"Una más de nuestras administraciones públicas, en este caso, la Xunta de Galicia, que desde hace unos años viene anunciado su apuesta por la industria local mediante políticas de fomento de software libre, mientras que por otro lado, licitación
tras licitación despilfarra el dinero público exigiendo a los
proveedores que solo trabajen con productos de una multinacional.
¿Cómo se puede fomentar la industria local cuando se limita la
participación a concursos públicos a aquellas empresas que sean
distribuidoras de un determinado software?
¿Cómo acabar con esta completa dependencia si son las propias administraciones públicas las que fomentan la adicción?
Como recoge El Diario.es La Xunta presume de pagarle menos a Microsoft mientras le encarga los nuevos ordenadores
han sido muchos euros (casi un millón) en los últimos meses, pero es
que la propia administración reconoce que hasta hace poco pagaba en
conceptos de royalties hasta 10,5 millones de euros y ahora “SOLO” pagará 5,3 MILLONES DE EUROS.
Como
casi todas las administraciones públicas, la Xunta se salta a la torera
el libre mercado y las leyes de contrataciones públicas en la que
siempre se recoge que no deben indicarse marca (¿y cuándo indican que
las computadoras deben traer licencias de Microsoft qué están
haciendo?), pero independientemente que pueda ser o no legal, ¿Es moral
que se despilfarre el dinero público, tan necesario ahora más que nunca, en pagar derechos de uso de aplicaciones que tienen alternativa libre?
Por
otro lado, ya no solo hablamos de lo injusto que es con la industria
local, tanto proveedores de hardware como de software, que se imponga
que se deben comprar productos a transnacionales norteamericanas que
además no dejan riqueza en el país, hablamos de ceder el control de las
comunicaciones, de los sistemas de información, a corporaciones
tecnológicas extranjeras y a los gobiernos para los que están ceden
parte de todo el control y/o información.
Gracias a la valentía de nuevos héroes como Snowden, Manning o Assange
que incluso renuncian a su libertad para demostrar las atrocidades que
cometen corporaciones y gobiernos demuestran lo que hasta hace poco solo
podían catalogarse de suposiciones: EE.UU. espió a Dilma Rousseff y a Enrique Peña Nieto. (...)
¿Cómo aún así, administraciones de todo tipo, como en el caso que nos
ocupa Galicia, dejan todo su control, sus comunicaciones y sus sistemas
de información en manos de terceros y encima les pagan millonarias
cantidades de dinero que es de todos?" (Ramón Ramón, ramonramon.org, Rebelión, 11/09/2013)
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