Lidia espera que la llegada del AVE ofrezca oportunidades de empleo
"Sus padres son sus avalistas, su guardería y sus
psicólogos. Lidia Fernández Ojea tiene 22 años, un hijo de dos y está en
el paro. No cobra ninguna prestación y vive con sus progenitores, que
se han tenido que hacer cargo de las deudas que originó la frutería que
abrió en el año 2011 a unos metros de casa, en la calle Serra Martiñá de
la capital ourensana.
Esa aventura dejó a Lidia un agujero de 5.000
euros que aún no ha conseguido devolver y también el convencimiento de
que la Administración no se lo pone nada fácil a los autónomos que
quieren abrir un negocio. «O vas ya con dinero en el bolsillo o, si no,
no puedes salir adelante. Piensas que te vas a comer el mundo y es el
mundo el que te acaba comiendo a ti», dice.
Comenzó el proyecto de la frutería «con muchísima
ilusión», pero pronto empezó a torcerse. Las deudas que originó su
apertura crecían en lugar de aminorarse, así que acabó traspasándola.
Ahora trabaja en lo que puede. En verano consigue empleos puntuales para
ayudar en un bar móvil que recorre las fiestas de los pueblos, pero
sabe que eso no durará.
Por ese motivo, planea volver a estudiar para
terminar el Bachillerato y, quizás, opositar para trabajar en Renfe, «a
ver si de azafata del AVE», explica. El trabajo de ferroviario le viene
de familia. Su abuelo lo era y su padre, Rafael Fernández, lo es. De
hecho, ese sueldo es el único que entra en casa.
Su apoyo y el de su madre, Mercedes Ojea, ha sido
fundamental para Lidia. Ellos se hacen cargo de su hijo cuando ella no
puede porque una guardería se sale de su presupuesto. «En las públicas
no hay sitio y además no informan bien de cuándo abren los plazos y no
te enteras», cuenta la mujer, que explica que fue a una privada y,
cuando le dijeron que costaría 180 euros al mes, se fue pitando.
El
respaldo psicológico e sus progenitores fue muy importante en el
contexto de un embarazo temprano y con problemas de pareja. «Si no fuera
por mis padres, no sé qué habría sido de mí y de mi hijo», dice.
Lidia sueña con independizarse, pero no lo ve
posible a corto plazo. Mientras piensa en Renfe y en las posibilidades
que se abrirán con la llegada del AVE a Ourense, también baraja la
posibilidad de irse de Galicia. Está valorando marcharse a Andalucía:
«Un amigo mío fue allí con un contrato indefinido y, si a mi me saliera
una cosa así, dejaría mi vida aquí sin ningún problema». Lidia Fernández Ojea Ourense" (La Voz de Galicia, 21/07/2013)
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