"Corren nuevos tiempos en PSA Peugeot Citroën. Desde que el portugués
Carlos Tavares cogió las riendas del grupo el pasado marzo, el modelo
camina a pasos agigantados hacia la competencia entre plantas de
producción del propio grupo.
Y ahí Vigo, que con más de 7.000 empleados
es la mayor del consorcio fuera de Francia, parte en clara desventaja
frente a las de países con fábricas de bajo coste. Las consecuencias no
se han hecho esperar, con una propuesta de reducción salarial que ronda
una media de 3.000 euros anuales para competir con Eslovaquia por la
producción de una nueva línea de furgonetas.
Mucho han cambiado las cosas desde los tiempos en los que los puestos
de trabajo se transmitían en Vigo de padres a hijos, con disfunciones
pero también con la creación de un espíritu de empresa familiar.
Esa es
probablemente la razón por la que el Sindicato Independiente de
Trabajadores (SIT), que no es de clase, domina históricamente el comité
de empresa. Pero esta vez los recortes se topan con el rechazo de todos
los miembros del comité, SIT incluido, que creen desproporcionada la
propuesta empresarial.
Lo que está en juego es el proyecto K9, la fabricación en exclusiva
de un nuevo modelo de furgonetas que se considera el futuro de PSA. Y
los candidatos son dos: Vigo y la factoría eslovaca de Trnava. Pero
mientras en Galicia los costes son de 22 euros la hora, en Eslovaquia
son de 10.
Como se encargó recientemente de recordar el director de la
fábrica viguesa, Yann Martin, en Portugal ascienden a 10,5 y en
Marruecos no pasan de los cuatro euros. De ahí que desde la empresa se
considere el recorte salarial “una decisión indispensable”.
La propuesta, rechazada en dos ocasiones por el comité y que la
dirección solo está dispuesta a matizar, es restrictiva sin ambages: un
5% menos de salario base, recorte del 50% de la paga extra, congelación
hasta 2019, reducción del 33% de la prima de objetivos, un 10% menos de
antigüedad y un 50% de los complementos de nocturnidad, tercer turno y
domingos y festivos.
“No podemos equipararnos a los salarios de los
países de bajo coste, pero sí emprender una reducción significativa”,
afirma un portavoz de la empresa. Y a la pregunta de si lo que está en
juego es la propia supervivencia de Citroën en Vigo, contesta sin dudar
de forma afirmativa.
El modelo implantado por Tavares se llama Back to the race, volver a
la carrera. Se trata de un conjunto de medidas para el período 2014-2018
que pretenden devolver al consorcio francés, ahora en pérdidas, a la
rentabilidad financiera. El sistema pasa por reducir el número de
modelos, pero también por mejorar la “competitividad productiva”,
buscando reducir costes y stocks.
Con todos estos cambios, la factoría
viguesa le ve las orejas al lobo por primera vez desde su fundación, en
1958. Hasta ahora capeó la crisis con la eliminación de los contratos no
estables, ERE temporales y paradas en la producción. Pero nunca se
había hecho frente a una propuesta salarial como la de ahora.
Los sindicatos no quieren ni oír hablar del Back to the race.
“Esperábamos algo, pero no esto”, coinciden UGT y CC OO. “Quieren hacer
de la fábrica de Vigo una factoría low cost, como las de África”,
critica la CIG. “Los trabajadores ya hemos hecho muchos esfuerzos en los
últimos años.
Somos menos que antes, mientras el cuadro de directivos,
con sueldos enormes, no ha parado de crecer”, añade el portavoz del
sindicato nacionalista, Manolo Domínguez. Propone abaratar costes
reduciendo puestos ejecutivos.
No falta en el comité quien opine que la empresa va de farol. Muchos
delegados sostienen que la decisión está tomada y favorecerá a Vigo, que
cuenta con la proximidad de la planta portuguesa de Mangualde, de la
que Martin también es director, y con un robusto clúster de empresas del
sector capaz de adaptarse a las exigencias del grupo. La decisión
estaría tomada, pero se pretendería abaratarla. La compañía lo niega:
“El escenario es distinto, ahora hay competencia interna, que también
sirve para mejorar”.
Las negociaciones cogen con el pie cambiado al comité, en funciones
tras las elecciones sindicales del 3 de octubre, y coinciden con la
semana de parada técnica. Le corresponderá discutir la rebaja salarial
al nuevo comité, al que se incorpora la CUT.
“Vigo no es ni es una
fábrica cara ni de bajo coste”, por lo que tiene que decidir “hacia
dónde inclina la balanza”, advirtió el director de la fábrica en una
conferencia la semana pasada. “Si basculamos hacia costes altos
estaremos comprometiendo su futuro, pero si bajamos nuestros costes
aseguramos la actividad y su supervivencia”. (
Pablo López
, El País, Vigo
24 OCT 2014)
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