"A veces tengo la sensación de ser un predicador", dice el alcalde de
Pontevedra, el nacionalista Miguel Anxo Fernández Lores (Sanxenxo,
1954).
Lo dice porque su predicamento sobre el modelo de ciudad
saludable que ha implantado en los veinte años que gobierna la sexta urbe más poblada de Galicia ha llegado a todos los foros internacionales, donde han reconocido el éxito de un proyecto que funciona.
A Fernández Lores -que dejó la medicina por la política, a la que se incorporó como militante del Bloque Nacionalista Galego (BNG)- le llueven las ofertas para dar conferencias y explicar las claves del diseño de movilidad que puso en marcha para transformar una ciudad agresiva, tomada por los coches y la contaminación, en habitable y saludable, en la que el peatón tiene preferencia. "Yo solo digo que cuando hay un rumbo cierto, todos los vientos son favorables", sentencia el regidor.
Con 83.000 habitantes, Pontevedra se propuso cumplir con los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, uno de sus principales logros es la reducción de las emisiones en más del 60% hasta situarse en media tonelada de dióxido de carbono por habitante al año, cuando la media española está en 6,4.
Esto se ha conseguido al retirar el 90% de los vehículos de la ciudad y limitar su velocidad a 30 kilómetros por hora, lo que ha dejado a cero las muertes por atropello. Hasta las bodas y los entierros, con el desplazamiento en coche de novios y padrinos, o el acceso de las comitivas fúnebres al casco histórico están controlados y cronometrados.
Aplicando un corte de cirujano al presupuesto, que ronda los 80 millones
de euros, Pontevedra destina un promedio del 5% a inversiones, sobre
todo al plan de peatonalización que ha cambiado la fisonomía de la
ciudad donde su rico patrimonio cultural convive en armonía con el
bullicio del comercio, rodeado de un perímetro asfaltado para peatones y
bicicletas.
Mientras los negocios han crecido un 30%, el índice de
satisfacción de los ciudadanos con el modelo de Lores ha quedado patente
en las urnas.
El resultado es la vida saludable que transpira esta
ciudad donde creció el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Siguiendo
otras recomendaciones de la OMS, que sugiere que cada habitante debe
dar al día unos 7.000 pasos (de cinco a siete kilómetros), Pontevedra
ofrece todos los escenarios para poder hacerlo.
Así, inventó el
Metrominuto, un plano peatonal que indica las distancias a pie por el
que recibió un premio de la Unión Europea. El sistema fue patentado por
el Ayuntamiento, pero no ha recibido un euro por ello pese a que ya lo
han incorporado más de 30 ciudades de todo el mundo. La primera en
hacerlo fue París.
El último galardón a su diseño de movilidad le ha llegado del Instituto
Urbano de Pekín, una de las capitales más contaminadas del mundo, donde
pretenden aplicarlo, al igual que en la ciudad de Shenzhen o Hong Kong.
La racha de laureles llegó después de ser invitado Lores por la
alcaldesa de París a la Cumbre sobre el Cambio Climático y ser premiado
por la prestigiosa ONG Centre for Active Design, fundada por el
exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, o con el Onu-Hábitat que
recogió en Dubái.
Pero para este regidor, el futuro de la ciudad pasa por el traslado de la fábrica de celulosa Ence, por lo que batalla en los tribunales contra la prórroga de 60 años que le concedió el Gobierno de Rajoy, lo que le costó al presidente que el pleno municipal, con mayoría de izquierdas, le declarase persona non grata. "Con toda prudencia, digo que es una negligencia, y si así lo ven los tribunales, eso sería la guinda del pastel", proclama el alcalde." (Elisa Lois, El País, 13/03/17)
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