Cruce de la calle Galeras en la que el Ayuntamiento de Santiago pretende ejecutar la rotonda. / OSCAR CORRAL
"Ocupado como está en defenderse de múltiples imputaciones, al
gobierno local de Santiago le crecen los enanos en la gestión diaria. La
última polémica urbanística de la ciudad no se debe a una gran obra o
recalificación sino a la decisión del ejecutivo municipal de ceder un
pequeño espacio público a un aparcamiento privado.
La operación ha
puesto en pie de guerra a los vecinos de la calle Galeras, que ya hacen
bromas con la similitud del nombre con el del barrio burgalés de
Gamonal, en el que la protesta ciudadana logró paralizar la construcción
de un aparcamiento subterráneo.
El malestar vecinal en Galeras lo desencadenó la autorización
otorgada por el Ayuntamiento a un aparcamiento privado para construirse
una nueva entrada ocupando parte del principal parque del barrio.
No
será más que un carril de acceso con su correspondiente rampa, de unos
30 metros de longitud. Ocupará menos del 1% de un parque de unos 40.000
metros cuadrados, pero es un espacio público que los vecinos no están
dispuestos a entregar a manos privadas. (...)
La discrepancia será ahora resuelta por la Justicia, después de que la
Fiscalía de Medio Ambiente admitiese a trámite una denuncia de los
vecinos contrarios a la obra. (...)
La argumentación de fondo que lleva al Ayuntamiento a apoyar la
operación se basa en que, a cambio de la cesión de ese espacio público,
la empresa del aparcamiento acometerá gratis una nueva rotonda
necesaria, a su juicio para reordenar el tráfico y peatonalizar otros
viales del barrio.
Pero construir la rotonda obligará a trasladar los
contenedores soterrados y la parada del autobús allí instalados hace
apenas cuatro años, cuando se reurbanizó la calle por última vez. La
operación, publicita el Ayuntamiento, supondrá una inversión a cargo de
la empresa privada de 766.000 euros.
Pero los vecinos niegan la mayor y creen que la rotonda y el caro
traslado de servicios solo son necesarios para facilitar el nuevo acceso
al aparcamiento, ya que el tráfico se podría cambiar simplemente
modificando los semáforos que ya existen en la zona. Cada sábado,
encabezados por las asociaciones Río Sarela y Aqualume, los contrarios a
la obra se concentran junto al parque que quieren salvar, ya vallado y
deteriorándose pero de momento con las obras paralizadas a la espera de
un permiso.
Las protestas se producen a pocos metros de la conocida como Finca do
Espiño, cuya turbia recalificacíón está ahora aflorando en las escuchas
de la Operación Pokémon que tanto preocupan al gobierno local. Aquella
actuación, ahora judicializada y que pretendía levantar viviendas de
lujo donde se preveía un geriátrico, se paró también tras protestas de
los vecinos. Y eso es lo que intentan repetir ahora con la rotonda de
Galeras. Como en Gamonal." (El País, 04/04/2014)
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