"(...) ¿Cómo se explican los grandes y numerosos incendios que cíclicamente golpean Galicia?
Hay
una serie de personas que ganan siempre, pase lo que pase. Es como en
el bingo, la casa siempre gana. Me refiero al lobby forestal. Y ese
lobby lo ostenta, aunque me critican cada vez que lo digo, los
ingenieros de montes, como colectivo.
Eso me lo tiene que explicar…
Hay
que remontarse en el tiempo. Hubo un jefe medieval en Japón al que se
le ocurrió un día que todo tenía que llenarse de árboles. Creó una
especie de comunidad en le país nipón que se dedicó a plantar árboles.
La idea la copiarían más tarde los alemanes hacia el siglo XIX. Había
que poner árboles por todas partes. Estaba bien en parte porque existía,
y existe, una demanda de madera.
Y esta política, entiendo, acabó llegando a Galicia.
Justamente
en España y Portugal, con las dictaduras de Franco y Salazar, se imitó a
Alemania. El cuerpo de ingenieros forestales, en ambos países, era uno
de los poderes del Estado. Lo que se hizo fue echar a la gente de los
montes comunales, que eran unos reductos de libertad casi comunista, un
lugar donde los vecinos se apañaban sin tener una propiedad directa,
algo que para el liberalismo económico de una dictadura de corte
fascista filosóficamente chocaba mucho.
Le voy siguiendo.
Lo
que se hizo fue expulsar del campo a la gente más pobre, la que no era
propietaria de tierras. Y en su lugar se empezaron a plantar pinos,
tanto en España como en Portugal, cuando los montes de Galicia,
históricamente, han estado siempre absolutamente pelados. La masa
forestal de España es infinitamente más grande de lo que lo era hace 50
años. Las personas a las que expulsaron tuvieron que emigrar: muchos se
marcharon a Catalunya, al País Vasco, a Estados Unidos, Venezuela,
Suiza, Alemania… Y justamente quien se quedó en el campo fueron los
pequeños propietarios.
¿Y qué pasa a partir de ahí?
El
uso del fuego en los ecosistemas mediterráneos es muy común para, por
ejemplo, abrir pastos. Pero no es lo mismo abrir un pasto cuando estás
rodeado de ellos, que abrir un pasto cuando tienes un pinar al lado. Y
la gente que se había quedado en el campo necesitaba abrir pastos.
Y ahí aparecen los problemas.
La
gente del campo quema constantemente. No lo hacen todos, sólo algunos.
Se quema mucha tierra de campo en el sur de León, parte de Zamora, de
Valladolid… Pero, ¿qué sucede?, que queman rastrojos, las lindes de
fincas enormes de cuatro o cinco hectáreas de cereal. Obviamente, ahí no
vas a tener un problema de un gran incendio forestal que te acabe
tapando el sol.
Entiendo.
Y
lo de los pinos, en Galicia, después fue a peor, porque se empezaron a
plantar eucaliptos, que también es una especie pirófita [que tiene
afinidad con el fuego]. En Galicia, ni pinos ni eucaliptos son
autóctonos, lo de los eucaliptos lo sabe todo el mundo porque vienen de
Australia, pero lo de los pinos no. Como anécdota te diré que los
primeros versos del himno de Galicia hablan de pinos, algo patético.
Obviamente yo no lo canto. Y es porque el poeta que escribió esos versos
vivió en la zona donde se plantaron los primeros pinos. Es muy triste.
O sea, que se introdujeron dos especies alóctonas y muy inflamables…
Así
es. Y luego llegaría ENCE [Energía y Celulosa S.A.]. Era la típica
empresa del franquismo que producía pasta de papel. En sus inicios
utilizaba pino, pero es mucho mejor para producir pasta de papel de más
calidad y menos costosa usar eucalipto. Durante la dictadura, las
tierras en las que se plantaban pinos y eucaliptos eran las peores. Eran
monte comunal con una potencia de suelo pequeña, menos productiva.
Y aspiraban a tener tierras más fértiles…
A
la gente que quedaba en el campo, la que tenía pequeñas propiedades, se
la impulsó en los años 60 y 70 a que se especializara en el negocio de
la leche (en las zonas más de montaña en terneros para carne). Pero,
¿qué ocurrió?, que era un terreno en el que no podían competir. No
puedes competir en precio con, por ejemplo, un holandés que, sin
necesidad de tener ni un metro cuadrado de pasto, tiene una fábrica en
un polígono industrial dedicado a producir leche con una especie de
máquinas, que son las vacas, a las que echándole por un lado soja
sudamericana y maíz estadounidense, por el otro te dan un producto, que
es leche.
Entiendo.
¿Cómo
una pequeña explotación familiar, aunque tenga 500 vacas, va a poder
competir con eso? No puedes. ¿Y qué ocurrió? Que empezaron a cerrar. Una
vez cierras, tus hijos se marchan a la ciudad y tú esperas a jubilarte.
¿Y qué haces con tus tierras? Nada, acabarán siendo zona de eucaliptos.
Al principio, había un paisaje más o menos en mosaico: zonas con
prados, pinos y eucaliptos. Si tú intentas quemar ese paisaje en
mosaico, no vas a encontrar una masa constante de material inflamable,
hay cortafuegos naturales. Pero ese mosaico desapareció, ahora es un
continuo total de pino y eucalipto.
Veo por dónde va.
Y
la situación es cada vez más inabordable. Cada año hay un despliegue
más brutal de medios terrestres, de vigilancia, vehículos, helicópteros…
y es una carrera que no se puede ganar. Por mucho despliegue que haya,
siempre vas a solucionar cosas pequeñas. Cuando hay cosas grandes no las
vas a resolver. ¿Y en qué momento se dan cosas grandes? Pues por
ejemplo ahora: hay una sequía brutal, de seis meses, donde hay mucha
masa combustible completamente seca formando un continuo.
Y la meteorología no ha ayudado.
En
todo el noroeste ibérico hay dos tipos de frentes que pueden llegar,
los dos provienen del Atlántico y los dos vienen cargados de agua. Uno
puede girar en el sentido de las manecillas del reloj y el otro en el
sentido antihorario. El primero golpea en la fachada cantábrica y
descarga allí toda el agua. En Asturias y el País Vasco, efectivamente,
deja agua, pero a Galicia le llega un viento caliente, muy seco e
intenso. El otro tipo de frente posibilita la entrada de vientos del
suroeste en Galicia y Portugal. Ahí es cuando llueve mucho. Lo que ha
pasado en Galicia estos días responde al primer modelo.
Le sigo.
En
ese contexto, cualquier despiste, cualquier chispazo de un coche, de
una línea de alta tensión, cualquier tonto, cualquier desalmado,
cualquier tipo con algún interés, puede generar una situación
incontrolable. Cuando algo arde en esta situación es incontrolable.
Además, estos días se ha dado un hecho excepcional, algo que no sucedía
desde 1961. Y es que llegó un huracán tropical. Lo que sucede es que en
Galicia no dejó agua, sino mucho aire seco y muy intenso. En un año que
sea normal, los servicios de extinción de Galicia tienen la oportunidad
de apagar los fuegos. Pero cada cierto tiempo, se da un año
extremadamente seco, y en esa circunstancia no se pueden apagar los
fuegos.
¿Es físicamente imposible?
Hay
un tipo de fuego, que es el fuego de copas (que pasa de copa en copa)
que se da cuando hay mucho viento, temperaturas altas y mucha sequedad
ambiental. El fuego no corre por la superficie terrestre, sino que pasa
de una copa de un árbol a otra. Eso, técnicamente, no es apagable.
Aunque tengas 200 hidroaviones, no vas a dar abasto, y más si es de
noche, donde los medios aéreos no pueden trabajar. Y justamente, el
fuego de copas se propaga estupendamente con pinos y eucaliptos, porque
son copas muy altas y los árboles están muy juntos.
Y la catástrofe está a la vuelta de la esquina.
Efectivamente.
Y con el cambio climático no sabemos qué va a pasar. Puede que se dé el
contexto meteorológico idóneo para que haya incendios todos los años.
Es inabordable.
¿Y qué se puede hacer?
Como
este lobby quiere justificar su negocio, y aquí incluyo al Partido
Popular, ENCE, ingenieros de montes, empresas de extinción de fuego y
viveros de plantaciones de pinos y eucaliptos, lo que ocurre es que
ponen el foco en el tonto útil final. El tonto útil puede ser un vecino
cualquiera que quema unas zarzas que le molestan, o los cazadores que
quieren abrir monte para poder cazar mejor las perdices. Hay mucha
casuística, miles y miles de casos. Pero poner el foco en ellos es
absurdo, porque simplemente no puedes eliminar a toda la población de la
ecuación. Si tú eliminas la población, pues habría menos incendios.
Pero no la puedes eliminar.
Y el problema continúa.
Como
es todo bastante inexplicable, lo que hacen finalmente es recurrir a la
magia. Cuando yo no puedo explicar algo recurro a la religión, a la
magia, al mal de ojos… ¿Cuál es la magia en este sentido? Pues que hay
una mafia, una trama, con unos intereses que nadie sabe. Pero la verdad
es que han creado un escenario absolutamente inflamable.
Antes apuntó las estrategias que siguen los eucaliptos para competir con otras especies.
Los
eucaliptos se utilizan para hacer pasta de papel porque básicamente se
componen de celulosa. El eucalipto es un árbol, pero bioquímicamente es
más parecido a una hierba. En cambio, un roble o un castaño,
bioquímicamente no son celulosa, aunque tienen. Son lignina, madera. Esa
composición bioquímica de los eucaliptos se da de manera muy clara en
la corteza. Ésta, cuando se desprende, es como un folio ardiendo capaz
de volar, en forma de rescoldo, durante varias docenas de kilómetros.
Entiendo.
Cuando
el domingo llegué a Santiago de Compostela estaba cayendo fuego del
cielo, pero el incendio más cercano estaba a 50 kilómetros. Cualquier
fuisca [chispa de fuego] que caiga en cualquier sitio crea un incendio
nuevo, y eso es terreno nuevo para ser colonizado por los eucaliptos.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, hizo referencia a una mafia. Habló de “terrorismo incendiario”.
Es
algo estúpido. Es el enemigo interno que cohesiona, un discurso difícil
de romper. Une a derecha, a izquierda, a gente con cultura, con menos
cultura, es una situación muy compleja. Pero a esto hay que sumarle otro
factor.
Cuénteme.
Desde
la era de Fraga, que fue cuando se crearon los servicios brutales para
combatir el fuego, todo este lobby siempre gana. Están presentes en las
administraciones desde la época de la primera Xunta. Están en el
Servicio de Conservación de la Naturaleza, en Industrias Forestales, en
Calidad Ambiental, controlan todo el entramado. En Galicia hay tres
universidades, en dos de ellas –en el campus de Lugo de la Universidad
de Santiago y en el campus de Pontevedra de la Universidad de Vigo- hay
dos escuelas de montes.
Le sigo.
Luego
está ENCE, con una escuela de ingeniería directamente en Pontevedra. Y
todas estas personas crean empresas de reforestación. Tienen viveros,
maquinaria para cultivar, tienen las compañías de extinción de
incendios… Es un colectivo muy amplio que siempre gana. Tú plantas pinos
y eucaliptos, ganas plantándolos y con el mantenimiento, ganas cuando
los cortas, y si hay un incendio también ganas porque eres tú el que lo
vigila y el que cobra por extinguirlo. Y después te van a volver a
contratar para reforestar la zona con pinos y eucaliptos. Es un círculo
brutal, y está a la vista de todos. Yo siempre digo que la mafia está en
el DOG [Diario Oficial de Galicia].
¿Me lo puede desarrollar?
Como
controlan la política, básicamente el Partido Popular, son ellos los
que redactan el Plan de Desarrollo Regional, que es lo que mandan a la
UE para que ésta envíe los fondos para el desarrollo rural. Si miras en
el DOG, estos fondos se destinan a la plantación de pinos y eucaliptos
(pinos más para el interior y eucaliptos más para las zonas atlánticas,
más costeras). Esa es la mafia real y que no está oculta, sino a la
vista de todos.
No me extraña que en más de una ocasión usted haya hablado de que en Galicia hay una industria del fuego.
Así
es. Hay una industria del fuego, pero no solo del fuego, es una
industria forestal. Coloquialmente la llamamos la mafia forestal. El
fuego es una ramificación más de su negocio. / EFE)
¿Y cómo cambiar esta realidad? Para modificar algo así se requiere voluntad política.
Pero
si el Partido Popular que gobierna en Galicia, y también el PSOE,
están, por decirlo duramente, contaminados por este tipo de empresas y
de círculo vicioso, ¿cómo los sacas de ahí? Además, están organizados:
tienen el poder, el dinero, el DOG. Por el contrario, los pequeños
agricultores no tienen absolutamente nada. Es una situación
absolutamente perversa.
¿Y si usted tuviera el poder de cambiar algo, por dónde empezaría?
Sin
ninguna duda, lo primero que haría sería tomar una medida muy impopular
que consistiría en que la vigilancia y la extinción del fuego lo
pagaran los propietarios. La gente no lo sabe, pero cuando los bomberos
vienen a apagar un incendio a tu casa, te pasan la factura, por eso
todos tenemos que tener un seguro del hogar. Pues esto que parece tan
lógico para todo el mundo, en el campo funciona de manera distinta. En
el campo puedes tener un negocio privado, con un riesgo muy elevado, que
es el de incendio, pero cuando arde tu eucaliptal o tu pinar y vienen a
sofocar el fuego los bomberos, lo paga la administración. Al final,
cuento con un negocio que gracias a que tengo externalizados todos los
costes funciona muy bien.
¿Y con este cambio qué se conseguiría?
Pues
para empezar, tendrían que tener unos seguros altísimos, y asumir ellos
el coste, algo que no podrían hacer. Y entonces seguramente cambiaría
el negocio, se dedicarían a otras cosas. Y también prohibiría, aunque
pueda sonar autoritario, plantar en los próximos 50 años ni un solo pino
y eucalipto más. Protegería los espacios naturales, pondría normas muy
estrictas en cuanto a distancias entre casas y carreteras con respecto a
zonas arboladas. Y para ello hay dinero, simplemente lo que hay que
hacer es cambiar la orientación del Plan de Desarrollo Regional, que es
con lo que se accede a los fondos de la UE. El escenario es ya como la
última película de ‘Blade Runner’, con el Sol tapado por los incendios.
Empieza a ser insostenible.
Cuando
lo que ha pasado este año ocurra constantemente, algo tendrán que
hacer. Pero ahora mismo hay un status quo que beneficia a determinadas
personas, y mientras se les siga beneficiando y no se haga una lectura
diferente, la situación seguirá de la misma manera." (Entrevista a Xavier Vázquez Pumariño ,Josep Fita , La Vanguardia, 19/10/17)
No hay comentarios:
Publicar un comentario