11/10/13

El contrabando de obras de arte en Santiago. ¿Tiene que ver con la red que robó el Calixtino?

 Leonard Patterson durante el juicio / ÓSCAR CORRAL

"Leonard Patterson, el presunto contrabandista de arte que impulsó una exposición de piezas precolombinas celebrada en Santiago en 1996, aseguró esta mañana, en el inicio de su juicio, que desconocía la necesidad de pedir autorización cuando en 2008 envió la colección de Compostela de vuelta a Alemania, su lugar de residencia. 

Por ese traslado ilegal de las piezas, sobre las que además pesan dudas de su autenticidad y que en parte son reclamadas por otros países, la Fiscalía pide dos años de prisión y una multa de 60 millones de euros. Según intentaron demostrar Patterson y su abogado, la entrada de la colección en España fue gestionada por las administraciones públicas gallegas y nadie le avisó de que tuviese que pedir permiso para volvérsela a llevar.

Sobre la estancia de la colección en Santiago, Patterson aseguró que la Xunta se comprometió a correr con todos los gastos. “Le di la mano a Fraga y me dijo que no hacía falta contrato, con un apretón era suficiente”, manifestó. Pero según las declaraciones de varios testigos, una vez finalizada la exposición el Gobierno gallego solo se hizo cargo durante un breve espacio de tiempo del coste de su almacenaje en una nave de Santiago. 

Luego el pago corrió a cargo del propio Patterson, que no lo abonó hasta 2008, diez años después, momento en el que envió a Santiago a personal a su cargo para subir la colección a un camión y llevársela a Alemania, donde la policía detectó su entrada y alertó a España. (...)

El responsable del almacén dijo no recordar si avisó o no a Patterson de la necesidad de pedir dicho permiso cuando éste quiso trasladar las piezas, pero sí admitió que “Gerardo Conde Roa representaba en aquel momento a Patterson” como abogado. Igualmente, un agente de la Policía Nacional certificó que el también ex alcalde de Santiago Conde Roa estaba presente en la catalogación policial de las piezas realizada en 2007 y que firmó el documento en el que se le informaba de que se debía solicitar permiso para sacar las piezas de España.

 En el juicio iniciado esta mañana se da la casualidad de que el abogado de Patterson es ahora Ramón Sabín, defensor también de Conde Roa en otro proceso recientemente saldado con una condena por fraude a Hacienda contra el político santiagués."                   (El País, 10/10/2013)


"Si en estos tres días nada se tuerce, el presunto contrabandista de arte Leonard Patterson, uno de los hombres a los que la Interpol ha seguido la pista por medio mundo, se sentará el jueves en el banquillo en los juzgados de Santiago. 

El costarricense Patterson, de 69 años, está acusado de traficar con una colección de arte precolombino que expuso en Galicia en los años noventa bajo la tutela de la Xunta. 

La fiscalía pide para él dos años de cárcel y una multa de 60 millones por llevarse las piezas de España a Alemania sin los preceptivos permisos. El juicio se fijó para diciembre pasado, pero tuvo que ser suspendido por el mal estado de salud del imputado, que actualmente se encuentra en prisión fuera del territorio gallego.

Patterson introdujo en España la colección, integrada por más de 1.400 obras precolombinas procedentes de países como México, Ecuador, Costa Rica, Panamá o Guatemala, en noviembre de 1996 con un permiso de importación que, según la fiscalía, caducó en seis meses. 

Las piezas se exhibieron durante un año en el Auditorio de Galicia, la Iglesia de San Domingos de Bonaval y el Pazo de Fonseca de Santiago y después se depositaron en un bajo de una empresa de mudanzas, donde permanecieron durante una década.

 En este tiempo, varios de los países de procedencia de las piezas de la colección se movilizaron para buscarlas. El Gobierno de México reivindica la propiedad de más de 500 de las obras que Patterson exhibió como suyas y fue su reclamación la que hizo saltar las alarmas en la Aduana de Munich cuando el tesoro precolombino llegó a esta ciudad alemana en 2008."              (El  País, 08/10/2013)

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