29/5/19

Tsunami del PSOE, reflujo de las mareas y el PP con el agua al cuello

"En esos mapas con los que los infógrafos de los medios ilustran a la audiencia de los resultados de las elecciones que se celebran fuera de Madrid, Galicia aparecerá teñida de azul. El color del PP, aunque en realidad debería simbolizar el del tsunami que llevó al PSdeG a situarse a solo 9.000 votos de los conservadores en el cómputo total de las locales y a superarlos en casi 100.000 en las europeas (en 2014 tuvieron casi 140.000 menos que ellos). 

El PP se ha ahogado sin llegar a la orilla de las alcaldías en las siete ciudades (podría conservar Ourense, donde ha quedado segundo, mediante un pacto-abrazo del oso), sigue fuera de tres diputaciones e incluso tiene en el aire la cuarta, la de Ourense, la que nadie imagina en otras manos (aunque el PP de Ourense no sea exactamente el PP). 

Y aquí no tiene ningún salvavidas del que echar mano: Cs ha conseguido 33 concejales de 3.721 y el 1,91% de los votos totales, ninguna alcaldía y ninguna o muy remota posibilidad de participar en ningún gobierno. Eso sí, se ha estrenado con una representante –¿lo adivinan?: una periodista– en A Coruña. 

Vox no ha llegado a salir de la caseta de baño y ni siquiera aparece en la relación de partidos. Por lo demás, las Mareas que gobernaban las ciudades autodenominadas rebeldes (A Coruña, Santiago, Ferrol) han experimentado un reflujo considerable, y el BNG sigue remando. Esto es el resumen. Si quieren, pueden volver a centrarse en lo de Madrid y en la lucha por el Trono de Hierro de la izquierda, y si no, paso al detalle.

En esas conversaciones de ascensor que son las declaraciones de los líderes políticos ante la urna –”fiesta de la democracia”, “llamamiento a participar”, “normalidad y ausencia de incidentes”– el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo demostró que lo de Andalucía (y el Ayuntamiento de Madrid) le pilla lejos, y mostró su deseo de que “pudiesen gobernar los que ganan” (es decir, el que saca al menos un voto más que el segundo). 

De ser así, habría sacado peores resultados que en 2015. Habría ganado de nuevo por los pelos en A Coruña (en donde ha perdido por goleada: 9 frente a 9 del PSdeG, 6 de Marea Atlántica y 2 del BNG, menos 1 Cs), en Ferrol (12 frente a 8+3+2), y en Lugo (10 y 2 Cs frente a 8+5), pero perdería en Ourense, en donde ha sido superado por los socialistas, y por supuesto, en Pontevedra (BNG) y en Vigo (Abel Caballero). 

De no poder conseguir la alcaldía en Ourense, pactando con el tercero, un candidato un tanto peculiar (Berlusconi en versión local, con canal de televisión propio incluido), el PP solo gobernará en un par de villas de más de 20.000 habitantes. Por perder, ha perdido hasta en Vilalba, patria del Presidente Fundador del partido. Eso sí, conserva casi la mitad del número absoluto de concejales y la mayoría de las pequeñas alcaldías rurales.

Los socialistas han experimentado un empuje hacia arriba que en parte ha sido a costa del PP en los medianos y pequeños ayuntamientos donde gobernaban, y a expensas de las Mareas allí donde no, como en las ciudades. El BNG, con las listas llenas de independientes y con una fuerte presencia femenina, se afianza como tercera fuerza, ha consolidado posiciones en los lugares donde tenía alcaldías –sobre todo en villas sobre los 20.000 habitantes–, y todo indica que volverá a compartir el timón con el PSdeG en las diputaciones. 

Sin embargo, el avance ha sido más cualitativo que cuantitativo (alrededor de 1% de votos más), salvo en las europeas, gracias sobre todo a la candidata, Ana Miranda. La lista que compartía con ERC y Bildu ha pasado de ser la quinta fuerza, con 80.000 votos, a ser la tercera, con 171.000.

El reflujo de las Mareas es difícil de representar en números. Entre otras cosas porque en cada ayuntamiento comparecía con un nombre distinto. En algunos han mantenido la alcaldía (Sada, Pobra do Caramiñal), o salvado los muebles (Vigo), pero en general los apoyos se han ido por el desagüe, como revelan los datos en las ciudades de referencia: A Coruña (de 10 a 6 concejales), Santiago (de 10 a 5) o Ferrol (de 6 a 3, aunque aquí sí podrían entrar en el gobierno local). 

Si quieren empezar a buscar culpables, además del acoso mediático que han sufrido, pueden considerar que Galicia fue pionera en la creación de movimientos de éxito surgidos del 15M, como Alternativa Galega de Esquerdas (tenía de asesor a un tal Pablo Iglesias), que después mutó a En Marea, y también lo fue en tomarse lo del rupturismo en el sentido estricto y personal. A pesar de que los “alcaldes del cambio” intentaron ponerse de perfil –o quizá por ello– en el movimiento de placas tectónicas entre Podemos, IU, Anova e independientes que desembocó en dos candidaturas el 28-A (En Marea y Podemos-Eu-Mareas En Común-Equo), es más que probable que el espectáculo de lucha grecorromana disfrazado de debate ideológico causara desafección en un electorado al que se le había vendido ilusión. 

Por poner un ejemplo, en Ourense ciudad se llegaron a presentar tres candidaturas procedentes de ese espacio antes común. El resultado es ese en el que están pensando. "                (Xosé Manuel Pereiro 

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