"Solo unos centenares de metros separan la curva de Angrois donde descarriló el Alvia de Madrid a Ferrol
del hospital público más cercano. Un centro dotado con más de 70 camas,
quirófanos y una UCI que en la noche del jueves al viernes no
recibieron a uno solo de las decenas de heridos que dejó el accidente
ferroviario.
Una médica del hospital de Conxo, que pide anonimato,
resume así su frustración: “Se presentaron muchos voluntarios: médicos,
enfermeros, auxiliares... Se abrieron camas, se prepararon los
quirófanos, estaba todo listo. Nos tuvieron en el hospital toda la noche
diciendo que nos iban a llevar enfermos. Nunca llegaron. Luego supimos
que los derivaron a otros centros”.
“No vimos ni un solo paciente, pese a que estuvimos en espera, hasta
bien entrada la madrugada”, abunda uno de los enfermeros que, pese a no
estar de guardia ese día, acudió al hospital, como la mayoría de la
plantilla, convencido de que “toda ayuda sería poca”. Fue en vano. Se
trasladaron pacientes a un centro privado de la ciudad (el policlínico
de La Rosaleda recibió 31) y a hospitales de otras provincias como A
Coruña y Pontevedra.
“Creo que ha habido un problema de coordinación, porque se han
desaprovechado recursos”, dice la médica. “Sabíamos que estaban los
compañeros del 061 haciendo lo que podían allí abajo. Y nosotros aquí
parados”, insiste. El personal se afanó en la preparación de los
quirófanos y en la apertura de las alas de las plantas —una de cirugía,
otra de trauma y otra de interna, según fuentes sanitarias— y de la UCI
cerradas durante los meses de verano.
“No nos creemos todavía que
hubieran enviado a los heridos a centros privados como el de La
Rosaleda, más alejado del lugar del siniestro que el nuestro y que nos
mantuvieran a nosotros de brazos cruzados. Nos parece incomprensible”,
lamenta otro miembro del personal.
La Consellería de Sanidade sostiene que no consideró necesario enviar
heridos al hospital de Conxo. “Utilizamos los recursos que nos
parecieron oportunos”, señaló un portavoz. (...)
“Es cierto que nosotros no tenemos urgencias. Cerraron el servicio
hace cinco o seis años”, dice la médica. “Pero eso no explica por qué no
nos trajeron a nadie. Podríamos haber ido varios médicos al lugar a
ayudar con el triaje \[selección por gravedad de los heridos\] y
acompañarlos en ambulancia hasta nuestro centro. O los podrían haber
derivado desde el Clínico”.
Los sanitarios de Conxo reconocen que los
politraumatismos debían, como ocurrió, enviarse al Clínico, pero no se
explican por qué el 061 decidió trasladar a heridos a hospitales de
otras provincias, a más de 60 kilómetros de distancia, cuando el de
Conxo, casi al pie de la zona de la catástrofe, estaba “completamente
operativo”.
Los partes oficiales del servicio de Emergencias 112 de la Xunta
recogen que a las 22.16 del miércoles el 061 “solicita habilitar un
campo para los heridos leves e informa de que los heridos van a ser
trasladados al Clínico o a hospitales privados, según la valoración”. A
las 22.32 se recoge: “El 061 informa de que están llevando a heridos
leves al Punto de Atención Continuada de Santiago; a los heridos graves,
a La Rosaleda y a los más graves al Clínico”.
Fátima, auxiliar de la UCI del hospital de Conxo, se preparaba para
ir a las fiestas del día grande de Galicia pero le enviaron un whatsapp
alertando de “un accidente de tren” y decidió ir al hospital. “Cuando
llegamos estaban pidiendo material para el Clínico que enviaban en un
coche; cogimos los nuestros y seguimos llevando respiradores y otros
aparatos que podían hacer falta”.
Cumplida esa misión volvieron a Conxo.
“Estábamos todos: celadores, médicos de distintas especialidades,
enfermeros, personal de lencería… todos voluntarios”. “Preparamos los
quirófanos con el material necesario y esperamos: no vino ni un solo
herido”. (El País, 28/07/2013)
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