"Otra vez noviembre, un noviembre de aguacero y vendaval, y dos palabras malditas: quimiquero encallado. Hace una semana la imagen del barco Blue Star embarrancado en la costa de Ares (A Coruña) despertó en Galicia al fantasma del Prestige.
Fue el primer gran susto desde la marea negra de 2002.
Esta vez la
fortuna quiso que el buque navegase vacío y que el casco no se rajase.
La ausencia de vertido tiene que ver con ciertas mejoras que en estos 17
años ha experimentado el tráfico marítimo. Pero el naufragio ha
destapado también las sombras que aún persisten.
El quimiquero, procedente de Bilbao y con destino A Coruña para
cargar hidrocarburos, fondeaba en la ría de Ares en la tarde del viernes
22 de noviembre huyendo de la galerna. Su ancla empezó a garrear, es
decir, a arrastrarse por el fondo debido al azote del mal tiempo. En una
operación que los expertos consultados consideran correcta y "muy
habitual", el capitán decidió salir a capear el temporal a unos 25
kilómetros.
Pero en un momento dado el buque sufrió un grave incendio en
las máquinas, el motor se apagó y quedó a la deriva a un par de
kilómetros de tierra. Sin gobierno y zarandeado por el mar embravecido
estuvo más de una hora. Acabó empotrado contra el litoral, encamado
entre las rocas y la arena al bajar la marea, pero con su tripulación a
salvo. Y allí sigue, tras varios intentos fallidos de los servicios de
rescate por desencallarlo.
Salvamento asegura que envió al remolcador María Pita momentos antes incluso de recibir el SOS del Blue Star
a las 22.33 horas. Según explica la Delegación del Gobierno en Galicia,
lo hizo porque los técnicos de la torre de control de A Coruña
detectaron que el buque, al salir a capear el temporal, había empezado a
reducir extrañamente la velocidad. Intentaron contactar con la
tripulación y, como no fue posible, enviaron un barco.
Cuando el Blue Star alerta a las 22.33 horas de que "tiene
un fuego en la máquina" se unen al operativo el remolcador del servicio
portuario de Ferrol Hocho y la Salvamar Betelgeuse, según las explicaciones facilitadas por Salvamento Marítimo a este periódico. El primero que llega, el María Pita, se encuentra con que el Blue Star
"ya estaba varado".
La Delegación del Gobierno no concreta cuál es el
tiempo exacto que tardaron en llegar a la zona los remolcadores, pero
defiende que "salieron dentro de un periodo lógico de respuesta". Y
advierte que "a veces es imposible llegar" y que es "casi imposible"
evitar un encallamiento con el buque sin máquina, cercano a la costa y
derivando hacia ella.
El hecho de que el Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE) no haya hecho
públicos desde un principio los tiempos de respuesta en la asistencia al
Blue Star ha recibido críticas de quienes vivieron de cerca la
catástrofe de 2002. "Sasemar [Sociedad de Salvamento y Seguridad
Marítima] debería informar con claridad y ser transparente porque no
somos niños", reclama el marino Felipe Louzán, director de la Escuela
Técnica Superior de Náutica y Máquinas de la Universidad de A Coruña,
perito en la causa judicial del Prestige y muy crítico con la gestión que hizo de aquel desastre
el Gobierno de José María Aznar (PP).
Louzán también rechaza que los
cargos políticos hayan participado en las reuniones técnicas en las que
se ha decidido la gestión del accidente. "Los políticos deben quedar
apartados de todo, solo deben dedicarse a apoyar con medios", defiende.
Con el susto del Blue Star ha reaparecido la Plataforma Nunca Máis, sin actividad desde la manifestación de 2013 que siguió a la lectura de la sentencia judicial del Prestige.
"Afortunadamente se trata de un buque sin carga química en su interior,
pero no sabemos qué hubiera ocurrido si se encontrase con su mercancía a
bordo", alerta el colectivo que catalizó la indignación ciudadana por
la marea negra de hace 17 años. Nunca Máis, que el pasado viernes
convocó una protesta en Ares a la que acudieron unas 200 personas,
considera que el accidente "ha puesto en evidencia una vez más la
situación de indefensión de la costa gallega", censura la "absoluta
falta de información" del Gobierno y reclama que las competencias de
salvamento pasen a depender de la Xunta.
La maraña empresarial de siempre
El Blue Star no es una nave obsoleta como el Prestige,
que en 2002 seguía surcando los mares cargado de veneno pese a tener 26
años y ser monocasco. El buque encallado en Ares fue construido en 2011
en Turquía y tiene doble casco tanto en los tanques de carga como en
los de combustible, lo que ha favorecido que las 100 toneladas de
gasóleo y fuel que portaba en sus entrañas no se hayan derramado.
"El sistema de salvamento sí ha mejorado desde 2002, está al nivel de
cualquier país de Europa o incluso mejor", asegura Louzán, quien supone
que fue la mala mar de aquella noche la que impidió al remolcador María
Pita llegar a tiempo desde A Coruña para evitar el encallamiento en la
zona de As Mirandas, un rico caladero de pesca.
Lo que se mantiene exactamente igual desde 2002 es la maraña de empresas que envuelve a los barcos y que tanto diluye las responsabilidades cuando se tuerce la singladura. El Prestige
tenía bandera de Bahamas y armador griego con compañía radicada en
Liberia y lo había fletado una corporación rusa domiciliada en Suiza. El
Blue Star tiene pabellón de Malta —tan de conveniencia como el
de Bahamas— y propietario turco, fue alquilado por una sociedad con
sede en Bermudas para llevar una carga de dueño no identificado y está
operado por una firma establecida en Singapur, que es la encargada de
contratar a la tripulación y llevar el mantenimiento técnico.
Las tareas para desencallar la nave están siendo complicadas y no se
descarta que el buque tenga que ser desguazado en el lugar donde está
encamado. Para evitar fugas contaminantes, una treintena de operarios
arrancaron este sábado el trasvase a tierra de las 110 toneladas de
combustible del Blue Star y al término de la jornada habían
bombeado casi la mitad. "Hay una flota importante navegando por el mundo
y el riesgo cero, mientras sigamos consumiendo así, no existe",
concluye el marino Felipe Louzán.
Operadores de Bermudas a Singapur
S. V. Team Tankers es la empresa con sede en Bermudas que arrendó el Blue Star
para recoger hidrocarburos en el puerto de A Coruña en nombre de un
propietario al que elude identificar. Pero no se encargó ni de la
gestión técnica del barco ni de reclutar a la tripulación, una labor que
corresponde a MTM Shipmanagement, radicada en Singapur. Responsables de
Team Tankers aseguran que desde el momento en que ocurrió el siniestro
han quedado desvinculados del buque:“No tenemos nada que ver con barco
ni con el accidente”, zanjan.
MTM Shipmanagement dirige las tareas de desencallamiento y vaciado de combustible, para las que ha contratado a la rescatadora holandesa Smit Salvage, la misma que remolcó el Prestige. Salvamento Marítimo explica que según la legislación es el armador el responsable de “restituir o reparar el buque” con cargo a sus seguros. En el operativo participan medios del Estado." (Sonia Vizoso, El País, 01/12/19)
MTM Shipmanagement dirige las tareas de desencallamiento y vaciado de combustible, para las que ha contratado a la rescatadora holandesa Smit Salvage, la misma que remolcó el Prestige. Salvamento Marítimo explica que según la legislación es el armador el responsable de “restituir o reparar el buque” con cargo a sus seguros. En el operativo participan medios del Estado." (Sonia Vizoso, El País, 01/12/19)
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