"(...) Tras el hundimiento del barco, la prioridad del Partido Popular fue que el Prestige no lo arrastrara al fondo con él. La maquinaria de propaganda de la Xunta y todas las fuerzas vivas del partido se pusieron a trabajar para minimizar el posible coste electoral de una tragedia de estas dimensiones.
La compra de votos y voluntades
El hundimiento del Prestige llevó al gobierno a publicar una serie de decretos urgentes
con las indemnizaciones que se darían a cofradías, armadores y
mariscadores. Según un estudio de la universidad de Santiago, las ayudas
otorgadas a las marineros llegaban a duplicar el salario ganado en sus
labores. Extremo reconocido por Antonio Blanco, alcalde popular de
Muxía.
En cuanto a las indemnizaciones dadas a las armadores, éstas hacían
que les resultara mucho más rentable tener las embarcaciones paradas que
trabajando. El Partido Popular utilizó las indemnizaciones como arma
electoral para conseguir mantener el apoyo en las zonas afectadas por la
tragedia y así exhibirlas ante el resto de la sociedad gallega como
ejemplo de que la catástrofe del Prestige no les había pasado factura.
Así ocurrió en la zona cero de la tragedia, la ciudad de Muxía, un
pequeño pueblo pesquero que se adentra en el mar cantábrico flanqueado
por el Cabo Vilano y Cabo Touriñán. El Partido Popular consiguió
mantener la mayoría absoluta en esa pequeña población en las elecciones
municipales de mayo de 2003, efectuadas tan solo 6 meses después de la
tragedia. El partido de Fraga consiguió 2.200 votos, solo 25 menos de
los que consiguiera en las elecciones de 1999.
La estrategia del PP de usar las indemnizaciones a los afectados en
las poblaciones más dañadas por el vertido se dio en Cambados, Boiro,
Noia, Carballo, Rianxo, Muros, Porto do Son, Laracha, Vimianzo, Cee,
Malpica, Muxía, Fisterra, Ponteceso, Camariñas, Carnota, Corcubión,
Dumbría y Laxe aumentando además la partida de las indemnizaciones en las fechas previas a las elecciones generales de 2004, para llegar incluso a entregar las indemnizaciones durante la campaña electoral.
Tal y como ocurrió en Malpica de Bergantiños, en la que incluso hubo
pescadores que cobrarían a la vez las indemnizaciones del Prestige junto
a las del Mar Egeo, petrolero hundido frente a la torre de Hércules en
el año 1992.
En esas elecciones generales el Partido Popular en Malpica
consiguió el 48% de los votos siendo el más votado con 2.318 votos, en
las elecciones generales del año 2000 había conseguido 2.454 votos con
un porcentaje del 53% de los votos.
La premura con la que el Partido Popular actuó en el caso de las
indemnizaciones, que llegó a exigir a las cofradías más rapidez en la
entrega de la documentación, se debía a la intención de entregar todas
las ayudas e indemnizaciones antes de la fecha de las elecciones generales de 2004.
Esa tendencia electoral se mantuvo en casi todas las poblaciones que
sufrieron la marea negra. Muxía, Junto Fisterra y Cee, en las que el PP
consiguió mayoría absoluta tras el desastre, fueron la bandera que
enarboló Mariano Rajoy para minimizar el impacto político del desastre.
Hubo que esperar al año 2005 para que la factura del Prestige le
fuera cobrada al Partido Popular. Las promesas del gobierno central del
plan de dinamización económica, el Plan Galicia, con 1170 millones de
euros enviados desde Madrid, no pudieron minimizar el desgaste que
Manuel Fraga venía sufriendo desde el hundimiento del Prestige en el año
2002.
El PP acabó derrotado en las elecciones autonómicas de 2005 frente al PSG y BNG por primera vez en la democracia.
Anteriormente en el año 2003, las disputas internas en el seno del PP,
surgidas a raíz del vertido, propiciaron que la confianza del electorado
gallego en Manuel Fraga fuera desapareciendo paulatinamente. (...)
El chapapote no fue el único en impregnar la costa con el hundimiento
del Prestige. El boom urbanístico y los escándalos de corrupción fueron
otra de las mareas que asfaltaron todas las poblaciones afectadas por
el vertido. Según una información de Paola Obelleiro en el diario El
País del año 2007, desde el año 2005 al 2007 la construcción se
incrementó en Fisterra en un 444%.
El nivel al que llegó el ladrillazo y la escalada urbanística
arropados por la impunidad propia de estas actuaciones llevó incluso a
que el alcalde de Cee autorizara a una empresa del socio de su hijo
a construir sobre el río Laxe, canalizándolo a través del sótano. En la
misma población, una constructora de Elche planeaba construir una
urbanización con más de mil viviendas.
Una de las infraestructuras de turismo prometidas en el Plan Galicia
de 2003 era la construcción de un parador en Muxía. A principios de
2012, Manuel Soria, Ministro de Energía, Industria y Turismo, renunció a
construirlo por la reducción presupuestaria después de 9 años de
promesas en las fechas previas a las elecciones. (...)
No es la primera vez que Mariano Rajoy hace una promesa en lo que
respecta al parador de Muxía, ya que fue él mismo el que en el año 2003
cuando visitó las playas de la población en el mes de diciembre, un año
después del desastre, con la solemnidad propia del momento prometió “El parador estará en Muxía”. (La Marea, 14/11/2013)
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