13/12/17

La segunda catástrofe del monte gallego... el chapapote del monte se precipitó a los manantiales de los que se nutren los depósitos de agua que abastecen a las aldeas del interior de Galicia. Se han quedado si agua potable... la Xunta no ha hecho nada

"Somos un país de caladiños” (sumisos) define Xosé Santos, miembro de la asociación ecologista Amigos das árbores (Amigos de los árboles) y agente forestal, el mutismo colectivo tras la devastadora oleada de incendios que asoló Galicia en otoño. 

La asociación a la que representa denuncia “absoluta pasividad de la Xunta, pero también de la oposición” frente a la previsión de catástrofe que suponían las lluvias torrenciales para ríos y manantiales. Transcurridos dos meses de los devastadores fuegos, los peores augurios se han cumplido como una profecía bíblica.




Amigos das árbores alertó hace unos días de que las turberas (cuencas lacustres de materia orgánica protegidas por Ley que absorben el agua y actúan como barreras impidiendo el arrastre del terreno calcinado a los ríos) ardían a sus anchas en el subsuelo de algunos montes porque no se habían realizado labores de protección. 

Este lunes, tras dos días de lluvias torrenciales descargadas por la furia de la borrasca Ana, la situación era ya insalvable: el chapapote del monte se precipitó a los manantiales de los que se nutren los depósitos de agua que abastecen a las aldeas del interior de Galicia. Se han quedado si agua potable mientras esperan por el dinero prometido para reparar los daños ocasionados por los incendios.

“Si había una crónica anunciada era esta”, lamenta Santos la “absoluta pasividad” con la que, sostiene, ha encarado la Administración autonómica las previsiones catastróficas de una lluvia torrencial sobre la tierra calcinada. “La Xunta no ha hecho nada: ni trabajos para evitar la erosión, ni protección de las infraestructuras, ni aprobación de planes especiales de restauración hidrológica para recuperar los ecosistemas afectados por los incendios, ni pedir las ayudas europeas; nada de nada”, denuncia el ecologista.

“El gobierno gallego ni siquiera se molestó en contestar a la petición de convocatoria del Consello Forestal de Galicia”, dependiente de la Consellería de Medio Rural y que tiene el mandato del Parlamento Europeo de elaborar una estrategia para la conservación de los montes. “No crearon ni una mesa de trabajo en la que Universidad, propietarios de montes, alcaldes y ecologistas aportasen ideas o experiencias ante una situación como esta”, lamenta Santos, vocal en el mencionado Consello Forestal.

El desastre es de tal calibre que no está garantizada la salubridad del agua de la que se abastecen las poblaciones de los municipios rurales. “Fue providencial que el fuego no arrasara la costa porque estaría ahora también afectada toda la producción marisquera”, señala el ecologista.

Los alcaldes de las zonas afectadas muestran su preocupación. Y también su impotencia. Luis Milia, regidor del municipio ourensano de Carballeda de Avia, uno de los más afectados por los incendios del otoño que se cobraron ahí una de las cuatro víctimas mortales, detalla cómo “la falta de trabajos de rehabilitación de los montes” ha acabo arrastrando los escombros no ya solo a los manantiales y riachuelos, sino al interior de las viviendas situadas bajo la montaña. 

“Salían litros de agua con cenizas por las puertas de las casas como si fuesen presas desbordadas”, explica el regidor una visión dantesca con la que denuncia el abandono de la Administración autonómica y de la Diputación de Ourense que, señala, “ni está ni se la espera”.

La Xunta, señala Milia, envió una brigada de Tragsa, el holding público especializado en servicios de emergencia y conservación de la naturaleza, para limpiar los montes “pero poco hicieron porque las grandes rocas volcánicas que coronan la montaña corren ahora el riesgo de desprenderse tras haberse quedado sin vegetación el subsuelo sobre el que se asentaban”. 

El alcalde afirma que la Xunta envió a un ingeniero para evaluar la situación y este “envió un informe alertado de que había que asegurar las rocas, pero no se ha hecho nada y una de ellas estña ya rota en pedazos”.

En lo que respecta al organismo provincial, sostiene Milia que “nos estaba cobrando las analíticas del agua que finalmente nos está haciendo gratis el Colegio de Farmacéuticos de Ourense porque en el Ayuntamiento no disponemos ya de un euro: vamos acumulando una catástrofe tras otra sin respirar”. El regidor sostiene que volverán a entregar agua embotellada a los vecinos “ahora que ya habíamos conseguido suprimir el reparto tras controlar, clorar las aguas y limpiar los depósitos”.

La denuncia del abandono de la Xunta y la Diputación la comparten otros gobiernos locales afectados, fundamentalmente en la provincia de Ourense, como el de Parada do Sil, en la Ribeira Sacra, zona de impactante belleza paisajística y la de mayor concentración del románico eclesiástico de Europa que la Xunta promueve para que sea declarada Patrimonio de la Humanidad.

De la misma forma que nos dejaron solos para combatir los grandes incendios del otoño y para limpiar el monte, nos abandonan también ahora, con los manantiales llenos de los escombros que ha arrastrado el agua”, sostiene un portavoz municipal que, como el regidor de Carballeda de Avia, reconoce que el Ayuntamiento se ha quedado sin recursos mientras se plantea suministrar agua potable a los vecinos mediante camiones cisterna.

El representante de Amigos das árbores asegura que mientras el gobierno gallego “escamoteaba medios en la contratación de brigadistas” para ejecutar la limpieza de los montes contrataba helicópteros a un precio de 16.000 euros por día desde los que lanzaban la paja a los montes “sin ton ni son”.Y ello, en un momento, puntualiza Santos, en el que el responsable forestal de la Xunta, Tomás Fernández-Couto, está imputado por haber contratado a dedo el servicio de helicópteros en las campañas de 2011, 2012 y 2013.

La Consellería de Medio Rural justifica el uso de estos medios aéreos destacando que el método del mulching, (esparcir paja por el monte para evitar el arrastre de las cenizas) “se puede hacer manualmente o a través de helicóptero en las pendientes más inaccesibles” y asegura que se trata de una técnica pionera “que solo se lleva a cabo en países como Canadá y con muy buenos resultados”. 

Sostiene que parra estos trabajos de recuperación y consolidación de suelos “se ha hecho una encomienda” por un presupuesto de tres millones para este año y de otros cuatro para ejecutar en 2018. Junto a ello, reconoce que está actuando de momento solo en “una primera fase” centrada en los 32 incendios que este año superaron las 300 hectáreas afectadas y que “posteriormente” actuara en aquellos otros que lo necesiten.

Mientras los afectados intentan reponerse de las consecuencias de la borrasca Ana,sin haber superado apenas las de los incendios, la Consellería convoca para el próximo día 18 la reunión del Consello Forestal y asegura que ha destinado 1,5 millones de euros a reparación de daños en infraestructuras de titularidad privada, reparación de bienes y maquinaria de explotaciones agrícolas o ganaderas."                (Cristina Huete, El País, 11/12/17)

No hay comentarios: