleres de nacionalidade india, o posterior illamento do mundo exterior, a dureza cotiá que se vive no convento, o persistente labor de adoutrinamento, o traballo excesivo e, no seu caso, a escasa alimentación, producen con toda seguridade un enfraquecemento nas mulleres que anula a capacidade de pensar e valorar o medio no que viven", recolle o informe redactado pola UCRIF da Coruña, elaborado tras escoitar a muller que deixou o convento en 2014. Nyun -nome ficticio, coma o do resto de monxas- traballa agora na casa da muller que se puxo en contacto coa Policía.
Os axentes escriben que o relato de Nyun reflicte unha "alteración e control da personalidade traducida en ameazas veladas". Explícitas ou non, esas ameazas pasaban por advertir as mulleres de que a súa decisión de saír do convento implicaría a inmediata deportación á India e o rexeitamento das súas familias.
Os testemuños recollidos pola Policía dous días despois de concluír o seu informe coinciden por completo co primeiro testemuño solicitado. Tanto as tres monxas indias que decidiron colgar os hábitos coma as dúas que pediron volver ao convento tras declarar poñen en boca da nai superiora a ameaza da deportación.
"As circunstancias expostas, máis aló de cuestións referentes a disciplina e institucionalización, plásmanse en condutas obxectivas de prolongación, xeneralización e esgotamento do proceso de personalización das mulleres", engade o informe policial, ao que tivo acceso eldiario.es.
Pero máis aló do suposto control psicolóxico dunhas mulleres que chegaron adolescentes a un convento de clausura desde outro continente están as "condutas que se presumen delituosas" contra elas. A saber: "Ameazas veladas de ser deportadas se abandonan a congregación, imposibilidade material e circunstancial de escapar do convento, ao ser privadas da súa documentación persoal, traballos no campo asimilados á escravitude".
O Arcebispado de Santiago de Compostela recoñeceu este martes nunha nota que dúas monxas indias do convento das Mercedarias iniciaron o pasado verán "un proceso de discernimento, expóndose incluso á posibilidade de deixar a comunidade chegado o caso". Segundo o seu relato, solicitáronllo formalmente á nai superiora o 14 de xaneiro e esta deu curso á súa solicitude.
Pero, segundo o Arcebispado, ningunha delas pediu deixar o convento mentres se resolvían os trámites. A nota di que a partir de que completa a documentación, a Santa Sé tarda aproximadamente un mes en resolver. O Arcebispado asegura que acabou o seu parte do traballo o 21 de xaneiro, dous días antes de que a Policía se presentase no convento.
A versión que as mulleres lle deron á xuíza é outra. Dian asegurou no xulgado que hai meses lle trasladara á nai María Luísa que quería ir vivir coas súas curmás, outras ex monxas que viven en Granada, e que a superiora lle contestou que se deixaba o convento "tería que volver de inmediato á India". Tamén lle dixo que "ía consultar se lle daba a tarxeta [de residencia]".
Algo cambiou e, segundo Dian, hai dúas semanas volveulle a dicir á nai María Luísa que quería marchar. Esta vez, a única escusa que puxo a superiora é que debía esperar á dispensa papal.
No caso de Rhany foi "hai meses" cando lle comentou á nai superiora as súas intencións. "Ela contestoulle que marchase, que non estaban a forzar a ninguén. Pediulle á nai superiora que lle dese a tarxeta e díxolle que non lla daba, que se quería marchar que ía directamente para a India e sen cartón", plasma o instrutor das dilixencias do relato que fai.
Kirei dixéralle á superiora: "Nai, eu quero marchar, se me dás o meu pasaporte" E a nai María Luisa, segundo o relato da monxa, contestoulle: "Polo de agora non penses nesas cousas".
O Arcebispado fala de dúas monxas con solicitudes para marchar e non de tres, e engade que ningunha pediu saír do convento mentres se cumprían os trámites. Na nota non resolve que tería pasado se o solicitaran. Unha das tres monxas recoñeceu ante o xuíz que non chegou a solicitar a dispensa papal. Rhyan non o fixo porque, segundo declarou, "aínda que lla desen, se non lle daban a tarxeta [de residencia] tería que marchar á India".
A Policía di no seu informe que, independentemente da dispensa papal "ou outras que se poidan articular canonicamente, a persoa debe dispor da liberdade para facer libremente o que desexe, no caso que nos ocupa, abandonar o establecemento relixioso".
"En calquera outro caso achegariámonos a movementos relixiosos de carácter sectario destrutivo e concepcións dominantes noutros tempos no referente á disciplina e institucionalización", engade o informe da UCRIF
A versión da ameaza da deportación foi confirmada no xulgado polas dúas monxas indias que decidiron quedar no convento voluntariamente. Unha delas asegurou que as nais lles dicían que se tiñan tarxeta podían vivir en España, pero que tiñan que falar co bispo.
Dicíanlles que "se non querían estar aquí [o convento] tiñan que volver á India, porque elas eran a súa responsabilidade e como as trouxeron tamén as tiña que devolver". Rhany tamén asegurou que comezou a pensar en deixar o convento hai cinco anos, cando a súa nai enfermou e non se lle permitiu viaxar a vela.
A segunda monxa que decidiu quedar no convento declarou en sede xudicial que lle consta que a nai superiora non lles entregou a súa tarxeta de residencia ás compañeiras que decidiron colgar os hábitos. As cinco que prestaron declaración están convencidas de que foron enviadas á India, cumpríndose así a ameaza da deportación para as que quixesen seguir o seu camiño.
O Arcebispado alude no seu comunicado a unha monxa que decidiu colgar os hábitos hai "uns dous anos" tras unha estancia na India: "Realizáronse con toda celeridade os trámites internos canónicos de enclaustración e dispensa de votos que quedaron concluídos o 31 de marzo de 2015, asinando a interesada o rescripto emitido pola Santa Sé". Segundo isto, o trámite prolongouse durante un ano.
Todas as monxas, engade, viaxan cada sete anos un total de dous meses á India. As dúas relixiosas que solicitaron formalmente marchar fixérano hai un ano e medio, engade o Arcebispado. Kyurun asegura que os seus familiares na India lle dixeron que hai outras mozas na mesma situación en distintos conventos de España. Se o saben é porque as familias desas mulleres así llo trasladaron aos seus.
As tres monxas que deixaron agora o convento non aluden á dureza das condicións de vida da clausura para adoptar a decisión. E iso, a pesar de que só poden falar dúas veces ao ano por teléfono coas súas familias, a súa correspondencia é revisada pola nai superiora, así como as conversas telefónicas.
Tampouco se queixan de ter que traballar entre apenas unha decena de relixiosas unha horta de case 4.000 metros cadrados, nin do frío ou os madrugóns. Só queren comezar unha vida nova en España." (Pedro Águeda / eldiario.es , en Praza Pública, 27/01/16)
"A Policía conclúe que o réxime de clausura anulou "a capacidade de pensar" das monxas indias.
Tres mulleres tomaron a decisión máis importante da súa vida o sábado nun despacho dos xulgados de Santiago de Compostela. Alí contáronlle a outra muller, a xuíza Ana López-Suevos, que non querían volver ao convento de clausura onde pasaran toda a súa adolescencia e mocidade.
Por que despois de 15 anos abrían de golpe a porta a unha vida que apenas intúen? A Policía cre que as condicións nas que vivían no convento “anularan a capacidade de pensar” das tres mulleres indias.
A Unidade contra as Redes de Inmigración Ilegal e Falsidade Documental (UCRIF) ten decenas de policías afeitos a entrar en prostíbulos cunha orde xudicial e acabar con esa forma de escravitude contemporánea. Esta vez tiveron que oír un relato moi distinto, o dunha muller india de 34 anos que deixara un convento de clausura despois de estar 14 anos e que recibira unha petición de auxilio das súas ex compañeiras a través de familiares.
