21/3/14

El concello coruñés construye un caro túnel en el centro que genera creciente rechazo social. Costará 50 millones. No se sabe cómo se pagarán

"Las excavadoras comenzarán en unos días a perforar las entrañas del centro neurálgico de A Coruña, la Marina cuyos edificios de galerías y la dársena donde atracan pequeños pesqueros, yates de recreo y grandes cruceros conforman la postal típica de la ciudad.

 El objetivo es construir un costoso túnel de un kilómetro para enterrar el tráfico en esta emblemática y protegida fachada al mar de la capital provincial. Un viejo proyecto que llevaba años aparcado por falta de dinero para afrontar la compleja tarea de reorganizar una zona de alto valor patrimonial y turístico de la ciudad. 

Hasta ahora. Ni la persistente crisis, ni los incesantes recortes en todo tipo de inversión y servicio públicos, ni el reguero de críticas que levanta una carísima iniciativa tachada de “faraónica”, “innecesaria” y “caprichosa” son obstáculos para el PP en su afán de acudir a las elecciones municipales de 2015 con una gran aunque parcial transformación del corazón de la ciudad en la que gobierna por primera vez en democracia.

Resulta incluso un misterio cómo se pagará la factura de una obra pública que, en total, supera los 50 millones de euros. El gobierno local, que cargará a las arcas municipales el grueso del ambicioso proyecto, rehúsa dar cifras y precisar presupuestos. Lo único claro, según el alcalde, Carlos Negreira, y el presidente de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, es la fecha prevista de inauguración: será dentro de un año, dos meses antes de la cita con las urnas. 

La Marina y su costado izquierdo, el antiguo muelle de O Parrote que lleva siete años abierto en canal por la controvertida y difícil construcción de un ahora casi finalizado aparcamiento privado, constituirán una gran explanada peatonal a pie de mar, 52.000 metros cuadrados en total.

Solo la construcción del vial subterráneo de cuatro carriles de la Marina, que conectará con el que atraviesa la plaza de María Pita y con el que se está terminando para entrar y salir del nuevo aparcamiento de O Parrote, costará 10,8 millones de euros. El puerto, que adjudicó la obra a la constructora Copasa con una sustancial rebaja del precio inicial, aportará dos millones. Nada más pese a ser terreno de su competencia.

 El Ayuntamiento paga el resto. Y también la urbanización de la superficie peatonal. Serán varios millones de euros pero su coste real aún “está por definir y cerrar”, indicó a este diario el equipo de Negreira. Insiste en que aún pueden aportar dinero “otras Administraciones”. Pero de momento, ni Fomento, de quien depende el puerto, ni la Xunta han prometido un euro.

El alcalde nunca ocultó, desde que tomó el bastón de mando en junio de 2011, que su prioridad es este ambicioso y caro proyecto en un zona declarada Bien de Interés Cultural y puerta de entrada de la Ciudad Vieja de A Coruña.

 Aprovechando la imperiosa necesidad de solucionar el gran agujero de O Parrote, una obra empantanada años por la aparición de valiosos restos de la antigua muralla de la ciudad, el alcalde no dudó en saltarse etapas y planificaciones anteriores o pendientes para conseguir su propósito. “O se hace ahora o no se podrá hacer ni en 50 años”, acostumbra a defenderse Negreira.

Aparcó otras importantes actuaciones para una zona emblemática, la Ciudad Vieja y Pescadería, que llevan ya casi cuatro años esperando la revisión en trámite de su plan especial de protección y reforma interior (Pepri). En la Marina se va a enterrar el tráfico pero los coches seguirán teniendo manga ancha para invadir el vecino y dañado casco histórico de A Coruña. 

Su tan reclamada peatonalización sigue sin fecha. No aparece en el plan de movilidad urbana que presentó la semana pasada el gobierno de Negreira. Y de nada sirvió hasta el momento que en la memoria del Pepri se advierta sobre la posibilidad de que un túnel en la Marina “se convierta en un efecto llamada al tráfico” y aumente, en vez de reducir, el número de vehículos que acceden al barrio histórico.

El rechazo al proyecto estrella de Negreira no solo es de la oposición municipal en bloque, que claman contra el “despilfarro” del nuevo túnel, sino creciente entre agentes sociales y vecinales de la ciudad. A las protestas de los vecinos de la Ciudad Vieja, se han unido las asociaciones de Monte Alto y A Gaiteira, este último un barrio bastante alejado del centro. 

Incluso se constituyó una plataforma contra las obras de la Marina que tiene previsto manifestarse cada jueves contra un proyecto que ven “faraónico” e incluso “inmoral en esta época de penurias y restricciones”. Entre los arquitectos de la ciudad el túnel también es objeto de crítica.

El gobierno local hizo caso omiso del proyecto del urbanista José González Cebrián, ganador del concurso de ideas que Ayuntamiento y Autoridad Portuaria fallaron en 2007. Y encargó al arquitecto Luis Collarte el diseño del túnel y la futura explanada, de cuya configuración aún poco se sabe aparte de incluir juegos infantiles y árboles para reponer las decenas taladas en las últimas semanas.

 “Ya se verá como queda”, dice el equipo de Negreira. Las incógnitas han disparado las críticas. ¿Cómo pondrá en valor, por imperativo de Patrimonio, los restos de la ancestral fortificación que aparecerán al perforar el túnel? ¿Cómo se organizará el acceso restringido para residentes, vehículos de emergencia, buses y taxis? Lo único claro es por ahora que las obras arrancan ya."          (La Voz de Galicia, 10/03/2014)

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