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26/4/18
La contaminación del material quirúrgico cuestiona al hospital semiprivado de Vigo
"Muchos son los frentes de Alberto Núñez Feijóo en Vigo, una ciudad que se resiste al todopoderoso PP de Galicia, pero quizás el más doloroso para el presidente de la Xunta sea el hospital Álvaro Cunqueiro.
Vendido como el proyecto estrella de su largo mandato, el centro sanitario, ejecutado mediante un modelo de colaboración público-privada,
no para de darle disgustos. A él y a la población sanitaria viguesa,
por encima del medio millón de habitantes, que ahora ve cómo cientos de
operaciones quirúrgicas son aplazadas por la aparición de un misterioso polvillo en el material quirúrgico que resultó ser óxido de aluminio.
El caso se desencadenó el 12 de abril, y provocó la paralización de los quirófanos
por iniciativa del personal médico y la anulación, solo esa jornada, de
decenas de operaciones. Se hablaba entonces de “posibles problemas en
la esterilización del instrumental” y de “partículas blancas” detectadas
en los contenedores de aluminio en los que se transporta el
instrumental esterilizado, que se remitieron a un laboratorio
especializado en metales y que también fueron analizadas por la empresa
suministradora de los mismos.
No tardó en conocerse que era óxido de aluminio lo que impregnaba el material,
producto de la degradación de los componentes con que están hechos los
recipientes. Más de una semana después, el hospital no ha sido capaz de
encontrar una solución y se siguen aplazando decenas de operaciones cada
día.
No fue el
Servicio Galego de Saúde (Sergas) ni la dirección del hospital quienes
informaron de lo que sucedía con el material quirúrgico, sino la Federación de Sanidad de Comisiones Obreras de Vigo,
dos meses después de que el personal de esterilización se percatara de
los primeros casos, en los que la limpieza se realizó con trapos. CCOO
consideró inadmisible “una situación que se viene repitiendo con más
frecuencia de lo deseado”, y recordó que el caso supone un serio
problema para las listas de espera en una zona sanitaria que, además de
ser la más numerosa de Galicia, también soporta, con diferencia, la
mayor demora para operaciones quirúrgicas de toda la comunidad autónoma.
En ese ambiente de deterioro de la sanidad pública
gallega, especialmente notable en Vigo, fue como se puso en marcha en
2015 un hospital polémico desde su inicio, ya que Feijóo empleó un
sistema de financiación por el que las obras fueron costeadas por un operador privado,
que desde la inauguración del centro y durante lo siguientes 20 años
cobra un canon anual de 72 millones de euros y explota los servicios no
sanitarios.
Para la oposición y para el alcalde de Vigo, Abel Caballero,
fue una privatización encubierta. Así lo respaldaron las más de 200.000
personas que salieron a la calle para protestar contra el nuevo
hospital en una histórica manifestación hace dos años y medio.
Al éxito de aquella convocatoria contribuyó la indignación por la aparición de Aspergillus en pleno proceso de traslado de pacientes
del viejo hospital al Álvaro Cunqueiro, que obligó a interrumpirlo
durante semanas. Pese a que la entonces 'conselleira' de Sanidad negó la
aparición del fatídico hongo, que puede resultar mortal para pacientes
inmunodeprimidos, finalmente se vio obligada a admitirlo en el
Parlamento de Galicia y fue destituida meses después
por Feijóo.
Pero no fue el único inconveniente de una apertura gradual
repleta de incidencias, como goteras en pasillos y aparcamiento,
defectos constructivos, desprendimientos en el falso techo, ausencia de
ventilación en almacenes de productos tóxicos y hasta ratones
correteando entre los enfermos, mientras las resonancias se hacían en un
camión aparcado en el exterior.
La oposición culpó a la Xunta de precipitar el
traslado antes de que el hospital estuviera completamente listo con el
objetivo de que la concesionaria pudiera comenzar a cobrar el canon, y
de hecho el Aspergillus se vincula a las obras que todavía se ejecutaban
en una parte del hospital mientras en la otra ya se admitían enfermos y
se realizaban operaciones quirúrgicas.
La
nueva crisis se está prolongando más de lo que calculaba la dirección.
Más de una semana después de que se suspendieran las primeras
operaciones
La nueva crisis en el Álvaro Cunqueiro se está
prolongando más de lo que inicialmente calculaba la dirección del
centro. Más de una semana después de que se suspendieran las primeras
operaciones, los técnicos aún desconocen la causa por la que aparecen las partículas
de óxido de aluminio en el material quirúrgico. Varios cientos de las
cajas que lo contienen han sido retiradas, mientras el Sergas aplaza su
reposición hasta que se revisen una por una todas las disponibles, ya
que no todas están contaminadas.
Son casi 2.000 los contenedores bajo sospecha,
cuya revisión realiza la central de esterilización del hospital,
encargada también de suministrar material limpio a los quirófanos. De
momento, han sido revisados menos de la mitad, y de ellos casi el 70%
está contaminado. Comisiones Obreras ha pedido que se contrate nuevo personal para esterilización,
ya que el actual está “desbordado” por el trabajo pendiente y ha tenido
que ser reforzado con trabajadores de quirófano. También ha exigido una
“investigación a fondo” para conocer las causas de la contaminación y
desde cuándo se produce.
CCOO ha pedido que se contrate nuevo personal para esterilización y una "investigación a fondo" para conocer las causas
El hospital anunció inicialmente que ponía en marcha el procedimiento para la adquisición,
por la vía de urgencia, de las cajas necesarias para sustituir a las
descartadas, pero días más tarde pospuso la compra hasta que sean
revisados todos los contenedores y se conozca el número de los que deben
ser sustituidos, “para elaborar el pliego de prescripciones técnicas
para la licitación”, explica el Sergas.
El deterioro del embalaje del material quirúrgico es un hecho poco habitual, pero no excepcional.
Sin embargo, entre el personal del hospital lo que causa estupor es que
ocurra en la gran mayoría de los recipientes y que estos tengan poco
más de dos años de vida.
Cuando se produjo la apertura del hospital y el
traslado desde el viejo Xeral, los trabajadores denunciaron la
suspensión de numerosas operaciones debido a la suciedad con que llegaba
el material, una situación que se atribuyó a que la esterilización se realizaba en otro hospital
menor a varios kilómetros de distancia y se trasladaba a la nueva
infraestructura sanitaria por medio de un servicio de transporte
privado." (Pablo López, El Confidencial, 23/04/18)
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