"A orixe das mulleres de nacionalidade india, o posterior illamento do mundo exterior, a dureza cotiá que se vive no convento, o persistente labor de adoutrinamento, o traballo excesivo e, no seu caso, a escasa alimentación, producen con toda seguridade un enfraquecemento nas mulleres que anula a capacidade de pensar e valorar o medio no que viven", recolle o informe redactado pola UCRIF da Coruña, elaborado tras escoitar a muller que deixou o convento en 2014. Nyun -nome ficticio, coma o do resto de monxas- traballa agora na casa da muller que se puxo en contacto coa Policía.
Os axentes escriben que o relato de Nyun reflicte unha "alteración e control da personalidade traducida en ameazas veladas". Explícitas ou non, esas ameazas pasaban por advertir as mulleres de que a súa decisión de saír do convento implicaría a inmediata deportación á India e o rexeitamento das súas familias.
Os testemuños recollidos pola Policía dous días despois de concluír o seu informe coinciden por completo co primeiro testemuño solicitado. Tanto as tres monxas indias que decidiron colgar os hábitos coma as dúas que pediron volver ao convento tras declarar poñen en boca da nai superiora a ameaza da deportación.
"As circunstancias expostas, máis aló de cuestións referentes a disciplina e institucionalización, plásmanse en condutas obxectivas de prolongación, xeneralización e esgotamento do proceso de personalización das mulleres", engade o informe policial, ao que tivo acceso eldiario.es.
Pero máis aló do suposto control psicolóxico dunhas mulleres que chegaron adolescentes a un convento de clausura desde outro continente están as "condutas que se presumen delituosas" contra elas. A saber: "Ameazas veladas de ser deportadas se abandonan a congregación, imposibilidade material e circunstancial de escapar do convento, ao ser privadas da súa documentación persoal, traballos no campo asimilados á escravitude".
"Moldeamento psíquico"
Todo iso, unido ao "moldeamento psíquico" practicado polas superioras ás monxas "fai presumir racionalmente que algunha das monxas, aínda considerando que os métodos do convento poden ser ilícitos, asuman a súa situación", conclúen os policías. A Policía asegura que o convento só ten unha porta e dous xogos de chave en poder de dúas superioras.O Arcebispado de Santiago de Compostela recoñeceu este martes nunha nota que dúas monxas indias do convento das Mercedarias iniciaron o pasado verán "un proceso de discernimento, expóndose incluso á posibilidade de deixar a comunidade chegado o caso". Segundo o seu relato, solicitáronllo formalmente á nai superiora o 14 de xaneiro e esta deu curso á súa solicitude.
Pero, segundo o Arcebispado, ningunha delas pediu deixar o convento mentres se resolvían os trámites. A nota di que a partir de que completa a documentación, a Santa Sé tarda aproximadamente un mes en resolver. O Arcebispado asegura que acabou o seu parte do traballo o 21 de xaneiro, dous días antes de que a Policía se presentase no convento.
A versión que as mulleres lle deron á xuíza é outra. Dian asegurou no xulgado que hai meses lle trasladara á nai María Luísa que quería ir vivir coas súas curmás, outras ex monxas que viven en Granada, e que a superiora lle contestou que se deixaba o convento "tería que volver de inmediato á India". Tamén lle dixo que "ía consultar se lle daba a tarxeta [de residencia]".
Algo cambiou e, segundo Dian, hai dúas semanas volveulle a dicir á nai María Luísa que quería marchar. Esta vez, a única escusa que puxo a superiora é que debía esperar á dispensa papal.
No caso de Rhany foi "hai meses" cando lle comentou á nai superiora as súas intencións. "Ela contestoulle que marchase, que non estaban a forzar a ninguén. Pediulle á nai superiora que lle dese a tarxeta e díxolle que non lla daba, que se quería marchar que ía directamente para a India e sen cartón", plasma o instrutor das dilixencias do relato que fai.
