"Alcaldes y concejales supuestamente a sueldo de una empresa de contratas públicas, funcionarios conseguidores, partidos políticos con labores de agencia de colocación, financiación ilegal en tiempos de elecciones, facturas falsas, infladas, trucadas, concursos amañados e incluso dictados a la Administración local, y regalos, muchos regalos para quien se quisiese dejar querer, presuntamente a cambio de favores: Rolex de oro por valor de seis mil euros
y otros agasajos, como vinos de lujo en cantidad suficiente para
“montar un bar”.
Así se podría resumir la gruesa trama que intenta desenmarañar la Operación Pokémon, ahora que la juez de Lugo Pilar de Lara
ha levantado el secreto de parte del sumario. De momento se conocen, en
todo o en parte, solo 26 tomos, pero en ellos ya aparece descrito un
panorama de corrupción que salpica igualmente a los dos grandes partidos de España además de a CiU y BNG, y en el que aparecen en calidad de imputados tres alcaldes y cinco exalcaldes, seis de ellos gallegos, además de uno asturiano y otro catalán.
El entramado, tal y como se sostiene con testimonios recogidos por la magistrada y pinchazos de la Agencia Aduanera, se vertebra en torno al grupo Vendex, una colección de empresas a la presunta caza y captura de concesiones públicas.
Vendex tiene su matriz en Madrid, pero posiblemente su mayor coto lo
tuviese en Galicia. Gestión de ORA y grúa, servicios de conserjería y
limpieza, guarderías, ayuda a domicilio para mayores y dependientes,
instalaciones deportivas, museos, teatros, jardines públicos, acuarios,
edificios emblemáticos...
Cualquier materia susceptible de convertirse
en una contrata con cargo al dinero de los ciudadanos. La operación suma ya un centenar de imputados
que van desde el presidente del grupo Vendex, Gervasio Rolando
Rodríguez Acosta, hasta sus tentáculos en la comunidad autónoma y
políticos de la talla del alcalde de Lugo, Xosé Clemente López Orozco (PSOE); el que lo fue de Ourense hasta que estalló la Pokémon, Francisco Rodríguez (PSOE); el anterior y el actual regidor de Santiago, ambos del PP, Gerardo Conde Roa y Ángel Currás;
y el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil en tiempos
del Gobierno socialista, Francisco Félix Fernández Liñares.
Este hombre precisamente, exconcejal poderosísimo y mano izquierda de Orozco en Lugo, fue, en realidad, el punto de partida, la primera pista, podría decirse que el primero de los personajes de esta colección Pokémon.
El nombre del operativo lo eligieron los agentes de Aduanas, el equipo
con el que ya siempre trabajan las dos juezas (las de Instrucción 1 y 3)
que en Lugo, desde hace más de un lustro, han hecho temblar hasta los
cimientos de la muralla romana, sacando a la luz toda la turbiedad de
una ciudad disfrazada de apacible.
El Queen's, el burdel que
centralizaba la mayor mafia de prostitución que se investiga en Galicia,
era propiedad de un exfuncionario y trabajador de la ORA del que Pilar
de Lara siempre sospechó que era testaferro de Liñares. Y de ahí, de la Operación Carioca contra la prostitución, se llegó en poco tiempo al empresario de farmacia Jorge Dorribo, que terminó acusando a José Blanco y dio lugar al Caso Campeón.
Mientras tanto, al hilo de Liñares, en origen objetivo principal de la juez, llegó la Pokémon, que en Santiago derivó en la Operación Manga y en Coruña (con el consistorio ahora en plena investigación), en la Pikachu. Esta última a punto estuvo de llamarse Doraemon, porque uno de los responsables del caso proponía “cambiar de saga”.
Todos estos universos aparecen cuajados de personajes conocidos por
sus alias. El modo de actuar del grupo empresarial Vendex para captar
contratos era, según un informe del Servicio de Vigilancia Aduanera
incluido en los tomos que se han conocido, semejante al de las
“organizaciones criminales del narcotráfico o el blanqueo”.
Los agentes pincharon sus teléfonos, siguieron a políticos y representantes de la empresa
(incluso hasta el restaurante Zalacaín, en Madrid), grabaron vídeos y
tomaron instantáneas de los encuentros furtivos. Esto, fundamentalmente,
desde el año 2011 hasta verano de 2012. Cuando se sintieron espiados,
según Aduanas, los protagonistas empezaron a hablar en clave, a dar
vueltas laberínticas en sus citas para despistar, a anunciar direcciones
erróneas para sus encuentros y a protegerse, incluso, con
contravigilancia." (El País, 04/02/2014)
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