24/8/11

Principios de siglo... en Lugo







Autorretrato de Salvador Castro Freire, en su botica

"Un niño señala divertido la cámara que lo retrata en un mercado en la Praza Maior de Lugo, allá por el año 1900. En el mismo lugar y en una fecha próxima, un grupo de criadas llena sus sellas con el agua de la Fonte dos Leóns y al lado, apoyado en la piedra, un hombre con capa fuma de su pipa.

Detrás del objetivo está Salvador Castro Freire (1869-1952), el farmacéutico al que Lugo le debe buena parte de su memoria fotográfica. Su botica de la calle San Pedro era, además de laboratorio de fórmulas curativas, el estudio de un retratista siempre atento a las nuevas técnicas de revelado.

Del taller de Castro Freire salieron centenares de imágenes de la ciudad en transformación: fotografió a los vecinos, los lugares de reunión -mercados, plazas o tertulias-, monumentos y paisajes de toda la provincia. Doscientas treinta y tres de esas imágenes pertenecen al Museo Provincial de Lugo, que las muestra al público por primera vez gracias a la exposición Instantes na memoria, abierta hasta el 23 de octubre.

Los originales, de entre el siglo XIX y los años treinta del XX, son muy sensibles a la luz y una exposición continuada podría dañarlos. Por eso en septiembre saldrá a la venta un catálogo con las imágenes, prologado por la comisaria de la exposición, María Quiroga, y el experto en fotografía antigua José Gago. (...)

A Castro Freire todavía lo recuerdan muchos vecinos -murió en 1952, un año después de publicar Lugo y sus hombres, un repaso por la historia de la ciudad con fotografías propias- pero de su vida se sabe poco. Ni siquiera se conocen todas las obras que componen su más que probable inmenso trabajo documental, porque buena parte de ellas están desperdigadas en colecciones privadas o se han perdido.

Tenía vehículo propio y por enfermedad dejó joven la fotografía y los viajes, aunque aun así le dio tiempo a recorrer la provincia para fotografiar a los monjes del monasterio de San Xiao e Santa Basilia de Samos, el monasterio de San Salvador de Vilanova de Lourenzá, la catedral de Mondoñedo, la iglesia de San Fiz de Cangas (Pantón) o la ciudad de Monforte con el río Cabe en primer plano, en el despertar del siglo.

"Durante siete u ocho lustros fue anotando pacientemente en sus cuadernos todo el acaecer urbano. Ninguna relevante contingencia escapó a su aguda y diligente curiosidad. El escrupuloso apunte personal, el idóneo recorte de periódico, la foto ilustrativa auténtica".

Así lo describía Ánxel Fole, que lo conocía bien, en su colección de artículos Cartafolio de Lugo (1981). La obsesión de Castro Freire por documentarlo todo le hizo llevar buena cuenta de los variadísimos mercados que a principios de siglo se celebraban en Lugo: el de la Praza Maior, el de alfarería de Campo Castelo, el de hierba y paja de la Praza de San Roque, el de cerdos de la explanada de la Mosquera, pegado a la muralla, o el de carbón de la Praza da Soidade, hoy sede del Museo Provincial que acoge la exposición.

De todos ellos dejó imágenes, "tan fieles como la memoria y más expresivas que esta". Así definía su trabajo el fotógrafo aficionado en Lugo y sus hombres." (Museo Provincial de Lugo, y El País, ed. Galicia, Galicia, 18/08/2011, p. 8)

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