Kirei dixéralle á superiora: "Nai, eu quero marchar, se me dás o meu pasaporte" E a nai María Luisa, segundo o relato da monxa, contestoulle: "Polo de agora non penses nesas cousas".
O Arcebispado fala de dúas monxas con solicitudes para marchar e non de tres, e engade que ningunha pediu saír do convento mentres se cumprían os trámites. Na nota non resolve que tería pasado se o solicitaran. Unha das tres monxas recoñeceu ante o xuíz que non chegou a solicitar a dispensa papal. Rhyan non o fixo porque, segundo declarou, "aínda que lla desen, se non lle daban a tarxeta [de residencia] tería que marchar á India".
A Policía di no seu informe que, independentemente da dispensa papal "ou outras que se poidan articular canonicamente, a persoa debe dispor da liberdade para facer libremente o que desexe, no caso que nos ocupa, abandonar o establecemento relixioso".
"En calquera outro caso achegariámonos a movementos relixiosos de carácter sectario destrutivo e concepcións dominantes noutros tempos no referente á disciplina e institucionalización", engade o informe da UCRIF
A versión da ameaza da deportación foi confirmada no xulgado polas dúas monxas indias que decidiron quedar no convento voluntariamente. Unha delas asegurou que as nais lles dicían que se tiñan tarxeta podían vivir en España, pero que tiñan que falar co bispo.
Dicíanlles que "se non querían estar aquí [o convento] tiñan que volver á India, porque elas eran a súa responsabilidade e como as trouxeron tamén as tiña que devolver". Rhany tamén asegurou que comezou a pensar en deixar o convento hai cinco anos, cando a súa nai enfermou e non se lle permitiu viaxar a vela.
Investigación sobre posibles deportadas
No seu auto a xuíza aprecia indicios de posibles delitos contra a integridade moral, detención ilegal, coaccións e ameazas. O Tribunal Superior de Xustiza de Galicia explicou este martes que a investigación tratará de determinar se, como narran as monxas, dúas compañeiras indias que decidiron deixar os hábitos en 2011 foron metidas pola congregación nun avión e enviadas á India sen a súa tarxeta de residencia.A segunda monxa que decidiu quedar no convento declarou en sede xudicial que lle consta que a nai superiora non lles entregou a súa tarxeta de residencia ás compañeiras que decidiron colgar os hábitos. As cinco que prestaron declaración están convencidas de que foron enviadas á India, cumpríndose así a ameaza da deportación para as que quixesen seguir o seu camiño.
O Arcebispado alude no seu comunicado a unha monxa que decidiu colgar os hábitos hai "uns dous anos" tras unha estancia na India: "Realizáronse con toda celeridade os trámites internos canónicos de enclaustración e dispensa de votos que quedaron concluídos o 31 de marzo de 2015, asinando a interesada o rescripto emitido pola Santa Sé". Segundo isto, o trámite prolongouse durante un ano.
Todas as monxas, engade, viaxan cada sete anos un total de dous meses á India. As dúas relixiosas que solicitaron formalmente marchar fixérano hai un ano e medio, engade o Arcebispado. Kyurun asegura que os seus familiares na India lle dixeron que hai outras mozas na mesma situación en distintos conventos de España. Se o saben é porque as familias desas mulleres así llo trasladaron aos seus.
As tres monxas que deixaron agora o convento non aluden á dureza das condicións de vida da clausura para adoptar a decisión. E iso, a pesar de que só poden falar dúas veces ao ano por teléfono coas súas familias, a súa correspondencia é revisada pola nai superiora, así como as conversas telefónicas.
Tampouco se queixan de ter que traballar entre apenas unha decena de relixiosas unha horta de case 4.000 metros cadrados, nin do frío ou os madrugóns. Só queren comezar unha vida nova en España." (Pedro Águeda / eldiario.es , en Praza Pública, 27/01/16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario