"El 24 de mayo de 2012 la Xunta convocó a los medios de comunicación
para lanzar un anuncio de calado: la petrolera Pemex iba a firmar
contratos para construir 14 remolcadores en astilleros gallegos por un
importe de 247 millones de euros hasta generar 2.500 empleos, entre
puestos directos y en empresas auxiliares.
En total, serían 2,6 millones
de horas de trabajo para la maltratada industria naval gallega. El
contrato marco además dejaba abierta la posibilidad de que la petrolera
pública mexicana instalase una base logística en el Puerto Exterior de A
Coruña. Ese fue el mensaje oficial que lanzó el presidente, Alberto
Núñez Feijóo, en presencia de los directivos de Pemex con las cámaras de
la televisión pública —que interrumpieron la programación para
retransmitir el acto—en directo.
Nadie del Gobierno gallego y mucho
menos de Pemex exhibió entonces ni un papel. Lo solicitó primero la
prensa y luego los partidos de la oposición pero la Xunta se escudó en
supuestas cláusulas de confidencialidad.
A partir de aquella solemne comparecencia en el Pazo de Raxoi,
fuentes del Gobierno gallego empezaron a filtrar que además de los
remolcadores Pemex también estaba interesada en la adquisición de un
flotel, una embarcación que el astillero Vulcano había empezado a
construir para otro cliente en una operación que se frustró.
Y que los
encargos pactados se repartirían entre Barreras y Navantia. Año y medio
después, de los 14 remolcadores presuntamente blindados por contrato, el
flotel de Vulcano y el puerto base de Punta Langosteira no hay
noticias. De aquellos ventajosos acuerdos se ha pasado a un concurso
público convocado por la petrolera para adjudicar dos floteles.
Por el
medio, Pemex se hizo con el 51% del astillero vigués Barrejas, a cambio
de cinco millones de euros. La Xunta da por hecho que construirá uno de
los dos floteles. Al otro sigue optando Navantia, cuyos trabajadores
recuerdan las palabras del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro,
según las cuales, el pasado invierno “estarían cortando chapa”.
El fallo del concurso acumula cinco aplazamientos. Y de hablar de
contratos cerrados, la Xunta ha pasado a pedir “confianza en las
posibilidades de los astilleros gallegos”. La última fecha que ha dado
el Gobierno mexicano para dar a conocer los adjudicatarios de los
floteles es el 28 de enero. Pemex es el último de los grandes proyectos
industriales que desde 2010 han publicitado el presidente y otros
miembros de su Gobierno.
Por el camino se han quedado anuncios
que también prometían cientos de millones de euros de inversión y
puestos de trabajo por millares. El más ambicioso, el concurso eólico
que el primer Feijóo convocó tras derogar el que dejó listo el
bipartito.
El 20 de noviembre de 2010 el presidente comunicó la lista de
adjudicatarios junto al entonces conselleiro de Industria, Javier
Guerra, encargado de desgranar los números aquel 20 de noviembre de
2010: 13.266 empleos con una inversión privada de 5.953 millones de
euros y una recaudación de mil millones de euros para la Xunta en veinte
años a través del canon eólico.
De momento, ni una sola de las empresas
ha hecho amago de construir los parques eólicos y fuentes de la
patronal sostienen que el decreto del Ministerio de Industria que
preside José Manuel Soria retirando las primas a las energías renovables
equivale al acta de defunción del citado concurso.
En las hemerotecas amarillean también los titulares que preveían la
instalación de una factoría de Mitsubishi en la plataforma logística de
Salvaterra-As Neves. También ese anuncio venía cargado de cifras
esperanzadoras: serían 250 millones de euros de inversión que generarían
1.000 empleos en Galicia.
La Xunta contribuyó a alimentar las
expectativas e incluso propició cambios legales en la normativa
urbanística para acoger la fábrica en el puerto seco. El anterior
presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó a utilizar
un tren bala para desplazarse hasta Kyoto durante una visita a Japón y
visitar una fábrica de baterías de un socio local de Mitsubishi
. Su
ministra de Economía entonces, Elena Salgado, subrayó en septiembre de
2010 que se daban “todas las condiciones para que esa fábrica se instale
en España”. Nunca más se supo. La última versión de la multinacional es
que no encontró terrenos adecuados que pudiera comprar. Feijóo explicó
en su día que fue el desastre de Fukushima y la ralentización de la
economía japonesa el que aplazó el proyecto.
De Oriente iba a aterrizar también la empresa Beijing 3E para ubicar
en la gigantesca dársena de Punta Langosteira una planta de generación
de energía a partir del reciclaje, según anunció también en 2010
presidente de la Autoridad Portuaria de A Coruña, Enrique Losada.
El
proyecto también contemplaba cifras apabullantes: 270 millones de euros
para ocupar 120.000 metros cuadrados del macropuerto. Presuntamente, el
asunto se trató en la trastienda de una cumbre entre el presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Asamblea Nacional China, Wu Bangguo,
que aprovecharon las delegaciones comerciales de ambos paises para
hacer negocios. Hasta hoy...
Por el ánimo con que impulsó el proyecto, el expresidente de la
Diputación de Ourense bautizó como “baltarcito” el coche eléctrico que
la británica Xero Electric Vehicles iba a fabricar en serie desde el
ayuntamiento de Melón —a razón de 20.000 unidades al año—.
Al lado de
Baltar, el entonces responsable de Industria, Javier Guerra, aseguró que
la firma facturaría 287 millones anuales, que darían para generar 1.030
empleos indirectos y tres veces más en auxiliares. La firma prometió
invertir 26 millones ( de los que reclamaba entre 8 y 11 a las
administraciones públicas). Sus planes amarillean en las hemerotecas.
Inversiones prometidas de las que nunca más se supo
Concurso eólico de la Xunta de Feijóo: en noviembre de 2010 se
presentaron los adjudicatarios de megavatios. Feijóo prometió crear
13.266 puestos de trabajo con una inversión privada de 5.953 millones de
euros . La Xunta pretendía recaudar en 20 años 1.000 millones de euros a
través del canon eólico.
Fábrica de baterías de Mitsubishi. La Xunta dio por hecho que la
multinacional se instalaría en Galicia y facilitó cambios legales para
buscarle ubicación en la plataforma logística Salvaterra-As Neves. La
inversión prometida era de 250 millones de euros y 1.000 empleos
directos.
El Coche eléctrico de Baltar. El propio expresidente de la diputación
de Ourense bautizó en su día el prototipo que la multinacional Xero Lo
iba a fabricar la firma británica Xero Electric Vehicles que invertiría
26 millones de euros (ponía como condición que entre 8 y 11 los
aportasen instituciones públicas) para generar 1.030 empleos.
Instalación de la firma china Beijing 3E en el puerto exterior de A Coruña: 270 millones de inversión prometida." (El País, 12/01/2014)
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