"A falta de tráfico marítimo, el Puerto Exterior de A Coruña tira de percebe.
La Consellería de Mar y la Autoridad Portuaria coruñesa acaban de
autorizar a las cofradías de pescadores de la zona a que extraigan de
sus dominios el preciado crustáceo, que crece con generosidad en los
enorme bloques de hormigón de la parte externa del dique principal.
La faraónica infraestructura que está arrastrando a la entidad portuaria coruñesa a la quiebra ha encontrado en el sector primario un pequeño alivio,
mientras busca la forma de hacer frente a una deuda de 310 millones de
euros con unos beneficios anuales que no alcanzan los 500.000 euros.
El acuerdo con las cofradías, anunciado por la conselleira de Mar,
Rosa Quintana, y el presidente del Puerto, Enrique Losada, constata la
necesidad de recursos que atraviesa la entidad para sacar rendimiento a
la infraestructura pública más cara de Galicia, que ha devorado ya cerca
de 1.000 millones de euros.
El puerto de Punta Langosteira carece del tráfico que se había previsto
y ha contemplado la huida de inversiones millonarias como las de la
mexicana Pemex o la china Beijing 3E. Las condiciones de la zona, una de
las más peligrosas y batidas por el mar de Galicia, como avisaron los
técnicos antes de su construcción, no ayudan a su desarrollo. Pero en cambio, tuvieron un efecto totalmente imprevisto: el de generar el que es considerado por muchos el mejor percebe de Galicia.
Es
la opinión de las cofradías de pescadores de la zona. “Hay percebe de
calidad y buen tamaño”, reconoció el patrón mayor de A Coruña, Felipe
Canosa, en la presentación del acuerdo con Puerto y Xunta. Los percebes
de Punta Langosteira crecen sobre las caras de hormigón de los bloques
de 150 toneladas que componen el dique a lo largo de sus tres kilómetros
de longitud, en el que se viene practicando el furtivismo prácticamente
desde su construcción. Es una disposición con ventajas productivas, ya
que ofrece una mayor superficie para el desarrollo de la especie. La fuerza con que bate el mar redunda en la mejor calidad del producto.
Como todo lo relacionado con el Puerto Exterior coruñés, la
tramitación de las autorizaciones a las cofradías –la de A Coruña y la
de Caión– vino precedida de un complejo encaje jurídico y
administrativo. También de las protestas de los percebeiros de la zona,
que tras años de lucha vieron reconocida una compensación de 4,5
millones de euros, pagados en 2009, por la construcción del nuevo
puerto. Ahora se les cede la explotación de unos 15.800 metros cuadrados para marisqueo a flote, en los que podrán faenar algo más de medio centenar de percebeiros.
Tan
suculenta es la autorización del percebe, que las dos cofradías
finalmente beneficiadas se enfrascaron durante años en una agria
polémica por hacerse con sus derechos. Ambas reclamaban su ámbito
territorial sobre la explanada de Punta Langosteira; la de A Coruña
aplicando el trazado de la antigua costa, desaparecida con la
construcción del puerto, y la de Caión, que no recibió compensación
alguna por las obras, una línea recta desde su zona de concesión. El
acuerdo anunciado por Xunta y Puerto permitió que ambos pósitos sellaran
la paz.
No se ha establecido fecha
Lo que no se ha
desvelado es cuándo empezará la extracción de percebe del Puerto
Exterior ni los ingresos que la Autoridad Portuaria recibirá por la
extracción. Será en todo caso una cantidad simbólica en comparación con
las gigantescas cifras económicas de la polémica infraestructura, una de
las más costosas y menos útiles de las emprendidas en España antes de
la crisis, y que carece todavía de conexión ferroviaria. La ausencia de
retorno económico está en el origen de la asfixiante deuda de la
entidad que preside Losada, con una deuda y unos intereses que
comenzarán a dispararse en el plazo de dos años.
El puerto coruñés disfruta aún de una moratoria de diez años
concedida en 2011 por el Ministerio de Fomento para hacer frente a los
200 millones que adeuda a Puertos del Estado por las obras,
presupuestadas inicialmente en 370 millones de euros. La situación
empeorará a partir de 2021, cuando empiece a pagar dos millones anuales,
que se convertirán en cuatro en 2022.
El período más duro será a partir
de 2028 y hasta 2051, cuando el crédito suponga un gasto de nueve
millones anuales. Pero ahí no acaban los problemas derivados del Puerto
Exterior, porque a esas cantidades hay que añadir amortizaciones de 3,5
millones de euros al año de un crédito del Banco Europeo de Inversiones,
que en 2025 subirán hasta 6,5 millones y tres años más tarde a 9,7. Por
lo tanto, en el plazo de apenas cinco años, el Puerto deberá afrontar
unas amortizaciones anuales de 10,5 millones de euros, que entre 2028 y
2032 crecerán hasta los 18,7 millones.
¿Qué
capacidad tiene la Autoridad Portuaria coruñesa para hacer frente a
esos compromisos? Losada sigue exhibiendo su optimismo en todas sus
declaraciones públicas, pero lo cierto es que la obra en Punta
Langosteira apenas ha repercutido en los ingresos del Puerto –de hecho,
entre 2010 y 2014 fueron inferiores que en los años anteriores–, y los
beneficios anuales no alcanzan el medio millón de euros, con una cifra
de negocio total de en torno a 30 millones. En apenas 10 años, la deuda
se comerá por lo tanto más de la mitad del presupuesto del puerto.
El Puerto arrastra otros problemas financieros.
El sobrecoste y otras presuntas irregularidades relacionadas con el
proyecto han sido denunciados por los tribunales de cuentas español y
europeo. El de la UE lo viene haciendo con insistencia desde 2012. Hace
dos años volvió a la carga, para criticar la inversión realizada en una
infraestructura que apenas se usa al 10% de la capacidad con que fue
concebida.
El organismo estatal de fiscalización se sumó posteriormente.
“Las previsiones no se han cumplido ni en lo que respecta a la
financiación ni a la capacidad de generar fondos mediante el aumento de
tráficos”, denuncia el Tribunal de Cuentas, que ha nombrado una
instructora para analizar si de algunos de los hechos relatados en su
informe pueden deducirse responsabilidades contables.
Las irregularidades obligaron a la Unión Europea a descartar financiación por valor de hasta 67,6 millones de euros,
a causa de contratos contrarios a la normativa europea y criterios de
valoración de dudoso cumplimiento de las directivas comunitarias y de la
legislación de estatal. Con esas renuncias, los fondos de la UE solo
cubrieron el 53% de los trabajos, cuando en la planificación de la
subvención se estimaba que serían un 71% de su coste, lo que obligó a
incrementar las operaciones financieras y los recursos propios.
El
negro escenario de Punta Langosteira es fruto, de un lado, de la
frustración de una operación urbanística –la venta de terrenos
portuarios– que debía financiar el proyecto, y que no se revisó pese al
pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Y del otro, de la quimera de
pretender construir un puerto con vocación de refugio en una de las
zonas más golpeadas por el mar de la costa gallega, donde las olas
alcanzan registros de hasta 20 metros de altura.
Sin apenas beneficios y
con unos gastos financieros crecientes y voraces, la única solución
convincente para los gestores de la Autoridad Portuaria para evitar la
quiebra pasa por una millonaria condonación de la deuda como la
concedida por el Gobierno al Consorcio Valencia 2007, como ha demandado
el Parlamento de Galicia. El percebe es solo un parche. Delicioso, pero insuficiente." (Pablo López, El Confidencial, 28/01/19)
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