"Como todas las fusiones, tanto las convencionales como los Sistemas
Institucionales de Protección (SIPs), Caixanova y Caixa Galicia
aprovecharon la oportunidad que brinda la normativa financiera de
limpiar la cartera durante el enlace de dos entidades a base de
adelgazar su hucha de fondos propios. Y, de hecho, fue una de las
supuestas fortalezas de las que la operación presumió.
El nacimiento
como uno de los grupos financieros más saneados del sistema bajo
"criterios de máxima exigencia" en la revisión de las inversiones
crediticias acumuladas. Esa limpieza superó ligeramente los 3.000
millones de euros, aunque de preventiva tuvo poco.
La inmensa mayoría,
según apunta el Banco de España en un informe sobre sus inspecciones a
la antigua caja coruñesa que está desvelando FARO desde ayer, venían
impuestos por su lastre. En concreto, 2.090 millones.
"El plan de
integración contempla para los activos aportados por Caja de Ahorros de
Galicia a la nueva entidad, en el escenario base, una estimación total
de pérdidas esperadas de 2.090 millones (1.463 millones netas de efecto
fiscal), a sanear contra reservas en el momento inicial", apuntan en el
departamento de Supervisión del regulador.
"Cifra que absorbe los
deterioros pendientes cifrados en la última inspección –añade el Banco
de España–, así como los considerados en el plan de negocio individual
de la caja para el periodo 2010-2012".
Porque el cálculo no era
caprichoso. Los sucesivos controles de las cuentas de la entidad que
lideraba José Luis Méndez destaparon un enorme agujero derivado, como
FARO apuntó ya, de la "desafortunada apuesta de expansión durante los
últimos años" en Caixa Galicia, caracterizada "por una política agresiva
de crecimiento en materia crediticia sin haber reforzado los controles
internos".
El supervisor critica la apuesta por "segmentos muy sensibles
al ciclo económico" y la "importante apelación a los mercados
mayoristas". "Lo que produjo –continúa el informe– un fuerte deterioro
del perfil de riesgo supervisor de la caja".
Hay un importante
matiz, además, en la radiografía del organismo que en aquel momento
gobernaba Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Que las pérdidas se estimaban
en "un escenario base".
Al igual que ocurre en los test de estrés al
conjunto del sector que se han desarrollado desde las autoridades
europeas, y los actuales en marcha para determinar al detalle las
necesidades de recapitalización a cargo del préstamo de Bruselas, la
integración contemplaba la hipotética evolución del negocio y la
morosidad en función de diferentes también comportamientos de la
economía.
Hasta el punto de que la pérdida esperada en el total del
nuevo grupo financiero gallego podía dispararse hasta los 5.000 millones
de euros si el contexto empeoraba.
¿A qué se destinaron los 3.008
millones de euros? Pues un total de 1.926 millones a cubrir posibles
impagos en créditos, 399 millones más por los inmuebles y suelo
adjudicados como pago de deudas, 419 millones más como colchón ante la
caída del valor de las participadas y 264 millones por las
prejubilaciones.
La morosidad se situaba en el 6,62%, tras, según
mantenía la caja única, clasificar como dudosos unos 1.775 millones de
euros en préstamos todavía en cobro. Por lo tanto, la limpieza en
sentido estricto –sin contar la partida destinada a abordar la
reestructuración de plantilla– ascendió a 2.774 millones, de los que,
como refleja el informe del Banco de España, al menos un 77% venía
obligado por el deterioro de activos de Caixa Galicia.
Lo que
explica que la hoja de ruta y el bastón de mando, una auténtica patata
caliente, se dejaran en manos de Caixanova, pese a la aparente fusión
"equilibrada y paritaria" que, sobre todo desde la Xunta, se pretendió
vender. La razón, también, de que Méndez fuera desterrado de todas las
negociaciones previas por orden del propio Banco de España.
Y, ¿de
dónde salieron los fondos para la limpieza? Básicamente de la inyección
del FROB. Los 1.162 millones de euros –para los que la entidad emitió
preferentes con unos intereses acumulados de 240 millones de euros–, a
los que suman 914 millones que se recuperaron por créditos fiscales y
931 millones adicionales de reservas. Fue el principio del fin del
proyecto.
La limpieza necesaria por el peso de la morosidad de Caixa
Galicia supuso un tijeretazo en el capital principal del grupo que veía
luz hasta dejarlo en solo un 5,28%. El más bajo de todo el sector y muy
lejos del 10% que luego impuso el real decreto de solvencia impulsado
por Salgado en el enésimo intento de apurar el nuevo mapa financiero. El
déficit acabó desencadenando la conversión en banco y la
nacionalización de un 93% del capital con otra inyección pública por
encima de los 2.400 millones de euros.
Los auditores ya advirtieron que las cuentas iban "muy justas"
El
protocolo con el que las dos cajas se dieron la mano recibió el
respaldo de la Comisión Ejecutiva del Banco de España el 29 de junio de
2010. La aprobación en el FROB de la inyección de fondos públicos que
requería la operación para salir adelante llegó ese mismo día, después
de que la memoria de la integración pasara por manos de la ex ministra
de Economía, Elena Salgado, "que no manifestó su oposición".
Los 1.162
millones de euros que recibió del Estado fueron claves. Una cuestión de
supervivencia. Lo máximo establecido por la regulación española y
europea, del 2% sobre los activos ponderados por riesgo, de ahí que no
prosperara la solicitud de Caixanova de recibir una aportación mayor
ante la envergadura del saneamiento que se necesitaba por el peso de la
exposición inmobiliaria de Caixa Galicia, como lamenta el regulador.
Algo
que ni siquiera ocultaron los auditores de Deloitte, encargados de
diseñar el plan y que ante el consejo de administración de la nueva
entidad no disimularon que éste era, sin duda, uno de los movimientos
corporativos más complicados en la reestructuración financiera en España
y que las cuentas estaban "muy, muy justas" y con los dos primeros años
de arranque en la cuerda floja.
El resultado de una unión forzada desde
la entonces entidad de ahorros coruñesa "con el fin de asegurar su
desenvolvimiento y estabilidad futura", según reconoce el Banco de
España, "a la vista de la limitada capacidad de la entidad para generar
resultados" con los que cubrir los "ajustes" que los inspectores le
venían reclamando." (Faro de Vigo, 19/07/2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario