La apertura de tramos del nuevo Eje Atlántico de alta velocidad ha desencadenado el debate sobre el uso que se le dará al viejo. A medida que la conexión en tren de alta velocidad entre Vigo y A Coruña suma kilómetros construidos, se acerca el momento de decidir qué hacer con los más de 150 kilómetros y 21 estaciones y apeaderos que quedarán sin ningún uso. La Xunta quiere ponerlos en valor con el mantenimiento de una red que dé servicio a las poblaciones menores. Lograrlo requiere una inversión de en torno a los 180 millones de euros, una cantidad necesaria para reponer los 26 kilómetros de la red anterior coincidentes con el nuevo trazado.
"No es ni mucho menos una inversión descabellada, si se compara con el servicio que prestaría", opina Xosé Carlos Fernández, ingeniero técnico de Obras Públicas, el mayor experto sobre la red gallega de ferrocarril. "Habría que destinar una cantidad de entre seis y ocho millones de euros el kilómetro, pero no son tantos kilómetros. ¿Acaso la Xunta no invierte en autopistas?"
De la reposición de esos 26 kilómetros depende el futuro de 21 estaciones y apeaderos. De los 32 que tenía el trazado antes de que comenzase la puesta en servicio de nuevos tramos, sólo quedarán 11 cuando las obras hayan terminado. Por el resto no circulará ningún tren, como ya ocurre en otras 11 estaciones, entre ellas algunas tan emblemáticas como la de Portas, inaugurada en 1899.
En este aspecto, Galicia sí es diferente. El Gobierno ha decidido combinar el viejo tren con el AVE en los últimos trenes de alta velocidad puestos en marcha. Es el caso de Córdoba-Málaga, Madrid-Barcelona o Madrid-Valladolid, donde la construcción de la plataforma por un trazado totalmente nuevo ha permitido que las viejas vías sigan operativas. Lo cual es importante para las comunicaciones de Cercanías, pero también para el transporte ferroviario de mercancías.
No es que la línea entre A Coruña y Vigo destaque por el elevado volumen de mercancías transportadas, aunque hay tramos donde su importancia sí es relevante. Entre Redondela y Vigo, por ejemplo. O entre esta ciudad y San Cibrao (Ourense) con Meirama, para el tráfico de contenedores de basura destinados a la planta de Sogama. Además de la creciente importancia de la conexión ferroviaria de los puertos. La conversión de la vía en alta velocidad -término comúnmente aceptado, aunque las velocidades medias no superarán los 160 kilómetros por hora- complica el futuro del transporte de mercancías en tren.
"Usar el nuevo trazado para mercancías es técnicamente posible, pero también muy complejo", asegura Xosé Carlos Fernández. Para evitar esa complicación, derivada del ancho de vía, lo ideal sería utilizar el primitivo trazado entre A Coruña y Vigo, con la referida inversión de alrededor de 180 millones de euros. La posible alternativa consiste en mantener una de las dos vías paralelas en ancho internacional, es decir, más estrecha, y la otra intercambiable; un sistema que no está dando resultados excesivamente satisfactorios en los lugares donde se ha implantado, como entre las ciudades aragonesas de Zaragoza y Huesca." (El País, ed. Galicia, Galicia, 03/11/2008, p. 2)
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