"(...) Ayuso también se apresuró a destacar que el regreso del estado de alarma es «un fracaso para la imagen de España», entre otras cosas por la repercusión en el turismo. Con la segunda oleada del coronavirus a pleno rendimiento en Europa, habría que hacer un completo examen psicológico a cualquier persona que pensara que este es un buen momento para hacer turismo en otro país, como también a los responsables políticos que crean que eso es una prioridad.
En términos de imagen, si algo ha perjudicado a España es la idea de que sus autoridades no fueron capaces de impedir el aumento de contagios primero en primavera y luego en verano. Tomar medidas para recuperar el tiempo perdido no parece ser un error, sino lo que se debería haber hecho antes.
El presidente gallego es otro de los que han incidido en el daño que se ha hecho con el estado de alarma a la reputación del país. «Les hemos dicho (a los turistas extranjeros) que se olviden de España en Navidad», dijo un enfadado Núñez Feijóo. Aparentemente, es una cuestión de marketing: «No puede ser más demoledor, se puede hacer lo mismo sin estos términos y proyecciones desgarradoras. Hemos puesto en cuestión la Navidad y la Semana Santa, dándole un enorme palo al sector turístico y hostelero».
A todos aquellos que piensen si la muerte de sus familiares en la segunda oleada podría haberse evitado, el mensaje de Feijóo es claro. Eso es terrible, pero debemos pensar también en los hoteles y restaurantes que esperaban –nadie sabe cómo– recibir turistas en Navidad y Semana Santa.
El debate sobre la ratificación parlamentaria del estado de alarma en el Congreso arrojará momentos de todo tipo. Discusiones lógicas sobre cómo compatibilizarlo con el imprescindible control parlamentario, lo que puede obligar a reducir el tiempo de la prórroga que requiere el Gobierno. También servirá para alegatos dramáticos sobre la reputación de España.
Sería conveniente que todos estuvieran de acuerdo en que la mejor imagen que puede dar un país en estos momentos es que se tomen las medidas necesarias para proteger la salud de sus ciudadanos. En Francia e Italia ya se están dando los pasos que sus gobiernos consideran imprescindibles ante una curva de contagios que ya no es allí una curva, sino una línea recta hacia arriba.
Dicho en otras palabras, si no consigues dar la vuelta a esa línea recta, no tendrás Navidad que celebrar." (Íñigo Sáenz de Ugarte, blog, 27/10/20)
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